Hola, aquí teníu un resum de les lectures obligatòries de Plató, amb una reflexió de cada capítol elaborada per vosaltres, recordeu que podeu pensar diferent sempre que ho justifiqueu.
“La república” de Platón
Libros II, IV y VII
Libro II
Existen tres clases de bienes, la primera clase que deseamos y que buscamos por lo que ellos son, sin cuidarnos nada de su resultado, como la alegría y otros placeres puros y sin mezcla, aunque no nos proporcionen otra ventaja que el placer de gozar de ellos. Otra clase que amamos a la vez por sí mismos y por sus resultados, como, por ejemplo el buen sentido, la vista, la salud. Tercera clase como entregarse a los ejercicios de cuerpo, el restablecer su salud, el ejercer la medicina. Son bienes penosos pero útiles, los buscamos por el salario que nos proporcionan. Todos los que practican la justicia, no la miran como un bien, sino que se someten a ella como a una necesidad, tienen razón en obrar así, porque la condición del malo es infinitamente más ventajosa que la del justo. La naturaleza y el origen de la justicia – es un bien en sí cometer la injusticia y un mal el padecerla. Pero resulta mayor mal en padecerla que bien en cometerla. La gente débil siempre intentaba evitar los ataques de los más fuertes, De aquí nacieron las leyes y las convenciones, y se ha llegado a amar la justicia, no porque sea un bien en sí misma, sino en razón de la imposibilidad en que nos coloca de dañar a los demás. Y así los partidarios de la injusticia concluirán de aquí, que todo hombre cree en el fondo de su alma, y con razón, que es más ventajosa que la justicia, de alguna manera podemos decir que el gran mérito de la injusticia consiste en parecer justo sin serlo. Pero hay una tesis contraria: Los padres recomiendan la justicia a sus hijos y los maestros a sus discípulos. Lo hacen a causa de las ventajas que van unidas a ella, a fin de que la reputación de hombre de bien les proporcione dignidades, uniones honrosas y todos los demás bienes de que Glaucón ha hecho mención. Van aún más lejos, y les hablan de los favores que los dioses derraman a manos llenas sobre los justos, y jamás agotan este punto. Nada es más bello, ni al mismo tiempo más difícil y más penoso, que la templanza y la justicia; que, por el contrario, nada hay más dulce que la injusticia y el libertinaje; ni nada que cueste menos a la naturaleza; que estas cosas sólo son vergonzosas en la opinión de los hombres, y porque la ley lo ha querido así, pero que no es lo mismo en la práctica; que las acciones injustas son más útiles que las justas. Los sabios afirman que la apariencia de la virtud puede contribuir más a mi bienestar que la realidad de la misma, se acepta resueltamente este camino. Nadie ama la virtud por sí misma; y que si alguno combate la injusticia, es porque la cobardía, la vejez o cualquiera otra debilidad le hacen impotente para obrar mal. Nadie ha considerado la justicia y la injusticia tales como son en sí mismas, en el alma del justo y del injusto, ignoradas de los dioses y de los hombres; y nadie ha probado aún que la injusticia sea el mayor mal del alma y la justicia su mayor bien.
Platón, junto con Glaucón y Adimanto se proponen estudiar la naturaleza de la justicia y la injusticia, para estudiarla deciden hacerlo desde el punto de vista de la sociedad en general y se disponen a dar origen a un Estado sano, pequeño, en el que las personas que forman este estado solo necesitan de alimentos, habitación y vestimenta. A partir de aquí forman un Estado en el que incluyen a un labrador, un arquitecto y un tejedor. Pero llegan a la conclusión de que para que el estado vaya bien, cada cual debe dedicarse a su especialidad y dedicar su tiempo a aquello que se le da bien para así, después, satisfacer sus necesidades y las de sus compañeros. Debido a esto Platón y los demás añaden a este Estado más especialistas que proporcionan a los tres anteriores todo aquello que les hace falta para desempeñar su trabajo.
