Empecé este curso feliz pensando que solamente iba a hacer asignaturas relacionadas con el perfil humanístico, pero me encuentré con una profesora llamada Mireia, que dice ser la profesora de ciencias.
Al principio no me gustó la idea, pero, con el tiempo me acabaron gustando sus clases, y creo que es por el empeño y el amor que pone en ellas.
Fuimos cogiendo confianza y con el tiempo nos fuimos convirtiendo en sus queridos duendecillos con nuestros pequeños brócolis romanesco.
Qué decir, no nos suelen decir que hablemos con un trozo de brócoli, o que estrujemos plátanos para sacar su ADN, y es que parece que Mireia buscara actividades que se adaptaran a nosotros, ya sabéis, un poco raras.
Me gustaría agradecerte seño, el haber estado ayudándonos con ciencias y teniendo muuuuucha paciencia, tanto explicandonos las cosas, como soportando nuestras caras de dormidos cada martes, miércoles y jueves a primera hora de la mañana.
Gracias por formar parte de nuestro último año en la ESO.