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FRIEDRICH NIETZSCHE. Así habló Zarathustra
MARCO AURELIO. Meditaciones.
SÉNECA. Sobre la Felicidad
DICCIONARIO DE TÉRMINOS CARTESIANOS
ARISTÒTIL. POLÍTICA
Si bien la siguiente obra es considerada como el más grande tratado político de todos los tiempos, no puede ser considerado como un libro acabado tal como el que Aristóteles había escrito, puesto que se duda de si el Estagirita lo compuso de la forma en que nos es presentado en la forma actual o fue reunido de manuscritos recolectados por sus editores, ya que a partir del libro tercero los números son muy ambiguos.
La mejor hipótesis hasta ahora expuesta para explicar “La Política“, es la de Werner Jaeger, que aunque no se la ha demostrado, ofrece una forma razonable de concebir el desarrollo de la filosofía política de Aristóteles, y según cual “La Política“, tal como la conocemos es obra de Aristóteles y no de algún editor posterior. Hay en primer término, una parte que trata del estado ideal y de las teorías anteriores acerca de él; y en segundo término, hay un estudio de los estados reales, principalmente la democracia y la oligarquía, junto con las causas de su decadencia y de los mejores medios de darles estabilidad.
Por consiguiente, con arreglo a la concepción de Jaeger, “La Política” trataba de constituir un tratado sobre una sola ciencia, pero no fue sometida nunca a la revisión que hubiera sido necesaria para dar a las diversas partes, escritos durante un largo período, una forma bien unificada.
FONT: http://www.monografias.com/trabajos/politiaristo/politiaristo.shtml
SÉNECA. Sobre la Felicidad
Capítulo 3.
La felicidad verdadera.
Busquemos algo bueno, no en apariencia, sino sólido y duradero, y más hermoso por sus partes escondidas; descubrámoslo.
No está lejos: se encontrará; sólo hace falta saber hacia dónde extender la mano; mas pasamos, como en tinieblas, al lado de las cosas, tropezando con las mismas que deseamos. Pero para no hacerte dar rodeos, pasaré por alto las opiniones de
los demás, pues es cosa larga enumerarlas y refutarlas; oye la nuestra.
Cuando digo la nuestra, no me apego a ninguno de los maestros estoicos: también yo tengo derecho a opinar. Por tanto, seguiré a alguno, pediré a otro que divida su tesis, tal vez después de haberlos citado a todos no rechazaré nada de lo que decidieron los anteriores, y diré: “Esto opino también.”
Por lo pronto, de acuerdo en esto con todos los estoicos, me atengo a la naturaleza de las cosas; la sabiduría consiste en no apartarse de ella y formarse según su ley y su ejemplo. La vida feliz es, por tanto, la que está conforme con su naturaleza, lo cual no puede suceder más que si, primero, el alma está sana y en constante posesión de su salud; en segundo lugar, si es enérgica y ardiente, magnánima y paciente, adaptable a las circunstancias, cuidadosa sin angustia de su cuerpo y de lo que le pertenece, atenta a las demás cosas que sirven para la vida, sin admirarse de ninguna; si usa de los dones de la fortuna, sin ser esclava de ellos.
Comprendes, aunque no lo añadiera, que de ello nace una constante tranquilidad y libertad, una vez alejadas las cosas que nos irritan o nos aterran; pues en lugar de los placeres y de esos goces mezquinos y frágiles, dañosos aún en el mismo desorden, nos viene una gran alegría inquebrantable y constante, y al mismo tiempo la paz y la armonía del alma, y la magnanimidad con la dulzura, pues toda ferocidad procede de debilidad.
ARISTÒTIL. Metafísica
Filosofía primera (o Metafísica) : Estudio del ser en cuanto ser, sus propiedades y principios, a la luz de la razón natural. Su finalidad es indagar las causas últimas de toda realidad.
PLATÓ. Fedón
La inmortalidad y simplicidad del alma en el “Fedón”
En el Fedón, diálogo en el que se relata la conversación que tuvo Sócrates con sus amigos el último día de su vida, se discute preferentemente el tema de la inmortalidad del alma. . El tema es complejo, aunque la unidad del diálogo salte a la vista. Al principio Sócrates afirma dos cosas: a) que estamos en la vida colocados en un lugar por voluntad de los dioses y b) que el filósofo debe aspirar a abandonar, esta vida. Como esas dos afirmaciones le parecen contradictorias a Cebes, (el principal interlocutor en el diálogo, junto con Simmias), Sócrates comienza a demostrar que el verdadero filósofo debe afrontar la muerte con valentía y que puede esperar una vida feliz en el otro mundo.
