En la fiesta que celebra Pons, Andrea toma plena conciencia de que está sola en el mundo. El encuentro con la alta burguesía barcelonesa le muestra de forma evidente que ella no pertenece a ese mundo ni encaja en ningún sitio. Esta fiesta de inicio de verano nos recuerda otra fiesta literaria, la que da inicio a Últimas tardes con Teresa (1966), de Juan Marsé. Escrita 20 años después de Nada, el retrato detallado del guateque veraniego nos recuerda de forma inevitable la fiesta de Pons. La novela es excepcional y vale la pena leerla pero para realizar una primera aproximación quizás es interesante visionar algunos fragmentos de la adatación cinematográfica que realizó Gonzalo Herralde en 1984.
La fiesta de Pons
Leave a reply