Como cada sábado, estaba yo en casa de mis abuelos, donde había ido a por el rico potaje de cada semana que mi abuela me prepara con el más absoluto amor.
Esa semana tocaban lentejas (lo sabía por su mensaje de whats app del día anterior *).
– Ponle más María, échale un buen caldero.- decía mi abuelo.
– Dale también esto… y aquello otro. – añadía.
– Ven, que te preparo un café y ahora nos vamos a dar una vuelta. – prosiguió.
Todo órdenes, desde el más puro cariño y amor, pero órdenes.
Y mientras ella acataba, yo me preguntaba… ¿y si colaboraras un poquito más?
*Sí, ¡mi abuela de 76 años escribe whats app!