Una vez ya tienen un Estado bastante grande se disponen a encontrar en él la justicia y la injusticia a través de las relaciones que nacen entre los ciudadanos, pero Glaucón piensa que es mejor formar un Estado que rebose de placeres, a partir de aquí llegan a la conclusión de que los ciudadanos, para que no les falte de nada, robaran pastos y tierra de labor a sus vecinos si les hace falta y como consiguiente, estos harán lo mismo, dando lugar así a una guerra a partir de la cual hará falta un ejército en el Estado.
Glaucón sugiere que los propios ciudadanos pueden pelear sin la necesidad de un ejército pero Sócrates le recuerda que cada uno en Estado debe encargarse de su oficio, y compara el carácter de un joven guerrero con el de un perro, ya que ambos deben disponer de un sentido fino para descubrir al enemigo, actividad para perseguirle y fuerza para pelear una vez alcanzado.
Platón le cuenta a su compañero como podemos comparar la actitud de un perro a la de un filósofo. El perro ladra a los que no conoce aunque aún no le han hecho nada, y halaga a los conocidos aunque no hayan hecho nada por él. Esta misma actitud es la que tiene un filósofo ansioso de conocimiento. Por consiguiente, tanto el buen gobernante como el buen guerrero tienen que tener este espíritu, y recibir una educación especial, comenzando por la música y la gimnasia. Empezarían por la música, ya que está repleta de fábulas. Ahora bien, estas fábulas tendrían que ser modificadas, es decir, no serían las actuales fábulas, ya que estas en ningún momento muestran la realidad, califican a los personajes de aquello que no son. A los jóvenes no habría que enseñarles historias en las que se muestren batallas, ni nada relacionado con el mal. Los poetas deberían seguir una estructura para que los futuros gobernantes y guerreros solo conocieran el bien. Asimismo no podemos atribuirle todas estas culpas a Dios. Dios solo es responsable de los bienes que nos rodean. Los males hay que atribuírselos a otro ser. Ahí surge su primera ley: en ningún momento hay que creer ni decir que cualquier tipo de mal proviene de la creación de Dios. La segunda ley surge también de esta figura, y dice que en ningún momento Dios quiere cambiar para ser mejor, ya que ningún ser es mejor de lo que ya es de por sí. Por lo tanto, está mal dicho que Dios está en todas partes y con formas distintas, ya que esto no sería cierto. También en esta ley se refiere a la mentira. Ni dioses ni humanos queremos estar cerca de ella, ni tenerla dentro. Ahora bien, a veces la utilizamos para hacer el bien en algunas situaciones, pero estas nunca se dan en Dios. Dios no necesita mentir para hacer ninguna acción buena con nadie, ya que con el bien y la verdad se vale. Por lo tanto, hay que rechazar cualquier texto o afirmación que relacione la mentira con los dioses (Homero, Plutón…) ya que estos dos conceptos nunca van asociados, por lo tanto, no puede haber una relación entre ellos.
REFLEXIÓN
La justicia es un valor que muchas veces no está claro, en ocasiones una verdadera justicia nos puede parecer injusta, aunque desde el punto de vista de la ley lo es. Para controlar a la gente que no piensa en los demás es conveniente utilizar las leyes, pero en una sociedad ideal hay que dejar de usar esta forma de aplicar la justicia, que a veces no lo es. El mejor bien de todos, pienso, es el que trae ventaja a los demás, porque cuando trabajamos uno para el otro tenemos más posibilidades de obtener lo que deseamos, ya que como afirma Platón, las cosas funcionan mejor cuando cada uno se dedica a su especialidad a fin de garantizar las necesidades de los ciudadanos.
Leyendo este tratado de Platón podemos ver que a la hora de crear su sociedad utópica, su estado perfecto con gobernantes filósofos y guerreros también filósofos, se basa en los conceptos sobre la divinidad para crear sus primeras leyes de la sociedad. Se basa también en la eliminación de la mentira y también del mal. Podemos ver por esto, que en ningún momento quiere atribuir cualquier hecho con malas consecuencias a la figura de Dios, y si éste las ha hecho es por una causa necesaria, afirma.
