Author Archives: mrodri65

12- TEXTOS JURÍDICOS Y ADMINISTRATIVOS

TEXTOS JURÍDICOS Y ADMINISTRATIVOS

 Los textos jurídicos son aquellos que surgen de los ámbitos legislativos –el parlamento-, y judiciales –los juzgados-, en tanto que los administrativos, se producen en los diversos órganos de la Administración, es decir, donde se gestionan los servicios públicos.

Tanto en un tipo de texto como en el otro domina la función conativa, puesto que constituyen una especie de texto instructivo elaborado desde una autoridad: son textos que prohíben, obligan o permiten. Un rasgo muy característico de ambos es que muy frecuentemente obedecen a un modelo prefijado, que llamamos formulario.

En cuanto a sus características lingüísticas, la lengua natural es la base de la que se parte, con una exigencia de objetividad, claridad y rigor, que resulta demasiado a menudo paradójica, ya que esta misma exigencia induce en ocasiones a  confusión y dificultad de comprensión para el ciudadano no versado en dicho lenguaje.

A nivel morfosintáctico, las oraciones son largas y complejas, con un alto grado de sustantivación y nominalización. Se tiende a la impersonalidad, por lo que abundan las formas no personales de los verbos (gerundios, infinitivos y participios), así como las construcciones pasivas y las impersonales; también son frecuentes las perífrasis y el imperativo. Con el fin de expresar distanciamiento, se puede usar el plural oficial o la 3ª persona. En relación al léxico, se observa que es denotativo y culto, además de anacrónico. Se utilizan asimismo diversos clichés, fórmulas o muletillas; también, tecnicismos, siglas y latinismos.

Hay que señalar, sin embargo, que el lenguaje jurídico es bastante más convencional y conservador que el administrativo.

 

11- LOS TEXTOS INSTRUCTIVOS Y LOS PREDICTIVOS

LOS TEXTOS INSTRUCTIVOS Y LOS PREDICTIVOS

 Mientras que los textos instructivos tienen por objeto influir en el receptor a la hora de acometer determinadas acciones, los predictivos anuncian que algo ha de tener lugar. Ambos informan sobre un tema al receptor, con lo que se combinan con textos narrativos, descriptivos, expositivos y argumentativos.

La estructura del texto instructivo obedece a su objetivo, que se muestra en primer lugar, para dar paso, después, a las instrucciones ordenadas siguiendo un orden lógico o cronológico.

En cuanto a sus formas lingüísticas, hay que destacar la función conativa con los imperativos, infinitivos o perífrasis de obligación; aunque estos se pueden suavizar con el futuro, el condicional, todos ellos en 2ª persona,  o construcciones impersonales. El léxico es denotativo y salpicado de tecnicismos propios del ámbito tratado. La sintaxis es ordenada y breve. Conviene señalar, también, que con frecuencia se utilizan recursos tipográficos e incluso gráficos para facilitar la comprensión.

En relación al texto predictivo su rasgo más significativo es el uso del futuro, puesto que se refieren a acciones que aún están por venir, así que poseen un alto grado de incertidumbre, que puede expresarse asimismo con perífrasis de posibilidad, adverbios de tiempo y oraciones condicionales.

10- TEXTO EXPOSITIVO Y ARGUMENTATIVO

TEXTO EXPOSITIVO Y ARGUMENTATIVO

El texto expositivo sirve para aportar informaciones y conocimientos, mientras que el argumentativo pretende expresar opiniones o rebatirlas con la intención de influir en el receptor.

Dentro de los textos expositivos podemos distinguir aquéllos que van destinados a un amplio sector del público por lo que son relativamente fáciles de entender, los divulgativos, de los científicos o especializados, cuyo grado de dificultad es alto, ya que exigen unos conocimientos previos. Sin embargo, ambos han de poseer una estructura ordenada, ya sea de carácter lógico -deductiva o inductiva-, cronológico o jerárquico. Abunda la sintaxis compleja, con frecuente presencia de oraciones atributivas y subordinadas  que expresan relaciones lógicas, como son las causales, las consecutivas o las explicativas. El léxico es claro y preciso, así como denotativo, y preferentemente el tiempo verbal es el presente atemporal.

