He vuelto a caer en el vicio insano de pensar en ti, de volver a aquel mirador que fue testigo de todas nuestras huidas. El mar y su vaivén de olas me recuerda a nosotros, que siempre fuimos de idas y venidas y de echar sal en la herida. Ya ni rastro queda de todas las promesas que nos hicimos atando aquel candado con nuestros nombres inscritos al filo de la barandilla y echando a perder la llave en las aguas cristalinas. Creímos que nuestro para siempre se cumpliría. Mientras la brisa me acaricia el rostro y enreda, juguetona, mi pelo, miro hacia los lados con la esperanza de verte aparecer, pero la soledad en la que me encuentro me lo dice todo. Lo único que puedo observar es la estatua de una mujer. Cuenta la leyenda que ella también se quedó a la espera de ver regresar a su amor. Me pregunto cuánto tiempo le llevó, cuanto tiempo me llevará a mi dejar de esperar algo que sé que no va a volver. ¿Cuántas veces habré de recordarte, cuántas habré de pensarte, antes de olvidarte?
NATALIA GARCÍA GARCÍA, 4A2