Monthly Archives: febrer 2008

EL PAIS. CULTURA

REPORTAJE: Bicentenario del Dos de Mayo

1808: nacen las dos Españas

 

Los ensayos sobre la Guerra de la Independencia resaltan la división del país

MIGUEL ÁNGEL VILLENA – Madrid – 02/02/2008

Los ilustrados apoyaban a Francia, pero rechazaban la ocupación militar

“Fueron algunos fernandistas los que instigaron el Dos de Mayo”, dice Fraser

La participación de Inglaterra fue clave en la derrota de las tropas de Napoleón

Ni el pueblo fue una piña en su lucha contra el invasor francés, ni todos estaban en contra de Napoleón, ni el conflicto discurrió igual en unas zonas de España que en otras, ni los guerrilleros respondían a unos mismos objetivos, ni las élites estaban de acuerdo sobre el régimen político a apoyar. La Guerra de la Independencia (1808-1814), cuyo bicentenario empieza a conmemorarse, figura entre los periodos más marcados por mitos, por tópicos o por versiones políticas interesadas. De cualquier modo, los historiadores que más han estudiado la época coinciden en que el país se dividió entre absolutistas y liberales, entre Ejército regular y guerrillas, entre afrancesados y patriotas…

Algunos ilustrados, como Goya o Jovellanos, sufrieron en sus carnes y en sus almas el desgarro entre su simpatía por las ideas reformadoras de los franceses y su condena por los abusos de esos mismos ocupantes. Un baile de coronas (Carlos IV, Fernando VII y José I) en medio de una guerra en la que resultó decisiva la intervención de Inglaterra. En una palabra, un conflicto muy alejado de esquematismos y que es abordado por novelas y ensayos que han aparecido recientemente en las librerías o que lo harán durante los próximos meses, junto a exposiciones y debates.

Ronald Fraser, historiador nacido en Hamburgo en 1930 y formado en Inglaterra y en Estados Unidos, un gran especialista en la España contemporánea, resume así las claves del debate. “Lo más importante”, explica, “es deshacer los mitos de aquella guerra, esa supuesta espontaneidad de los levantamientos populares del 2 de mayo de 1808, cuando en realidad fueron grupos de partidarios de Fernando VII los que instigaron las revueltas. Desde el comienzo de la ocupación, los viejos ilustrados eligen la modernización que representaban los franceses, frente a los fernandistas, que eran más bien reaccionarios. Bien es cierto que los dos bandos confluyen en algunas cosas cuando se discute la Constitución de Cádiz en 1812”.

A juicio del profesor que más ha estudiado la historia social de aquella guerra, “el mito de una reacción unánime contra Napoleón fue alimentado por los liberales a lo largo del siglo XIX para crear el concepto de una nación española”. Fraser sonríe cuando reconoce que una de las grandes paradojas de la Guerra de la Independencia y de las Cortes liberales gaditanas fue el posterior regreso al absolutismo que encabezó Fernando VII. A partir de un cierto momento, según Fraser, se extiende el rechazo popular a la invasión napoleónica y a la imposición de su hermano José Bonaparte como rey. “No obstante, las clases dirigentes se debaten entre la condena de la invasión, el apoyo a las ideas ilustradas y la desconfianza ante una plebe incontrolada. Para muchos españoles, tomar partido en aquella contienda fue un grave dilema moral”.

El profesor Javier Fernández Sebastián, otro experto en la época, también coincide en que el liberalismo, muy distinto y más endeble que el francés o el inglés de la época, creó el mito de la nación española. “Además”, afirma, “hay que reseñar que las ideas de patria o de independencia tenían un significado muy distinto del que podemos interpretar hoy, y en el análisis histórico siempre resulta fundamental ponerse en el lugar de los agentes sociales de cada momento. No podemos alinearnos con liberales, absolutistas o afrancesados desde actitudes actuales y cada vez más la historia apunta a buscar la razón de cada cual”.

Después de manifestar que la Constitución de Cádiz, que se elaboró en mitad de la guerra y en plena efervescencia liberal, fue demasiado avanzada para la época, Fernández Sebastián subraya que esa revolución que alumbró el conflicto contra el francés se extendió a la América española, cuyos países empezaron a proclamar sus independencias de la Corona española en aquel periodo. “José I nunca fue reconocido como rey en la América hispana”, subraya este catedrático de Historia del Pensamiento Político en la Universidad del País Vasco.

