
El acto segundo se desarrolla casi en su totalidad en el marco de la fiesta que organizan las chicas de la compañía de teatro; una fiesta donde los invitados parecen títeres, marionetas estereotipadas y cómicas que se mueven por la sala con nombres ridiculizantes y grotescos; el cazador astuto, el anciano militar, el guapo muchacho, el explorador o el odioso señor. La escena tiene algo de esperpento y de teatro de marionetas y ofrece una visión cómica y deformada -pero lúcida- de la vida real del mundo de los artistas. Con un poco de imaginación, podríamos visualizar la escena representada en un teatrillo de guiñol como el que acompaña este post.