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EL LABERINTO DEL FAUNO por Oscar López

La historia de la película se centra en la España de 1944, donde una chica, Ofelia, y su madre, embarazada y enferma, llegan al lugar en el que se encuentra el nuevo esposo de su madre, capitán del Ejército. Entre toda esta trama, hay otra en la cual Ofelia, mientras explora un antiguo laberinto, conoce a un fauno, quien le explica que ella es una princesa y debe completar tres peligrosas pruebas para poder llegar al reino mágico de donde ella proviene y conseguir la inmortalidad.

Esta película me ha tenido pensando un rato sobre los dos temas que contiene, los cuales a primera vista no parece que tengan nada que ver el uno con el otro. Donde en un principio podemos ver una trama de fantasía bastante tranquila e infantil, en realidad parece que puede tener un trasfondo bastante crítico hacia la España de esa época.

El fauno, como ya he dicho antes, le hace completar tres pruebas con el fin de alcanzar su reino. La primera de ellas es entrar dentro de un árbol donde deberá hacer que un sapo se coma tres piedras, entregadas por el fauno, para que vomite una llave. Esta prueba se puede ver de forma inofensiva, pero también puede tener un trasfondo bastante grande. Hay un momento donde Ofelia dice una frase que es: “¿No te da vergüenza estar aquí abajo comiéndote los bichitos, engordando y sin hacer nada?”. Esta frase también se puede aplicar al capitán, el cual está en el campamento todo el rato comiendo y “sin hacer nada”, mientras toda España está sufriendo por el franquismo.

A todo esto, a la vez se nos pone en la perspectiva de los republicanos que quieren destrozar el campamento para recuperar España y quitarla de las manos de Franco. Se puede ver como Mercedes, una criada, y el doctor son parte de ellos.

La segunda prueba consiste en entrar a una sala y recuperar un objeto gracias a la llave que había conseguido. El fauno le dice a Ofelia que no tiene que comer nada de la comida que hay en la mesa, quien no le hace caso y come varias uvas por lo que un monstruo se levanta a perseguirla y a matarla. En esta escena podemos encontrar un paralelismo con otra en la que el capitán y varias personas más comiendo mucho mientras hablan sobre las cartillas de racionamiento y sobre cómo van a tener que reducir las raciones.

Antes de empezar la tercera prueba, el fauno se enfureció con Ofelia por ceder a las tentaciones del mundo material. Por lo tanto, la deja en la frialdad del mundo real, donde Ofelia ha de presenciar la guerra. Poco después de la muerte de la madre de Ofelia, vuelve a aparecer el fauno.

Éste le permite completar el ritual otra vez, pero a cambio de que le obedezca completamente sin rechistar. Por su tarea final, el fauno le pide Ofelia traer al bebé al laberinto durante la luna llena.Ofelia, por lo tanto, roba el bebé de capitán mientras lo droga y corre hacia el laberinto, donde el fauno le espera. Le pide a ella que le de al bebé para que pueda pincharlo con la daga y obtener una gota de sangre de él, alguien inocente, ella se niega y el fauno pierde la paciencia y le recuerda que ella debe obedecer. En este punto, el capitán encuentra a Ofelia, a quien, desde su punto de vista, está hablando sola. Éste se quita al bebé y le dispara.

En esta escena no se puede ver ningún paralelismo ya que el mundo fantástico se junta con el real ya que llega a ver la crueldad del mundo real.

En conclusión me ha parecido una película bastante bonita y refleja el franquismo por una parte sobre todo en el antagonista principal, el capitán Vidal, y su crueldad hacia los republicanos y la gente que no aprueba su opinión y por otro lado el lado fantástico donde o bien Ofelia crea un mundo de cuento de hadas en la cabeza para escapar de la vida real muriendo al final, o finalmente terminó el ritual que le había impuesto el fauno para convertirse en una inmortal verdadera.

ENFRENTAMIENTO DE UNAMUNO Y MILÁN ASTRAY

 Dominik Ori y Marcos Macanás

B-22

El 17 de julio de 1936 empieza la guerra civil española con la sublevación de varios militares liderados por el general Francisco Franco. Miguel de Unamuno, un filósofo y escritor muy famoso de la época era entonces rector de la Universidad de Salamanca. Unamuno pertenecía al movimiento intelectual que pedía una regeneración para España y pensaba que eso era el objetivo de Franco. Por esta razón empezó apoyando dicho movimiento. Después de la enorme represión de Salamanca se dio cuenta de los verdaderos objetivos del franquismo. Además, varios de sus amigos intelectuales fueron encarcelados y Unamuno habló con Franco en persona para liberarlos. Por supuesto, Franco se negó.