Aunque en el imaginario popular de algunos españoles y en lemas patrióticos de la política de hoy se olvida la participación extranjera en la Guerra de la Independencia, el papel de Inglaterra fue crucial en el desenlace de aquella contienda. Así lo ponen de relieve todos los especialistas, que, en mayor o menor grado, destacan que el hostigamiento de la guerrilla, el desplazamiento de tropas de Napoleón al frente ruso y el apoyo del Ejército inglés de Wellington a los españoles fueron los tres factores básicos para explicar la primera derrota seria del hasta entonces todopoderoso emperador francés.

Miguel Artola, uno de los historiadores más respetados y premiados de España, ha sido uno de los que más han investigado los aspectos militares de aquella guerra. Desde ese conocimiento, Artola relata que en 1808 la desproporción en favor de la milicia francesa en perjuicio de la española era abrumadora. “Napoleón”, comenta el profesor, “había introducido novedades organizativas y mejoras en el armamento que convertían a su Ejército en muy poderoso. Francia puso en marcha, por ejemplo, la división como una parte del Ejército que integraba a todas las armas, es decir, infantería, caballería y artillería, y que permitía una gran movilidad de tropas. Aparte de esto, no conviene olvidar que el soldado francés de la Revolución y, luego, del Imperio estaba muy motivado desde el punto de vista ideológico. Además, cualquier soldado podía llegar a ser mariscal porque estaba integrado en un Ejército popular, no en una milicia profesional”.

Otro de los mitos de la Guerra de la Independencia pasa por atribuir un hilo conductor, unos rasgos comunes, a todos los movimientos guerrilleros que surgieron contra el francés cuando se disolvió parte del Ejército regular español, mandado por oficiales que procedían de la nobleza. Lo bien cierto es que la guerrilla -que inventó una forma de hacer la guerra y acuñó una palabra que se utiliza en castellano en todo el mundo- estaba integrada por desertores cercanos al bandidaje, por campesinos o curas absolutistas o por artesanos liberales. “Había de todo”, resume Artola, “en las partidas de guerrilleros, que jugaron un papel esencial al privar a los franceses del dominio del territorio. En ocasiones colaboraron con los restos del Ejército y en otras actuaron por su cuenta”. Una multitud de situaciones, reflejo, en fin, de la conocida también como guerra del francés.

Educación planea tener abiertas todo el año las aulas especiales para acoger inmigrantes

ORIOL AYMÍ – Reus – 02/02/2008

EL PAIS. com

“Se están contemplando todas las circunstancias para disponer del mejor modelo”. Con estas palabras el consejero de Educación, Ernest Maragall, explicó ayer en Reus el inicio de un proceso de diálogo abierto con la comunidad educativa de la ciudad y sus responsables municipales, cuyo objetivo es diseñar las aulas segregadas para acoger a los niños inmigrantes antes de su plena integración en el sistema escolar. Maragall prefirió rebautizar estas aulas como “aulas de bienvenida”.

Entre otras inquietudes que ayer le trasladaron los docentes, Maragall detalló que la Generalitat estudiará que estos alumnos inmigrantes con desconocimiento del idioma que llenarán estas aulas compartan el mismo espacio de recreo y patio que los demás alumnos. Igualmente, estos centros de acogida podrían estar abiertos durante todo el año, incluido el verano, con el objetivo de agilizar la asimilación de un nivel de lengua suficiente para que los recién llegados se integren en las aulas ordinarias lo antes posible. Otra medida que la Administración estudia es que puedan integrarse en estas aulas especiales alumnos de menos de tres años.

Maragall aseguró contar con la “total” predisposición de la comunidad educativa reusense para adaptar los planes iniciales de la Generalitat a la realidad local. Maragall consideró que con estas aulas, destinadas a los niños que llegan con el curso empezado y a los que les resulta casi imposible atender las lecciones, saldrán beneficiados tanto los inmigrantes como los alumnos autóctonos y el profesorado.

