Etapa: Santander – Santillana del Mar (42,3 km)
Desde el albergue de Ruamayor hay que prestar atención a las placas diseminadas por el suelo donde coinciden la concha y una cruz roja, ésta referente al itinerario del Camino Lebaniego. Nos ayudarán a salir del laberinto urbano de la capital cántabra.
Primero hay que bajar a la Avenida Calvo Sotelo para continuar por las calles Jesús de Monasterio, Burgos, San Fernando y pasar la rotonda de Cuatro Caminos hacia la Avenida Marqués de Valdecilla. Hay que tomar la dirección de la N-611 con destino Palencia y Torrelavega y avanzar por la calle de Cajo, que se denominará de Campogiro tras pasar bajo el puente del ferrocarril. Entre la nacional y un polígono de servicios situado a mano derecha avanzaremos hasta Peñacastillo, donde se tuerce a mano derecha para pasar por el puente del FEVE y acto seguido hacia la izquierda para seguir por un camino paralelo a la vía.
Pasamos entre casas por el barrio de Lluja y cruzamos la S-20 bajo un túnel para entrar en el municipio de Santa Cruz de Bezana por la Avenida José María de Pereda. Junto a la iglesia de Santa Cruz, un indicador de madera indica la distancia hasta Boo de Piélagos. Son 4,6 kilómetros.
Tras dejar el municipio de Bezana en Mompía entraremos en el de Piélagos visitando las poblaciones de Boo de Piélagos, Puente Arce y Oruña. Tanto Bezana como Boo son dos municipios cántabros que han experimentado un fuerte crecimiento demográfico en los últimos años, debido sobre todo a la cercanía de la capital y a la excelente comunicación del corredor Torrelavega – Santander.
El peregrino ya contará con la información de que a la salida de Boo es posible recortar la etapa en cerca de 8 km si cruza el río Pas por el puente del ferrocarril, evitando así el rodeo hasta Puente Arce. Hay folletos que alertan sobre ello y prohíben el paso. Si se va a tomar el atajo la opción más legal es coger el tren en la estación de Boo y bajarse en la de Mogro. Si aún y todas se hace a pie, aunque sea de sentido común, hay que asegurarse de que no viene el tren y no entretenerse al cruzar. Ya se podía haber buscado alguna solución, sabiendo que lo utilizan casi todos los peregrinos desde hace bastantes años.
Desde Oruña, al otro lado del cauce, cogemos la carretera cántabra 232 en dirección a Mogro y dos kilómetros y medio después la abandonamos para llegar hasta la ermita de la Virgen del Monte. Una vez en Mogro atravesamos la localidad en ligero ascenso hasta llegar a la iglesia de San Martín y torcemos a la izquierda. Otra indicación, esta vez la de Cudón, nos muestra la distancia de 5,7 kilómetros hasta este núcleo del municipio de Miengo.
De nuevo, por vías asfaltadas y tras varios repechos bajaremos hasta la CA-232 para cruzarla y encontrarnos con un tramo desolador, estirado aún más por las tuberías de la empresa Solvay, un importante grupo químico y farmacéutico internacional. Un trayecto donde la flecha amarilla se convierte en un interminable tubo de varios kilómetros que parece no acabar nunca.
Pasado este tramo, a la izquierda, a la altura de un STOP, cruzamos un puente sobre la vía para entrar en Requejada, población del municipio de Polanco que cuenta con albergue de peregrinos. Para llegar al albergue El Regato de las Anguilas hay que retroceder cerca de un kilómetro por la N-611.
Si nuestra intención es llegar hasta Queveda, hay que continuar por el arcén de la N-611 dirección Santillana del Mar. Pasaremos Barreda y cruzaremos el río Saja junto a la fábrica de Solvay. Ahora se toma la CA-132 dirección Suances y tras unos metros un desvío a mano izquierda nos anuncia Camplengo.