¿Por qué el verdadero filósofo no teme la muerte? Porque ella le libera del cuerpo, que es un obstáculo para el alma en la búsqueda de la verdad. Pero, para que el filósofo, liberado del cuerpo, pueda alcanzar la verdad únicamente con su alma, es necesario que ésta sea inmortal. De ese modo es como Sócrates se halla obligado a demostrar la inmortalidad. Esta demostración no se hace para justificar su esperanza, sino que es tan importante en sí misma que ocupa el lugar principal de la obra, que puede haber sido elaborada en función de ella. Una vez hecha la demostración, Sócrates saca las consecuencias morales: los buenos serán recompensados y los malos castigados en el otro mundo. Y para darnos una idea de ese otro mundo y de las morada reservadas a las almas, expone, en forma de mito, su concepción de las tres partes de la tierra: la tierra pura y superior, la que nosotros habitamos y la tierra subterránea.
Encontramos, pues, en el Fedón, una concepción del hombre en la que el dualismo alma/cuerpo es llevado al extremo, estableciendo un divorcio radical entre ambos elementos. Ya desde la introducción se hace hincapié en el carácter de prisión que tiene el cuerpo respecto al alma, por lo que la muerte, en la medida en que significaría la liberación del cuerpo para el alma, llega a presentarse como el fin que debe perseguir el alma filosófica, y que la filosofía, en tal sentido, no es más que una preparación para la muerte. El alma, por lo demás, es considerada como una realidad simple cuya naturaleza se identifica con la razón o intelecto; ninguna relación pues entre el alma y las pasiones o la sensibilidad, que serán cualidades de un cuerpo que debe ser controlado lo más rígidamente posible por el alma. En ningún otro diálogo mantendrá Platón una oposición tan radical entre alma y cuerpo, por lo que intentar exponer el pensamiento definitivo de Platón sobre el hombre a partir exclusivamente del Fedón sería, ciertamente, falsearlo.
Los argumentos para demostrar la inmortalidad del alma en el Fedón son los siguientes: a) el de los contrarios; b) el de la reminiscencia; c) el de la simplicidad; d) el del principio vital.
a )
El argumento de los contrarios está basado en una vieja concepción de la cultura griega según la cual los contrarios proceden unos de otros, combinada con la creencia de que nuestras almas van de aquí a otro mundo y que de ese otro mundo retornan a este. Las almas vivientes procederían, entonces, de almas muertas, y éstas de aquellas. No queda muy claro el argumento que utiliza Sócrates para defender la inmortalidad del alma, aunque la relaciona con la interpretación circular de la temporalidad que, por lo tanto, con la idea de ciclo: “Pues si unas cosas no diera lugar siempre a otras, al engendrarse, como si se movieran circularmente, sino que una cosa se transformara en otra en un movimiento rectilíneo hacia su opuesto, sin volver de nuevo en su viaje de retorno, ocurriría que todas las cosas al final tendrían la misma forma, alcanzarían el mismo estado y cesarían de producirse.”
b )
El segundo argumento está basado en la teoría de la reminiscencia, y es similar al que se propone en el “Menón”, con la particularidad de que aquí ya hay una referencia clara a la teoría de las Ideas. Si se admite que existen las Ideas y que el conocimiento es el recuerdo de éstas, entonces el alma ha tenido que existir antes de esta vida. ¿Existirá también después de esta vida? Aplicando la fuerza del primer argumento, el de los contrarios, ha de deducirse que deberá seguir existiendo también después de esta vida, por lo que es inmortal.
c )
El tercer argumento también está basado en la teoría de las Ideas. Si existen las Ideas entonces tenemos dos tipos de existencia: el de las Ideas y el de las cosas. El primero se caracteriza por la simplicidad, la eternidad y la inmutabilidad; el segundo por la composición o pluralidad, la caducidad y el cambio constante. Si la naturaleza del alma le confiere el papel de conocer las Ideas (Formas) y dirigida al cuerpo, ha de ser semejante a las Ideas o Formas, por lo que ha de ser simple y no compuesta. Ahora bien, lo simple es incorruptible, por lo que el alma de ser inmortal.
d )
Hay todavía un cuarto intento por demostrar la inmortalidad del alma, apoyándose, esta vez, en la idea tradicional de que el alma es el principio vital de los seres: todo lo que tiene alma tiene, pues, vida, y la vida acompaña necesariamente al alma; sería contradictorio admitir que el principio vital “muere”, por lo que la alma ha de ser inmortal.
El alma, en el Fedón, no solamente es inmortal sino que Platón la identifica fundamentalmente con la mente o intelecto, y se opone frontalmente al cuerpo siendo, además, de naturaleza afín a las Ideas eternas, inmutables y simples. Por lo demás, la separación entre las Ideas y las cosas se reproduce con la misma intensidad entre el alma y el cuerpo.