En Reus, la reacción de la comunidad educativa no ha sido tan contraria al plan como en Vic, la otra ciudad donde la Generalitat pretende aplicar a partir de septiembre este plan piloto. Mientras que en la capital de Osona los directores de los centros han suscrito un manifiesto de rechazo a la segregación de alumnos inmigrantes, en Reus las reticencias sólo las ha hecho públicas el grupo municipal de ICV, aunque son muchos los docentes que manifiestan en privado sus dudas. Tras la maratoniana jornada de trabajo del consejero, el portavoz municipal ecosocialista, socio de gobierno del PSC y ERC en Reus, Ernest París, se mostró satisfecho por el “cambio sustancial” que ha registrado el proyecto.

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Orientaciones episcopales

LA VANGUARDIA

La libreta

Lluís Foix

Periodista

 

He leído con atención la nota de diez puntos hecha pública por la Conferencia Episcopal ante las elecciones generales de 2008. Los obispos ofrecen unas consideraciones que estimulen el ejercicio responsable del voto. Entiendo que el documento no es vinculante al tratarse de unas orientaciones sobre los “valores que los cristianos deben promover en la vida pública”.

Comparto las referencias a la defensa de la vida humana y otras cuestiones de carácter moral que cualquier cristiano que actúe con libertad de conciencia ya sabe cómo debe o debería actuar. La nota respeta a “quienes ven las cosas de otra manera” y sólo pide libertad y respeto para proponer libremente lo que piensa el episcopado español. De acuerdo.

Una lectura estricta del documento es una invitación sutil a no acudir a las urnas o votar en blanco. No encuentro un programa que siga al pie de la letra las orientaciones episcopales. El obispo Martínez Camino, portavoz de la Conferencia, ha hablado del mal menor sabiendo que si el Partido Popular llegara a desbancar a los socialistas del poder no derogaría las leyes vigentes.

Sigue la nota en su punto octavo que “una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político”. Me permito discrepar de este punto.

Recuerdo la carta autógrafa que Paulo VI escribía a los secuestradores del líder de la Democracia Cristiana italiana, Aldo Moro, el 22 de abril de 1978. La misiva llevaba el escudo pontificio y decía, entre otras cosas, lo siguiente: “os escribo a vosotros, hombres de las Brigadas Rojas. Os lo pido de rodillas: liberad a Aldo Moro, sencillamente, sin condiciones. Todos tenemos que temer a Dios vengador de los muertos sin causa y sin culpa”.

La intercesión del Papa Montini no dio resultado y Aldo Moro murió asesinado por los terroristas el 9 de mayo de aquel año. Intervinieron muchas organizaciones internacionales, Estados Unidos estuvo a punto de convocar una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, Cáritas Internacional se ofreció para intermediar con los brigadistas.

La iglesia irlandesa participó discretamente en los contactos y conversaciones que durante años se establecieron entre el IRA y los gobiernos de Londres y Dublín. El redentorista monseñor Reid tuvo un papel relevante para llegar a los acuerdos del Viernes Santo que acabarían en un acuerdo definitivo de paz. La iglesia vasca ha intervenido constantemente para servir de puente y pedir diálogo. Todos los gobiernos de la democracia, también el de Aznar, hablaron con los terroristas.

Otro aspecto que entra en contradicción es lo que se dice al final del punto octavo de la nota: “hay que evitar los riesgos de manipulación de la verdad histórica y de la opinión pública a favor de pretensiones particularistas o reivindicaciones ideológicas”. Si esto es así, ¿cuándo se corrige la línea de la COPE donde cada mañana se pone a caldo a cualquiera que no coincida con las obsesiones de Federico?

Hacer juicios sobre realidades contingentes es arriesgado. Y si pueden identificarse con un partido político el riesgo es aún mayor porque en cuestiones opinables no hay soluciones únicas para un cristiano que puede militar o votar libremente y en conciencia a quien considere oportuno.

Acabaré con una cita del actual Papa en su último libro Jesús de Nazaret. Escribe Benedicto XVI que “en el curso de los siglos, bajo distintas formas, ha existido esta tentación de asegurar la fe a través del poder, y la fe ha corrido siempre el riesgo de ser sofocada precisamente por el abrazo del poder. La lucha por la libertad de la Iglesia, la lucha para que el reino de Jesús no pueda ser identificado con ninguna estructura política, hay que librarla en todos los siglos. En efecto, la fusión entre fe y poder político siempre tiene un precio: la fe se pone al servicio del poder y debe doblegarse a sus criterios”.

Lluís Foix  | 31/01/2008 – 22:35 horas