Aprendí a ir en bicicleta en el pueblo de mi padre en Burgos. Me trajeron una bicicleta pequeña con 4 ruedas. Así recorría todo el pueblo, y mi padre decidió que era hora de quitarme las dos ruedas pequeñas. Aproveché que la calle de mi abuelo tenía una pequeña cuesta y me tiraba por ella sin necesidad de dar pedales. Así me estampé unas cuantas veces, hasta que al final conseguí llegar al final de la calle, ahora solo me faltaba pedalear. Al finalizar la tarde conseguí bajar dando pedales y subir la cuesta.
Luis 6 A
jajaja, que forma mas extraña de aprender a ir en bici!
tiene razon el salva jiji
Es verdad es una forma muy estraña