Mi casa está frente al mar,
por la mañana al despertar
su olor me hace valorar
todo lo que me puede dar.
Con el sonido de las olas
y la belleza de sus caracolas,
mientras las niñas juegan solas
a coger mil amapolas.
Con sus olas brillantes
que parecen colgantes,
y sus sirenas cantantes
que embrujan navegantes.
Con el atardecer en calma
se tranquiliza mi alma,
con las gaviotas cantando
y sus aguas bailando.
JOEL BARRANCO, 1A1