Un conmovedor -y magnífico- poema de amor

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribiste, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo de esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto,
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida:
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir y por vos muero.

Oda a la flor de Gnido

Este extenso poema va a ser analizado parcialmente; reproducimos los versos seleccionados para el comenatrio aunque aquél que lo quiera leer completo, puede hacerlo desde aquí.

Si de mi baxa lira
tanto pudiese el son, que en un momento
aplacase la ira
del animoso viento
y la furia del mar y el movimiento;

y en ásperas montañas
con el suave canto enterneciese
las fieras alimañas,
los árboles moviese,
y al son confusamente los traxese;

no pienses que cantado
sería de mí, hermosa flor de Gnido,
el fiero Marte airado,
a muerte convertido,
de polvo y sangre, y de sudor teñido;

ni aquellos capitanes
en las sublimes ruedas colocados,
por quien los alemanes
el fiero cuello atados,
y los franceses van domesticados.

Mas solamente aquella
fuerza de tu beldad sería cantada,
y alguna vez con ella
también sería notada
el aspereza de que estás armada;

y cómo por ti sola,
y por tu gran valor y fermosura,
convertido en viola,
llora su desventura
el miserable amante en tu figura.

Quizás el poema más célebre de Garcilaso

Soneto XXIII

  En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;

  y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

  coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

  Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.

Todos los poemas

En esto blog iremos colgando todos los poemas que van a ser objeto de estudio pero, por si hubiere algún alumno que desease conocer cuáles van a ser, publicamos la lista con el primer verso de todos ellos. 

1. Garcilaso de la Vega, “En tanto que de rosa y azucena”

2. Garcilaso de la Vega, “Si de mi baja lira

3. Garcilaso de la Vega, “Escrito está en mi alma vuestro gesto”

4. Garcilaso de la Vega, “¡Oh dulces prendas por mi mal halladas”

5. Fray Luis de León, “¡Qué descansada vida…

6. Fray Luis de León, “Recoge ya en el seno

7. Fray Luis de León, “Alma región luciente”

8. San Juan de la Cruz, “Noche oscura”

9. San Juan de la Cruz, “Llama de amor viva”

10. San Juan de la Cruz, “Tras de un amoroso lance”

11. Luis de Góngora, “La más bella niña / de nuestro lugar”

12. Luis de Góngora, “Ándeme yo caliente y ríase la gente”

13. Luis de Góngora, “Amarrado al duro banco de una galera turquesca”

14. Luis de Góngora, “Soledad primera”, 1-61.

15. Luis de Góngora, “Prisión del nácar era articulado”

16. Lope de Vega, “Mira, Zaide, que te aviso”

17. Lope de Vega, “Suelta mi manso, mayoral extraño”

18. Lope de Vega, “Ir y quedarse y, con quedar, partirse”

19. Lope de Vega, “¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?”

20. Lope de Vega, “Un soneto me manda hacer Violante”

21. Francisco de Quevedo, “Érase un hombre a una nariz pegado”

22. Francisco de Quevedo, “¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!”

23. Francisco de Quevedo, “Madre, yo al oro me humillo”

24. Francisco de Quevedo, “Si eres campana, ¿dónde está el badajo?”

25. Francisco de Quevedo, “Miré los muros de la patria mía”

 

Este blog nace con la voluntad de ofrecer no sólo la selección de poemas del siglo de oro que vamos a comentar este curso sino de dar pistas y recursos para disfrutar a lo largo de este recorrido literario. Garcilaso, Fray Luis, San Juan, Lope, Quevedo y Góngora. ¿Podemos imaginar una mejor compañía para el camino que iniciamos?