En el caso de los textos argumentativos, además de la función referencial aparece también la conativa. Los distintos tipos de argumentos –autoridad, sentir de la sociedad, analogía o comparación, ejemplificación o experiencia individual- deben distinguirse de las falacias, muy usados en los textos argumentativos orales: ad hominem (que descalifica a la persona que presenta una idea opuesta), ad baculum ( con apelación de la fuerza), ad ignoratiam (que considera el argumento como verdadero porque no se ha demostrado lo contrario), o tu quoque (que desautoriza acusando al otro de actuar de la misma forma). En cuanto a los rasgos formales, también es necesaria la exposición clara, directa y ordenada de los argumentos; en el léxico abundan voces que anteceden a las opiniones (como creer, considerar, pensar…)

9- TEXTO DESCRIPTIVO

TEXTO DESCRIPTIVO

Utilizamos la descripción cuando mostramos con palabras cómo son los objetos, los ambientes y paisajes, las personas, sus emociones y sus procesos. Para describir con precisión debemos prestar atención a la observación, la ordenación y a la expresión.

Es característico que en la descripción se usen marcadores textuales para señalar la proximidad o la distancia, enumeraciones, comparaciones, abundante número de adjetivos calificativos y como tiempos verbales, el pretérito imperfecto de indicativo o el presente.

Existen descripciones de tipo objetivo y lenguaje denotativo, propias de los textos científicos o técnicos, pero también las hay de marcado carácter subjetivo y de lenguaje connotativo, en las que predomina la función estética del lenguaje; éstas son principalmente las literarias.

Al describir personas o personajes, podemos fijarnos en su mero aspecto físico (prosopografía) o en su aspecto psicológico (etopeya). Si los abordamos ambos, se trata de un retrato.

 

8- LOS PERSONAJES DE LA NARRACIÓN

LOS PERSONAJES DE LA NARRACIÓN

 Los personajes son el elemento fundamental de la narración, puesto que sobre ellos se sustenta el relato y sirven de hilo conductor y agentes de los hechos.

Se pueden distinguir, en función de su grado de participación, dos tipos: los principales o protagonistas y los secundarios. Los primeros constituyen el centro de la narración y acostumbran a ser un individuo, aunque también puede tratarse de un personaje colectivo, como en La colmena de Camilo José Cela. Suelen ser personajes redondos, es decir, complejos, llenos de contradicciones y de profundidad humana, y van evolucionando a lo largo del relato. Los segundos son con frecuencia planos y pueden responder a un arquetipo: el avaro, el lascivo…

          

Para caracterizarlos el narrador puede recurrir a la descripción, si bien es posible que el propio personaje se nos muestre a través de sus mismos actos o de sus palabras; o quizás sean los demás personajes  quienes informen a los lectores de lo que piensan de los otros.

 

7- EL TIEMPO NARRATIVO

EL TIEMPO NARRATIVO

 Cuando hablamos del tiempo narrativo hemos de distinguir entre tiempo externo y tiempo interno.

Dentro del tiempo externo también será necesario hacer unas cuantas precisiones. Por un lado, tenemos el tiempo del autor, es decir, los años en que el autor escribió la obra en cuestión. Por otro lado, nos hemos de referir al tiempo del narrador, o sea, si se trata de un narrador interno, como en El nombre de la rosa de Umberto Eco, aquel cuenta los hechos en su vejez, bastantes años después de haberlos contemplado al ser un adolescente. Y, claramente, el tiempo de la acción, la época en que se sitúa la historia narrada. Este tiempo externo se puede hacer explícito, como en la novela de George Orwell 1984, o permanecer implícito y tener que desvelarse por deducción a través del ambiente y las costumbres.

          

El tiempo interno hace referencia al período temporal que abarcan los sucesos; existen novelas saga donde se refleja la vida de varias generaciones de una familia (Cien años de soledad de Gabriel García Márquez), otros relatos, en cambio, tan sólo duran una tarde o tres días, como La Colmena de Camilo José Cela.

 

6- LA ESTRUCTURA DEL TEXTO NARRATIVO

LA ESTRUCTURA DEL TEXTO NARRATIVO

Cabe distinguir entre estructura externa y estructura interna. La primera se refiere al aspecto en que está dividido el texto: párrafos, capítulos, secuencias, tratados, actos, escenas, etc. La segunda atiende a la distribución del contenido.