Si queremos llegar a Santillana del Mar habrá que salir de Camplengo, donde tras un desvío a la derecha bajaremos hasta toparnos con la fachada lateral de la Colegiata de Santa Juliana. Este antiguo monasterio fue el origen de Santillana del Mar, villa que fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1943. Podríamos pasarnos todo el día visitando museos y callejeando entre palacios y casonas solariegas, ya que el pueblo bien lo merece.
Etapa: Santillana del Mar – Comillas (19, 4 km)
La salida parte desde la plaza de Ramón Pelayo, donde está el Ayuntamiento, para enfilar la calle de los Hornos.
Antes de llegar al camping hay una bonita vista de Santillana rodeada en parte por un gran prado. Vamos ahora a la cercana Arroyo a la que entramos tras pasar una carretera comarcal. Hay que dejar a mano izquierda la ermita asentada en la ladera para descender por un carretil de cemento hasta Oreña. Entramos así en el municipio de Alfoz de Lloredo. Llegando al pueblo veremos en la distancia la iglesia de San Pedro que se muestra como una atalaya en el alto. Iremos hacia ella y dejaremos este templo del siglo XVI para descender a Caborredondo. Lo cruzamos por carretera, pasamos sobre la CA-131 y al llegar a una casa con el nombre La Solana nos desviamos a la derecha para, junto a maizales, llegar hasta la imponente estampa de la iglesia de San Martín de Cigüenza. El templo fue levantado a mediados del siglo XVIII según los diseños del indiano Juan Antonio de Tagle y fue declarado Bien de Interés Cultural en 1992.
Tras contemplar San Martín seguimos hasta Novales, capital del municipio – es fácil no entrar en él porque antes hay un giro que ataja y que sube hasta la CA-356 hacia Cóbreces-. Novales es famoso por sus plantaciones de naranjos y limoneros que crecen gracias a un microclima especial que se da en esta zona. Ya en tiempos del Imperio los romanos cargaban sus naves con estos cítricos.
Abandonando este ambiente mediterráneo se sube a la carretera por la que se entra en Cóbreces. Lo mejor es seguir por ella, ya que la señalización obliga a meterse en el pueblo y dar una gran vuelta para volver a salir a la carretera a la altura de la Iglesia de San Pedro. La iglesia, terminada en 1910, tiene un característico color rojo y está inspirada en ejemplos del románico y gótico francés. Junto a la Abadía Cisterciense de Viaceli, de la que es ad vincula, forma las dos señas de identidad paisajista de Cóbreces.
La jornada continúa junto a la iglesia y por fin nos regala un tramo relajante entre un bosque de robles y hayas que puede estar embarrado. Merece la pena disfrutarlo porque de nuevo estamos abocados a volver a una pista de asfalto y salir a la CA-131 a la altura de la Venta del Tramalón donde más de uno ha tenido que refugiarse de la lluvia bajo la marquesina. Varios caminos y más carretera llevan hasta La Iglesia, pueblo de unos 150 habitantes que ostenta la capitalidad del Municipio de Ruiloba. Después vendrán Pando, donde hay un convento de las Carmelitas Descalzas del siglo XVIII, y más adelante Concha. Abandonamos así los núcleos de Ruiloba y nos dirigimos hasta nuestro final de etapa en Comillas. Tan solo kilómetro y medio para entrar en la localidad y deleitarnos con la vista del Cantábrico.
La villa se baña con las aguas del Cantábrico desde su accidentada costa, aunque el desarrollo urbanístico se realizó en el interior, tras las colinas que separan las viviendas de la humedad y el salitre que origina el mar. La belleza del paisaje se impone a los sentidos, tal como ocurre en torno a la Ría de la Rabia, enmarcada por las cumbres nevadas de los Picos de Europa. Emigrantes regresados de América, junto con el modernismo catalán, transformaron Comillas en el siglo XIX. Su arquitectura pintoresca es buena muestra del neogótico, neoárabe, neomudejar. Un conjunto sobresaliente que destaca por su singular belleza.
