Cuando Carl Barks, el mejor dibujante de patos de la factoría Disney, creó en 1947 la figura inolvidable del Tío Gilito quiso crear una brillante caricatura del capitalista, tan obsesionado por acumular riqueza que nunca pudo llegar a invertir ni un centavo sin que le doliera terriblemente desprenderse de sus monedas. Cuando el gran Carl Barks -no confundir con Karl Marx- quiso crear esa figura, emblema y parodia del capitalismo, no dudó ni un instante en dotarlo de un inconfundible sombrero de copa.
Nota para patoeruditos; la magnífica ilustración que acompaña esta entrada no es de Barks, sino de ese gran dibujante actual de patos que es Don Rosa