Además, se empeña en defender que el mejor estado debe estar gobernado por filósofos llenos de ganas de conocer, de aprender, e incluso compara esta actitud con la de un perro.
Podríamos decir, finalmente, que el estado que Platón crea se basa en dos puntos principales: en la presencia de filósofos en su gobierno, y en el correcto punto de vista de Dios.
Libro IV
Este libro es un dialogo entre Platón y Adimanto, en el que Platón habla del Estado perfecto, donde cada uno trabajaría según su finalidad, y recibiendo a cambió solo lo justo y necesario para vivir, para evitar que haya corrupciones. También dice, que para evitar estas corrupciones, no puede haber ni pobres ni ricos (los artesanos pobres no tendrían instrumentos para trabajar bien; los artesanos ricos no se tomarían tan en serio su trabajo), ni puede haber innovaciones en la gimnasia ni en la música (ya que estas innovaciones, sobretodo la música, provocarían ataques al gobierno). Para conseguir este Estado perfecto, Platón valoraba mucho la educación de los más pequeños, que verían la importancia de todos los puntos seguidos por el Estado, i cada vez sería mejor.
Sócrates piensa que es inútil que un sabio establezca leyes y reglamentos porque están en el alcance de cualquiera y se deben deducir por sí mismo de las leyes ya establecidas.
Cuando Adimanto le pregunta que leyes les toca hacer ahora, Sócrates responde que ninguna, pero que el Dios Delfos hará las más grandes y bellas.
Sócrates manda a unos cuantos a buscar la justicia y la injusticia en su Estado, pero dice que su estado es fuerte, prudente, templado y justo.
El Estado es prudente porque tiene buenos consejos, y los magistrados, que son poco numerosos, son donde reside la ciencia.
Los guerreros, los que guardan el estado son educados con el fin de conseguir la virtud política.
La templanza, otra virtud del estado, consiste en cierto orden, en el freno que el hombre pone a sus placeres y pasiones.
El alma del hombre tiene dos partes, la superior y la inferior. Cuando la superior manda sobre la inferior el hombre es dueño de sí mismo. Pero cuando es al revés el hombre es esclavo de sí mismo. El Estado es templado porque la parte superior gana a la inferior.
Aunque en el Estado haya muchas pasiones y deseos, serán regulados con la prudencia de los sabios.
Hablan de que se merecen que se rían de ellos por tener la justicia tan cerca y no verla por intentar ver lejos, cuando en verdad lo tenían cerca y continúan diciendo que la justicia consiste en que cada uno haga lo que tiene obligación de hacer y el daño que puede hacer en la sociedad el intercambio de oficio entre dos personas, como por ejemplo, el cambio de un guerrero en las funciones de magistrado. Entonces deciden aplicar este concepto de justicia en el Estado con el hombre y si encaja entonces podrán decir que han dado con la definición de justicia.
Considera además que un mismo principio no puede producir efectos diferentes, de manera que en el ejemplo que da de tener sed lo que nos impulsa a la acción o no de beber es la relación de los principios en los que cree: el principio del razonamiento (apetito sensitivo) y el principio del amor, hambre sed y demás principios. Establece también un tercero; el apetito irascible (la cólera), los tres se corresponden con los tres órdenes del Estado (mercenarios, guerreros y magistrados).Y dice que el Estado es justo cuando cada uno hace únicamente su deber. Este efecto entre la prudencia y la cólera se mantendrá mediante la música y la gimnasia. Y si se produjera un ataque exterior; la razón deliberará (única que sabe lo que es útil a cada parte), la cólera combatirá y el valor ejecutará las órdenes de la razón.
Afirma que no hay otra virtud que la justicia para evitar el adulterio y otras faltas a las que dichos hombres estarán menos expuestos que cualquiera. En oposición describe el término injusticia dando poder a cada una de las tres partes y yendo en contra de la naturaleza, naciendo así los vicios (de las malas acciones). Finalmente, y refiriéndose a la forma de gobierno (5 existentes), solo cree en una puesto que no hace diferencia en el número de gobernantes, tan solo en el mantenimiento de los principios de educación.