El monumento: El capricho de Gaudí
Etapa: Comillas – Unquera (26.6 km)
Tres son las rías que cruzaremos y junto a otra pernoctaremos para despedirnos de Cantabria: La Rabia, San Vicente, Tina Menor y por último Tina Mayor en Unquera.
Salimos de la antigua cárcel de Comillas, convertida hoy en un magnífico albergue para peregrinos, y bajamos al Paseo de Solatorrre en dirección a San Vicente de la Barquera. El comienzo discurre paralelo a la CA-131 por un carril bici donde se puede admirar a mano izquierda el entorno que rodea al Palacio de Sobrellano. Sin dejar el carril la ruta atraviesa Rubárcena y cruza el estrecho Puente de la Rabia sobre la ría del mismo nombre. Formada por la desembocadura de los ríos Turbio y Capitán se enclava dentro del Parque Natural de Oyambre, un oasis para los amantes del paisaje y la ornitología. Tras el vado hay que girar a mano izquierda en fuerte ascenso por una pista asfaltada. Va a salir a la carretera donde, de nuevo a mano izquierda, llegamos hasta la iglesia de Santa María del Tejo, construida sobre los restos de un antiguo monasterio y que aún conserva sus canecillos y arquivoltas del periodo románico.
Saliendo a la CA-363 entramos en el núcleo rural de El Tejo y bajando hacia el campo de golf Santa Marina. Diseñado por Severiano Ballesteros cuenta con un club social ubicado en una casona del siglo XVI. No hay más remedio que cruzar parte del complejo, rodeados de green, y salvar el puente sobre el arroyo del Capitán. Luego se pasa junto a la capilla del XVII y se abandona la instalación deportiva por una pista asfaltada. Subimos por ella hasta la iglesia de San Pedro, antesala de La Revilla, población del municipio de San Vicente de la Barquera.
Por un camino pronto avistaremos el Puente de la Maza, puerta de entrada a San Vicente de la Barquera. Este vado de piedra empezó a construirse a finales del XVI sobre el anterior de madera. En la Guerra Civil quedó bastante maltrecho y se volvió a reconstruir y ensanchar tal como lo vemos hoy. Avanzamos por él sobre la ría de San Vicente, formada por la desembocadura de los ríos Escudo y Gandarilla.
Después de visitar esta localidad marinera, con vistas también a los agrestes Picos de Europa, proseguimos la marcha por asfalto hasta La Acebosa, a la que arribamos tras pasar sobre la A-8 y cruzar las vías del tren. Desde esta población cercana a los 150 habitantes nos espera un tramo en ascenso con grandes vistas que da un gran rodeo y desciende hasta la CA-843 en dirección a Pesués. Primero llegaremos a Hortigal, a orillas del río Gandarilla y más adelante a Estrada, aldea del municipio de Val de San Vicente donde destaca su torre. Es una fortificación medieval realizada en mampostería y que posee a su alrededor un recinto amurallado y los restos de un foso. Fue original de los siglos VIII y IX pero fue reconstruida de nuevo en el siglo XIII.
Tras la mole defensiva dejamos el asfalto por la derecha y lo retomamos en 15 minutos para entrar en Serdio, población de Val de San Vicente con albergue de peregrinos. Dejamos Serdio y a mano izquierda salimos a otra pista asfaltada que desemboca en otra. A mano izquierda vemos Muñorrodero pero nosotros seguimos hacia la derecha para pasar bajo la vía del tren y cruzar el puente sobre la ría de Tina Menor, desembocadura del río Nansa.
Salvamos la ría para subir por una pista a la izquierda que nos deja a la altura de la N-634 en Pesués. Ascendemos por un camino para introducirnos después en una senda boscosa que nace a mano izquierda. Es un tramo con maleza que no han limpiado y que desciende vertiginosamente en su parte final. El sendero nos transporta a la entrada de Unquera. Es una localidad de servicios pero sin albergue, así que si buscamos ambiente jacobeo tenemos que continuar un par de kilómetros hasta Colombres, primer pueblo asturiano que oferta un albergue privado, a la entrada, y acogida por parte del Ayuntamiento en el Polideportivo.
