
Sam Wheat (Patrick Swayze) y Molly Jensen (Demi Moore) son una pareja feliz que vive en la ciudad de Nueva York.
Una noche, mientras caminan hacia su nuevo departamento tras una salida al teatro, son atacados por un ladrón. Éste saca una pistola y durante el forcejeo entre Sam y el atracador, la pistola se dispara. Tras el disparo, Sam comienza a perseguir al ladrón, que sale huyendo, aunque finalmente lo pierde de vista. Cuando regresa hacia Molly, se da cuenta de la verdad: el disparo le ha alcanzado en el corazón y ha muerto prácticamente en el acto.
Como un espectador omnisciente, presencia a Molly meciendo su cadáver, y se da cuenta que se había convertido en un fantasma, atrapado entre ambos mundos.