Si se consideran las partes en que se organizan dichos contenidos, demasiado a menudo se suelen distinguir tres: el planteamiento, el nudo y el desenlace. Aunque pueden darse otro tipo de estructuras, desde finales abiertos -sin desenlaces claros- hasta estructuras circulares que acaban del mismo modo que han empezado.

  

Con frecuencia las narraciones no obedecen a esta estructura porque se producen desarreglos temporales y el relato no se presenta siguiendo un orden lineal o cronológico, como lo hacía El Quijote o era habitual en la novela decimonónica, sino que sigue una estructura in medias res – en la que el relato empieza en medio de la narración para luego volver hacia atrás, según se hace en La Ilíada de Homero- o bien, se nos presentan analepsis (“flash-backs”) o retrospecciones, que nos vuelven hacia el pasado, o prolepsis (“flash-forwards”) o anticipaciones, que nos anuncian sucesos del futuro. Otra posibilidad estructural es la del contrapunto, que consiste en dos secuencias narrativas distintas que avanzan separadamente hasta que llega un momento en que se cruzan.

 

5a- EL PUNTO DE VISTA NARRATIVO

EL PUNTO DE VISTA NARRATIVO

Llamamos punto de vista a la perspectiva desde la que se narran sucesos reales o ficticios. El narrador es libre de optar por uno de tipo interno o externo, es decir, por participar en mayor o menor grado en las acciones relatadas o mantenerse absolutamente al margen de lo que allí ocurre.

El narrador interno puede, incluso, ser el protagonista; siendo entonces frecuente que cuente los hechos según le parezca que han sucedido, con un alto grado de subjetividad, pues. Así ocurre en El lazarillo de Tormes  o en El túnel, la novela de Ernesto Sábato en la que el protagonista justifica lo que no es más que una paranoia. También puede tratarse de un narrador testigo, que haya asistido a los hechos o haya oído comentarlos, como en la Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez.

  

En cambio, el narrador externo permanece ajeno a lo relatado y puede alcanzar, sin embargo, un profundo conocimiento de los hechos, sabiendo lo que piensan los personajes, su pasado y su futuro, e incluso juzgarlos; en este caso se trata de un narrador denominado omnisciente. Se trata del modelo más frecuente de novela desde el Realismo.

Puede también, tan sólo, conocer lo que se percibe a través de los sentidos, teniendo el lector que interpretar la información; hablamos entonces de narrador objetivo.

 

4- TEXTO NARRATIVO

TEXTO NARRATIVO

¿Qué es una narración? Es un tipo de texto en el que se relatan hechos reales o ficticios y en los que participan unos personajes enmarcados en un tiempo y un espacio determinados.

       

Podemos hablar de los distintos ingredientes que la constituyen: la estructura externa –párrafos, capítulos, secuencias…- o interna (según se distribuya el contenido), el tiempo (según sea cronológico o sufra diferentes desórdenes –analepsis, prolepsis, elipsis…), el punto de vista (es decir, la perspectiva desde la que se cuenta la historia: interna o externa…), los personajes, la descripción, los diálogos, las posibles digresiones y el espacio en el que se desarrollan dichos sucesos. Todos ellos configuran una nueva realidad coherente.

 

3- EL TEXTO Y SUS PROPIEDADES

EL TEXTO Y SUS PROPIEDADES

Un texto, para constituirse como tal, debe poseer unas características determinadas.

Fundamentalmente, ha de ser un texto adecuado, es decir, en el que se haya seleccionado la posibilidad lingüística más apropiada; tiene que ser coherente, esto es, que todos los elementos que lo constituyan formen una unidad de significado; y, asimismo, hay que conseguir que esté cohesionado, o sea, que las unidades del texto se relacionen utilizando procedimientos gramaticales, como la deixis, la anáfora, la catáfora o la elipsis, y procedimientos léxico-semánticos: bien, la sustitución léxica por medio de sinónimos, hiperónimos,  hipónimos o antónimos; bien, la conexión a través de marcadores discursivos que ordenen el texto o lo jerarquicen.