Etapa: Unquera – Llanes (25, 1 km)
Tras un buen desayuno a base de corbatas bañadas en chocolate con leche comenzamos cruzando el puente sobre la ría de Tina Mayor, donde el Deva da sus últimos coletazos antes de rendirse al mar. De esta manera entramos en Asturias. Se asciende por un camino que pasa junto a una capilla de ánimas donde una inscripción en bronce marca la distancia hasta Santiago: 427 kilómetros. El camino lleva a Colombres donde en días de sol veremos brillar la fachada azul de la Quinta Guadalupe. Ésta es una mansión indiana que construyó el emigrante Iñigo Noriega y alberga desde 1987 el Archivo de Indianos. Colombres se deja por las calles Pío Noriega y Francisco Sánchez y por un camino vamos hacia la N-634. Ahora comienza un peligroso tramo con bastante tráfico.
No hay otro remedio que avanzar por el arcén de la N-634 pasando el barrio del Peral y más adelante La Franca, población también del concejo de Ribadedeva. Salimos de la Nacional dirección Tresgrandas y por un carretil de tierra vamos paralelos a la vía del tren. Cruzamos un puente y seguimos de frente en ascenso hasta reencontrarnos con la N-634 a la altura de su kilómetro 287.
Conviene hacer un alto en alguna de las siguientes localidades, ya sea en Buelna o Pendueles, porque una vez en el GR-E-9 no tendremos posibilidad de comprar nada, sin desviarnos del trazado, hasta Andrín. Este largo recorrido se toma en Pendueles , y es una alternativa al itinerario oficial. Está señalizada por la típica banda roja y blanca de los GR. El trazado oficial, sin embargo, continúa un par de kilómetros por la N-634 hasta Vidiago. Después, por caminos paralelos a la Nacional y por la propia carretera, visita Puertas de Vidiago y San Roque del Acebal para llegar a Llanes.
Como hemos dicho proponemos continuar por el GR-E-9. Este agradable camino, por el que avanzaremos 15 kilómetros hasta Llanes , nos premiará en algunos tramos con unas buenas vistas del mar. Tendremos oportunidad de acercarnos a él tras el camping, en la Playa de Vidiago. Más adelante, pasados tres kilómetros y medio, un cartel nos indicará que estamos ante los Bufones de Arenillas . Se trata de grietas o chimeneas abiertas en la costa, y conectadas con simas marinas, por las que el agua salada penetra a presión, formando surtidores de agua pulverizada que pueden alcanzar más de 20 metros de altura. Si se reúnen las condiciones podremos admirarlo.
Hoy, el patrimonio histórico está haciendo un hueco al natural. El mirador del río Purón es otro lugar señalado. De aquí bajamos a un puente para cruzarlo donde puede leerse la indicación 20 personas máximo. En menos de dos kilómetros estamos en Andrín. La señalización del GR continúa y giramos hacia un paseo peatonal paralelo a la carretera que sube hasta el mirador de la Playa de La Ballota. Desde aquí hay unas bonitas vistas de Llanes y del islote de Castro, abajo. Desde este punto lo mejor es ignorar la carretera y coger un sendero que a media ladera conduce, tras una gran vuelta, a la ermita del Cristo del Camino. La vista que ofrece de la aldea de Cue, Llanes y el Cantábrico es inmejorable.
Desde la ermita bajamos hasta Llanes, antigua puebla de Aguilar que conserva trazos de su pasado medieval. Aquí podremos degustar su sidra autóctona y dar un paseo por el puerto, donde emerge la barrera de cubos pintados por Ibarrola. Esta población costera tampoco tiene refugio para peregrinos, así que no queda más remedio que intentarlo en los albergues juveniles, pensiones u hoteles.