OPINIÓN
El Estado utópico del que habla nos induce a pensar que los miembros que lo conforman no pueden hacer lo que realmente quieren porque tienen que realizar la función a la que están destinados. Por tanto creemos que este tipo de Estado estaría más cerca de una dictadura, debido a que puede ser que alguien que este destinado a hacer un trabajo, quiera hacer otra cosa y no le dejen.
Además no estamos de acuerdo con que no se establezcan leyes y reglamentos dando por hecho que cada uno las sabe por sí mismo, puesto que como decía Hobbes “homo hominis lupus” el hombre es un lobo para el mismo y necesita de límites para evitar su corrupción y degeneración.
En cuanto a su concepto de justicia, nosotros, al contrario que Platón, pensamos que el estado justo no es aquel en que cada uno hace una función predeterminada, sino que hace aquello que quiere hacer sin interceder en lo que los demás quieren, por tanto estamos más de acuerdo con la filosofía de John Stuart Mill.
Libro VII
Trata sobre el mito de la caverna. Varios seres viven en la oscuridad, sin ver el fuego, sin ver el sol, mirando siempre al frente, encadenados sin poder girar la cabeza desde el nacimiento. Si sacamos a un solo hombre de allí no creerá nada de lo que ve y le costará tiempo el hacer reflexiones de que realmente se está mejor fuera. Imaginemos que este mismo hombre vuelve a la caverna, quedaría como ciego, les contaría todo a sus compañeros y estos lo tratarían como loco. Todo se basa en un mundo inteligible. La cuestión es: qué ciencia es la que lleva el alma hasta el verdadero conocimiento? No es la gimnasia ni la música, sino que la aritmética y la geometría, que son ciencias que reflexionan sobre objetos que no despiertan dos sensaciones contrarias, es decir, la esencia de los cuales no es cuestionada por los sentidos. En este caso son objetos matemáticos. Ya que dicen que la geometría y la aritmética facilitan el aprendizaje de otras ciencias y que la harán aprender a los jóvenes. Después dice que la tercera ciencia será la astronomía, pero tenemos que volver atrás porque primero hemos que estudiar los sólidos en sí mismos y no en movimiento. Este regreso lo hace porque en la ciencia de la astronomía no se han hecho descubrimientos y por eso la deja aparte. En esta se admira la belleza y el orden de los astros del cielo, que no dejan de ser objetos sensibles, en cambio, los movimientos no se captan por la vista, sólo por la razón, el entendimiento y el pensamiento. La belleza del cielo es la imagen del cielo inteligente. Después está la ciencia de la dialéctica que renuncia en absoluto al uso de los sentidos y se eleva con la razón hasta la esencia de las cosas. A partir del diálogo se encuentra la verdad absoluta, por lo tanto, todos los estudios de las ciencias utilizarán el diálogo (método socrático).
Los escogidos para gobernar debían ser firmes, valientes y, si es posible, hermosos, además de nobles de sentimientos. A parte, debían ser lo bastante sagaces para estudiar las ciencias y tener facilidad para aprender, deben ser poseedores de memoria y voluntad, amar todo tipo de trabajo. Las grandes cosas, están reservadas para la juventud, por eso se debe empezar la educación desde la tierna infancia. A los niños, se les debe instruir no con el uso de la violencia, sino con el juego. La educación debe empezar por un curso de ejercicios gimnásticos durante dos o tres años, con una dedicación exclusiva, porque en el aprendizaje de las ciencias lo peor es el cansancio y el sueño. Tras ese periodo, procederán al estudio de las ciencias y, una vez alcancen los veinte años, se les mostrará las ciencias en conjunto, aquellas estudiadas por separado en la infancia, para que aprecien las relaciones entre ellas. Cuando alcancen los treinta años de edad, sólo a los más aptos, se les instruirá en la dialéctica durante unos cinco años y de forma exclusiva. Tras esto, se les debe enviar de nuevo a realizar trabajos propios de su edad, para que nadie les gane en experiencia, durante quince años. Entonces, a todos aquellos que hayan salido puros de estas pruebas, se les guiara a contemplar la esencia del bien y a servirse de ella para arreglar sus costumbres y las del Estado, ocupándose del estudio de la filosofía pero cargando con el peso de la autoridad, cuando sea oportuno. No solo los hombres, hombres y mujeres por igual.