Font: webdianoia
DESCARTES. Meditaciones metafísicas
René du Perron Descartes
La Haye [La Haye-Descartes, des del 1802], Turena, 31 de març de 1596 – Estocolm, 11 de febrer de 1650
Filòsof i científic francès. Conegut també amb el nom llatinitzat de Cartesius, és considerat generalment com el pare de la filosofia moderna. Fill d’un conseller del parlament de Bretanya, fou educat al col·legi dels jesuïtes de La Flèche, i es llicencià en dret a Poitiers. Desitjós de conèixer “el llibre del món”, el 1618 començà un llarg període de viatges, primerament com a soldat i després com a particular. Per assegurar-se una vida tranquil·la de meditació i estudi, el 1628 es retirà a Holanda, on romangué més de vint anys, fins que, acceptant la invitació de la reina Cristina de Suècia, es traslladà a Estocolm, on morí l’any següent. La inspiració fonamental del pensament de Descartes prové de la matemàtica, que li proporciona l’experiència d’un coneixement fonamental en l’evidència de les idees “clares i distintes” i li suggereix la idea d’un mètode universal, segons el qual l’ordre a seguir en la recerca de la veritat no és el de la producció real de les coses, sinó el de la legitimitat de les afirmacions de l’home sobre les coses.
L’obra de Descartes té un començament radical amb el dubte metòdic. La primera certesa és la del propi pensament, a partir de la qual passa a l’afirmació de la pròpia existència (cogito, ergo sum), de l’existència de Déu i de l’existència del “món exterior”. D’altres doctrines filosòfiques característiques són l’ innatisme, la creació de les “veritats eternes” i la reducció de la matèria a l’extensió (fonament del mecanicisme i del dualisme antropològic.
Les posicions filosòfiques de Descartes influïren en el desenvolupament del racionalisme clàssic i, en general, el descobriment cartesià de la subjectivitat és a l’origen de tota la metafísica moderna. La moral de Descartes, que en un primer moment és donada com a “provisional” (mentre no s’hagi constituït tot l’edifici de la ciència) i que, a poc a poc, bé que integrant nous elements, esdevé definitiva, pren la forma d’una certa saviesa, de tendència estoica, feta de prudència, autodomini i generositat, i de posicions conservadores en matèria política i religiosa.
Com a científic universal, d’altra banda, Descartes marcà amb les seves concepcions tots els camps del saber. La matemàtica, a la qual féu una aportació cabdal amb la creació de la geometria analítica, és, com per en Galileu, la clau per a entendre la natura. Construí la primera teoria mecànica general de l’Univers i afirmà clarament la unitat de la constitució material del cosmos, amb la consegüent unificació de la física celeste i terrestre. Formulà amb netedat el principi d’inèrcia i descobrí la llei de la refracció de la llum. Estengué també el mecanicisme al camp de la biologia (teoria dels animals-màquines) i àdhuc de la fisiologia humana, privant així l’ànima de qualsevol funció vital. Tota la ciència de Descartes és orientada al servei de l’home (tècnica i medicina). Però la grandiositat teòrica de les seves concepcions li fan minimitzar el paper de l’experiència, fins al punt que la seva física, més deductiva que experimental, és, en definitiva, una “física metafísica”.
Malgrat això, el cartesianisme científic retardà molt de temps, en el continent, l’adopció de la física newtoniana. Les obres principals de Descartes són: el Discours de la méthode (1637), que serveix de prefaci a tres assaigs científics: La dioptrique, Les météores i La géométrie; les Meditationes de prima philosophia (1641; versió francesa, 1647), que constitueixen la seva obra filosòfica cabdal i que anaven seguides de sis sèries d’objeccions i respostes; els Principia philosophiae (1644; versió francesa, 1647), que donen, no sense certes precaucions, les seves idees cosmològiques; i Les passions de l’âme (1649), que tracten temes de psicofisiologia i de moral. Entre les altres obres de l’autor, cal esmentar les següents, totes elles de publicació pòstuma: les Regulae ad directionem ingenii, probablement de 1628; Le monde ou Traité de la lumière, que ja tenia enllestit el 1633 i que la condemnació de Galileu el dissuadí de publicar; L’homme, que és la continuació natural de l’anterior; i el diàleg La recherche de la vérité par la lumière naturelle, de data incerta. Escriví també un Compendium Musicae (1618) i és autor, així mateix, d’una abundant correspondència. Més enllà de la influència filosòfica i científica universal de Descartes, cal remarcar també que la seva proverbial claredat i el seu gust per l’anàlisi i per la meditació personal han marcat profundament tota la cultura francesa moderna.
Font: Enciclopèdia Catalana