El monumento: Cubos de la memoria de Ibarrola de Llanes
Etapa: Llanes – San Esteban de Leces (33,9 km)
Extensa y entretenida etapa gracias a la multitud de parroquias de los concejos de Llanes y Ribadesella que acompañan la marcha del peregrino. En la primera parte sobresalen Celorio – donde se puede palpar de nuevo la arena -, el delicioso paraje de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y la posterior estampa de la playa de San Antolín. Los dominios llaniscos aún se dilatan sobre algunos tramos del sepultado Camino Real a través de Naves, Villahormes, Nueva y Piñeres de Pría para caer hacia las tierras riosellanas de Cuerres. En esta población y sobre el Guadamía nace un trecho tiralíneas que conduce al gran vado sobre el Sella. En el primitivo hogar de los Salaenos, con albergue juvenil y una variada oferta de alojamientos, el caminante puede hacer acopio de víveres y prolongar la travesía hasta San Esteban de Leces, con hospitalidad tradicional en un paraje más austero y solitario.
La salida de Llanes no está convenientemente señalizada y por sentido común avanzamos por la AS-263 en dirección a Ribadesella. El primer mojón de la jornada se encuentra a la altura del Tanatorio Villa de Llanes y nos lleva hasta Poo por un antiguo camino (Km 2).
Llegando a la iglesia parroquial de fachada blanca y teja, la mejor opción es no seguir la señalización e ir hacia las vías del tren y cruzarlas. Continuamos por la carretera a Ribadesella y la dejamos por la derecha para tomar un camino que conduce hasta Celorio, aldea de Llanes que creció en torno al Monasterio de San Salvador y del que hoy sólo quedan algunos vestigios de su origen románico (Km 4,3). Dejándolo a un lado nos encontramos con los pies en la playa.
Los siguientes hitos son Barro y Niembro, otras dos localidades turísticas del Concejo de Llanes. Entre ellas se alza sobre el arenal la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores. Con marea alta podremos ver este templo neoclásico reflejado en la marisma. Tras esta delicia, un sendero a mano izquierda enlaza con Niembro (Km 8). Salimos a la carretera y tomamos después una pista que desemboca de nuevo en la AS-263. Por un paseo peatonal se puede admirar pausadamente la Playa de San Antolín y la desembocadura del río Bedón. Una estampa de anuncio gracias a la vía del ferrocarril que la recorre.
Así llegamos a Naves donde ya ha transcurrido más de un tercio de la etapa (Km 12,3). Nos dirigimos ahora hacia Villahormes por el antiguo Camino Real que unía Llanes con Ribadesella, y de Villahormes (Km 13,2) proseguimos hasta Nueva de Llanes, una localidad con todos los servicios donde podemos recuperar fuerzas (Km 16,1). Atención porque si vamos a dormir en Piñeres de Pría, la siguiente localidad, es indispensable comprar en Nueva ya que en Piñeres no hay servicios, tan sólo un bar que no da comidas.
De nuevo retomamos la AS-263 y tras un repecho enfilamos una larga recta que tras pasar un túnel nos lleva a Piñeres de Pría (Km 18). En esta localidad hay una casa rural de 8 plazas y en julio y agosto se habilitan 36 plazas en la Casa Rectoral. La dueña de la casa rural, Rosa Cueto, formó la Asociación A Mitad del Camino, de ayuda al peregrino y disponen de credenciales. Continuamos desde Piñeres hacia Villanueva de Pría y a mano izquierda surge un tramo herboso, que suele encharcarse con facilidad, que sube, campo a través incluido, hasta la iglesia de San Pedro reconocible por su torre – campanario.
Bajamos hasta Cuerres por el camino que sale junto al depósito de agua y al pasar las primeras casas lo más lógico es cruzar la vía del FEVE, sin embargo el trayecto oficial sigue por la derecha dando un gran rodeo. Llegamos al puente medieval del Aguamía, restaurado recientemente, y de esta manera entramos en el Concejo de Ribadesella (Km 22,5). Más adelante sí cruzamos la vía y seguimos todo recto hacia Ribadesella, a la que arribamos en más de una hora tras recorrer los parajes de Sobares y Pozu la Arena.