Después de la creación de la tensión, llegó el 12 de octubre, la Fiesta Nacional Española que se llamaba el Día de la Raza en ese momento.

En aquel día asisten varias personalidades franquistas, entre ellas, el general Milán Astray.

Como se puede observar, el general perdió un ojo y un brazo también.

La fiesta nacional empezó con una misa que Unamuno siendo el rector de la Universidad se saltó para guardar distancias. Sin embargo no podía faltar al acto académico de después con las distintas conferencias. Todo empezó con el discurso del profesor Francisco Maldonado que se refirió a Cataluña y al País Vasco como cánceres en el cuerpo de la nación que el fascismo sabrá como exterminar como un cirujano cortando en la carne viva. Al terminar, entre el público alguien gritó ,,VIVA LA MUERTE” que era el lema de los legionarios. El general lo remarca gritando: España, Una, Grande y Libre!

 

Al escucharlo, Unamuno se levantó e improvisó unas palabras al no poder permanecer en silencio. Dijo lo siguiente:

Ya sé que estáis esperando mis palabras, porque me conocéis bien y sabéis que no soy capaz de permanecer en silencio ante lo que se está diciendo. Callar, a veces, significa asentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Había dicho que no quería hablar, porque me conozco. Pero se me ha tirado de la lengua y debo hacerlo. Se ha hablado aquí de una guerra internacional en defensa de la civilización cristiana. Yo mismo lo he hecho otras veces. Pero ésta, la nuestra, es sólo una guerra incivil. Nací arrullado por una guerra civil y sé lo que digo. Vencer es convencer, y hay que convencer sobre todo. Pero no puede convencer el odio que no deja lugar a la compasión, ese odio a la inteligencia, que es crítica y diferenciadora, inquisitiva (mas no de inquisición). Se ha hablado de catalanes y vascos, llamándoles la antiespaña. Pues bien, por la misma razón ellos pueden decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo [Plá y Deniel], catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer. Y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española que no sabéis. Ese sí es mi Imperio, el de la lengua española y no…

Milán Astray en este momento lo interrumpe y vuelve a repetir las palabras del profesor Maldonado. Los legionarios presentes vuelven a gritar que viva la muerte. Para entender la tensión del momento, se debe remarcar que la vida de Unamuno está muy marcada por el miedo de la muerte, ya que se le muere uno de sus hijos a los 6 años.

Por esta razón continúa así:

Acabo de oír el grito de ¡viva la muerte! Esto suena lo mismo que ¡muera la vida! Y yo, que me he pasado toda mi vida creando paradojas que enojaban a los que no las comprendían, he de deciros como autoridad en la materia que esa paradoja me parece ridícula y repelente. De forma excesiva y tortuosa ha sido proclamada en homenaje al último orador, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. El general Millán Astray es un inválido de guerra. No es preciso decirlo en un tono más bajo. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no se tocan ni nos sirven de norma. Por desgracia hoy tenemos demasiados inválidos en España y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Millán Astray pueda dictar las normas de psicología a las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes se sentirá aliviado al ver cómo aumentan los mutilados a su alrededor. El general Millán Astray no es un espíritu selecto: quiere crear una España nueva, a su propia imagen. Por ello lo que desea es ver una España mutilada. España sin Cataluña y el País Vasco, sería tan  inútil como un cuerpo tuerto y manco. (Referencia al general  sin ojo y brazo.)

Esta comparación provocó otro grito del general. “Que muera la inteligencia”. SIn embargo intentaron corregirlo gritando, “Mueran los intelectuales”

Pero Unamuno quiso finalizar su discurso:

Este es el templo del intelecto y yo soy su supremo sacerdote. Vosotros estáis profanando su recinto sagrado. Diga lo que diga el proverbio, yo siempre he sido profeta en mi propio país. Venceréis pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha: razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España. He dicho”.

Se cuenta que los legionarios sacaron las pistolas pero la mujer de Franco se lo llevó cogido del brazo.

Los últimos meses de vida, desde octubre hasta diciembre del 36, los pasó en su casa, bajo arresto domiciliario.