La reflexió:
“La república” és un llibre d’antropologia platònica, que consisteix en un diàleg, segons Plató entre Sòcrates i Glaucó. Aquest llibre comença amb l’al•legoria del mite de la caverna, que explica els dos mons, el camí del coneixement i el retorn. El contingut restant consisteix, bàsicament, en l’enumeració de les ciències que eleven l’ànima al pur coneixement i en la importància de l’educació i el paper dels legisladors dins de l’Estat.
Per començar, ens hem de fixar en la teoria antropològica de Plató i en els seus dos mons. Segons ell, les úniques coses que nosaltres veiem són les ombres que son projectades per objectes i una llum artificial, i hem de conèixer els objectes reals d’aquestes projeccions, és a dir, les Idees. El mecanisme de coneixement d’alló que és perfecte i immutable són les ciències com l’aritmètica, la geometria, etc., això és, ciències que utilitzen objectes matemàtics, immaterials, com l’objecte del seu estudi. Plató diu que l’existència d’aquests objectes no pot ser qüestionades, ja que són idees innates, però realment existeixen les idees innates? Es podria dir que nosaltres neixem amb la ment totalment buida (en quant al contingut intel•legible) i, per tant, les idees innates no existeixen. A més, cal tenir en compte que els objectes matemàtics tenen la seva inspiració en la natura, i la unitat només és una asignació arbitrària d’un símbol i una realitat abstracta. D’aquesta manera podem rebatre fàcilment l’existència de dos mons, ja que la Idea de Plató és la química, les lleis de la natura, l’ADN dels éssers vius: això és la vertadera essència, no un món imaginari. Com a conseqüència d’això, les matemàtiques poden ser ciències que estudien una realitat abstracta i ideal, però això no significa que són el vertader coneixement. El vertader coneixement és el coneixement de la realitat que ens envolta.
L’altre punt discutible d’aquest llibre és la idealització de l’Estat, dels seus governadors i habitants. Segons Plató, se seleccionava al millor dels millors gràcies a l’Educació, i s’arribava a la Justícia suprema. Aquest fet correspon a allò que coneixem com la Utopia de Plató, un Estat ideal on tothom fa el que li correspon i hi governa un savi filòsof, que ha arribat a la Idea del Bé. L’únic el que fa Plató en aquest cas, com sempre, és idealitzar massa el seu entorn, fer teories abstractes i no buscar solucions reals als problemes que té l’Estat. Fins i tot ell mateix se n’adona que les seves teories es fan “aquí i ara”, i això no crea cap solució al problema.
Malgrat tot això, un dels aspectes importants que introdueix Plató, és la igualtat dels individus: tots tenen les mateixes possibilitats al principi. No fa tampoc distinció entre els dos sexes, i això probablement va ser una cosa impensable en aquell temps. Tot i això, Plató diu que aquestes diferències es deuen als dieferents tipus d’ànima que tenen les persones, però això sembla absurd, ja que tots som iguals en el moment de nèixer i no és l’ànima platònica el que fa que esdevinguem un tipus de persones o un altre.
En conclusió, veiem que el món platònic és molt perfecte i molt abstracte, però si com ell diu, el filòsof ha de fer allò que és bo per tothom, ha de fer alguna cosa de veritat, no només reflexionar mentalment. Les teories de Plató són massa boniques, i revesteixen la realitat a la seva manera; són com contes de fades. Però Plató no busca la solució, només la planteja. El seu error és l’excés de la dialèctica i falta d’experimentació.