En el piso de la calle Aribau, Angustias escondió durante la guerra a su jefe, Don Jerónimo, un importante empresario. En su condición de significativo hombre de negocios, diversos grupos de milicianos le buscaban con la presumible intención de ejecutarlo. De todos modos, la peligrosa acción de Angustias estaba también motivada por la relación personal entre ambos; no sólo fueron novios de jóvenes sino que desde que Don Jerónimo se casó, la represiva y casta Angustias fue su amante.
Tras la guerra, y una vez restaurado el orden tradicionalista amparado en una moral integrista y ultraconservadora, Angustias vive una situación casi esquizofrénica: ella defiende la moral imperante al tiempo que la incumple de forma escandalosa.
Un carácter dificil el de Angustias.
Por fuera quiere parecer una mujer muy conservadora y con un caracter represor, pero interiormente tienes los sentimientos a flor de piel.
Si tiramos sal en una herida y escuece es por algún motivo. ( metáfora utilizada muy a menudo por Sara P.)
Realmente admiro la capacidad de Carmen Laforet. El otro día pensando en Nada, me di cuenta de que el suyo es un trabajo fascinante pues es exclusivamente un largo análisis psicológico, es decir, según mi punto de vista, un escritor que realiza un trabajo de estás características da mil vueltas a los otros. Quizás lo pienso porque describir una persona, incluso describirme a mi misma, es un ejercicio que me cuesta, bastante.
A lo que realmente iba: el personaje de Angustias es inquietante, vive atormentada, recibe amor de quien ama, pero no puede tenerlo ya que no es moralmente aceptado. Creo que Carmen Laforet tan solo con el nombre de la mujer, Angustias, ya tiene como objetivo que nos percatemos de que es una mujer que sufre, que tiene angustia – si me permite la redundancia-.
Porque no hay nada peor que enamorarte de quien no debes y no poder dar marcha atrás a tus sentimientos.
Pero, Angustias decide presuntamente ir a un monasterio, eso es sólo su último engaño, ¿no?
A mi me recuerda mucho todo su personaje a la moral victoriana… en verdad es un personaje despreciable con el doble juego característico de todos los grandes hipócritas…