La entrada a Ribadesella es por la puerta de atrás, en principio no depara ningún atractivo pero de repente nos encontramos inmersos en la trama de callejuelas del barrio de El Portiellu. Descendemos por el casco histórico de la villa buscando el vado sobre el Sella, objetivo que también se marcan miles de palistas cada verano cuando toman la salida en el puente de Arriondas en el Descenso Internacional del Sella (Km 29).
Antiguamente, cuando no había puente, los peregrinos salvaban el cauce embarcando desde la capilla de Santa Ana. Ahora no, así que si nuestra meta es San Esteban es conveniente cargar la mochila con la cena y el desayuno antes de cruzar el puente de hormigón y adentrarnos en la moderna Ribadesella. Pasado el río, la señalización obliga a girar a la izquierda frente al Albergue Juvenil Roberto Frasinelli, lugar mayoritario de descanso para los peregrinos que pernocten aquí. Si giramos avanzaremos paralelos a la playa por una calle residencial, y recomendamos seguir la misma dirección pero pegados a la playa. Por cualquiera de las dos desembocamos en la carretera local que conduce hasta San Pedro (Km 32,6), y que tras un fortísimo repecho (en algún punto es más descansado subir en zig zag) dejará a un lado la aldea de Abeu. Un mojón jacobeo nos desvía a la izquierda hacia el albergue de San Esteban de Leces, al que llegamos en 250 metros (Km 33,9).
El monumento: Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores en Barro. El pueblo de Barro esta enclavado a orillas del mar Cantábrico, en el término municipal de Llanes. Su iglesia, carente de valor arquitectónico, es bellísima por su entorno. Enclavada en la bahía de Barro siempre ha sido tema de inspiración de famosos pintores y fotógrafos que la han dado a conocer en el mundo entero.
Etapa: San Esteban de Leces – Sebrayo (27, 8 km)
Comenzamos retrocediendo la distancia andada el día anterior hasta llegar a la altura del mojón, donde giramos a la izquierda. Un camino empedrado bautizado como El Calerón desciende hasta Vega, una preciosa aldea junto al mar.
A la entrada pasaremos junto a la Capilla de Santa María Magdalena y bajaremos hasta la playa para cruzar por un puente el regato del Acebo. Un camino a mano izquierda, embarrado gran parte del año, sube por la ladera del monte Cueto en dirección a Berbes. En la subida hay que pasar una verja y salir a la N-632 para coger un camino que lleva hasta este pueblo.
Tras Berbes cruzaremos de nuevo la nacional y bajaremos por una senda estrecha con abundante vegetación. Este tramo está alternando entre carretera, que va dando una vuelta, y caminos, por los que vamos atajando. De nuevo salimos a la carretera y por un falso llano se pasa el arroyo de la Régula. Entramos así en el Concejo de Caravia y a mano derecha asciende una pista que en breve baja entre eucaliptos y helechos al Arenal de Morís. Comienzan así unos kilómetros de gran belleza ya que caminamos por la ladera de la montaña junto al mar.
Pasaremos por la Playa de la Beciella, lugar donde va a morir el río de los Romeros y donde hubo un hospital de peregrinos. Llegaremos hasta la Playa de la Espasa y antes de cruzar el río del mismo nombre veremos las ruinas de una venta que también fue antigua parada para los caminantes. Decimos adiós a Caravia para entrar en el Concejo de Colunga y desde aquí lo mejor es continuar algo más de un kilómetro por la N-632 hasta La Isla. Un mojón nos recuerda que esta localidad tiene albergue.
Si no vamos a quedarnos aquí lo mejor es seguir sin más complicaciones y avanzar por carretera tres kilómetros y medio más hasta el centro de Colunga. No es el recorrido oficial, éste va por caminos. Cuestión de gustos. La llegada a Colunga, habiendo recorrido más de la mitad de la etapa, bien merece un descanso. La capital del Concejo se abandona por la carretera al coger a mano izquierda el desvío de la A-258 hacia Infiesto.
