Entre grises nubes veía el sol,
era tu reflejo que me llenaba de amor,
con tu mano fría yo sentía calor,
y querida me sentía al escuchar tu voz.
Aquel incidente todo lo cambió,
y el último beso supo a dolor,
los árboles testigos son,
del triste momento en que me dijiste adiós.
Sin aire mi pecho se quedó,
y escuchaba tu voz en cada rincón,
correr peligro era mi única opción,
si tu dulce rostro quería ver yo.
En ese momento un amigo llegó,
y un increíble secreto me rebeló,
aquella confidencia aun más nos unió,
y por un momento la confusión me ahogó.
De pronto algo inesperado sucedió,
por la ventana mi ángel entró,
al mirarme su rostro cambió,
y su dulce mirada me hechizó.
De pronto a mi se acercó,
con un dulce abrazo me protegió,
un tierno beso me propició,
y de nuevo mi corazón sonrió.
el miedo de pronto desapareció,
y al oído me susurró,
“de nuevo juntos tú y yo”.
Pilar C. 2º Bachillerato