LA ESTRUCTURA DEL TEXTO NARRATIVO
Cabe distinguir entre estructura externa y estructura interna. La primera se refiere al aspecto en que está dividido el texto: párrafos, capítulos, secuencias, tratados, actos, escenas, etc. La segunda atiende a la distribución del contenido.
Si se consideran las partes en que se organizan dichos contenidos, demasiado a menudo se suelen distinguir tres: el planteamiento, el nudo y el desenlace. Aunque pueden darse otro tipo de estructuras, desde finales abiertos -sin desenlaces claros- hasta estructuras circulares que acaban del mismo modo que han empezado.
Con frecuencia las narraciones no obedecen a esta estructura porque se producen desarreglos temporales y el relato no se presenta siguiendo un orden lineal o cronológico, como lo hacía El Quijote o era habitual en la novela decimonónica, sino que sigue una estructura in medias res – en la que el relato empieza en medio de la narración para luego volver hacia atrás, según se hace en La Ilíada de Homero- o bien, se nos presentan analepsis (“flash-backs”) o retrospecciones, que nos vuelven hacia el pasado, o prolepsis (“flash-forwards”) o anticipaciones, que nos anuncian sucesos del futuro. Otra posibilidad estructural es la del contrapunto, que consiste en dos secuencias narrativas distintas que avanzan separadamente hasta que llega un momento en que se cruzan.