Siguiendo por ella cogemos el desvío de la CL-1 hacia Pernús. Pasaremos bajo el puente de la autopista A-8 y ascenderemos para dejar el caserío de Beldreu a nuestra izquierda y descender hasta Pernús, pasando junto a la iglesia de San Pedro. En breve la carretera pica en ascenso durante kilómetro y medio. Esta es la distancia que nos separa de La Llera y de su iglesia de San Antolín. Seguimos hasta Priesca, algo más adelante, donde nos espera otra iglesia. En este caso la de San Salvador, la más tardía de las iglesias prerrománicas asturianas.
A la derecha de la iglesia surge una senda por la que descendemos hasta La Vega. De una altitud de 140 metros descendemos hasta los 32 en tan sólo un kilómetro. Siguiendo por la margen izquierda del río llegamos hasta Sebrayo y a las antiguas escuelas, que se convirtieron en 1998 en un albergue de peregrinos con 14 plazas. Las llaves las tiene Sonia, una vecina muy amable que vive en el número 7.
Etapa: Sebrayo – Gijón (34,3 km)
De Sebrayo, esta pequeña población, que nos ha dado cama, salimos por la carretera local y en unos 12 minutos, bajo el puente de la Autovía del Cantábrico, giramos hacia la derecha por una pista. Reanudamos de nuevo por asfalto y bajamos por una senda donde podremos comprobar la eficacia de nuestro Gore-Tex. Normalmente hay mucho barro y agua. Después continuamos por una pista, separados de la carretera por una valla de alambre, hasta cruzar el puente sobre la autovía. Más adelante salimos a la N-632 de frente entramos en Villaviciosa, población señera asentada en una amplia ría de 8 kilómetros y conocida por la calidad de su sidra.
La recta de entrada a la población es larga y pesada y una vez en el casco urbano hay que ir a salir a la carretera de Infiesto, la AS-255. La dejamos por unos momentos para aprovechar el refugio que nos ofrece el Parque de la Alameda y el cauce del río Linares . La AS-255 se abandona finalmente por la derecha junto al bar La Regatina y llegamos hasta una ermita para cruzar el puente de piedra de San Juan.
Pasamos el barrio de La Parra y por la VV-10 llegamos hasta la aldea de Casquita , de la parroquia de Grases. Aquí, un mojón desgastado con dos vieiras señala el desvío a Oviedo o la continuación a Gijón. Los que opten por Oviedo continuarán hasta Santiago por las sendas del Camino Primitivo, por el interior de Asturias y Lugo capital para unirse al Camino Francés en Melide.
Hacia Gijón, seguimos de frente por el Camino de la Costa. En un kilómetro llegamos a Grases de Abajo y en otro más a Niévares, ya por la VV-9. Así comienzan más de tres kilómetros de dura subida por pistas y carretera, salvando más de 300 metros de desnivel, que llevan al Alto de la Cruz. Hay que tomarse la ascensión con calma pues algunos tramos son realmente duros. Desde el alto, con vistas del valle de Peón, hay que bajar por la carretera hasta esta localidad. Hay un camino a mano izquierda que ataja, aunque es probable que no esté muy cuidado.
En Peón pasamos junto a la iglesia de Santiago, construcción popular restaurada en 1929. La jornada prosigue por el piso de la AS-331, aunque en unos cientos de metros lo cambiamos por el de caminos y pistas que ascienden hasta el alto del Curbiello, segundo y último de la etapa, que coronamos de nuevo por la AS-331. A partir de ahí todo es descenso hasta la ciudad de Gijón, que ya divisamos. En la bajada de Curbiello dejamos la carretera provincial por un camino que sale a la derecha. Más tarde, pasaremos por encima de la autovía y con este juego carretera – camino seguiremos hasta el camping de Deva, donde se encuentra el albergue de peregrinos. Desde junio de 2012 el Camping cuenta con una conexión de autobús que lleva hasta el Centro. Ya por zona residencial llegaremos a Cabueñes, la antesala de un Gijón al que accederemos junto al río Piles.

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