EL TEXTO Y SUS PROPIEDADES
Un texto, para constituirse como tal, debe poseer unas características determinadas.
Fundamentalmente, ha de ser un texto adecuado, es decir, en el que se haya seleccionado la posibilidad lingüística más apropiada; tiene que ser coherente, esto es, que todos los elementos que lo constituyan formen una unidad de significado; y, asimismo, hay que conseguir que esté cohesionado, o sea, que las unidades del texto se relacionen utilizando procedimientos gramaticales, como la deixis, la anáfora, la catáfora o la elipsis, y procedimientos léxico-semánticos: bien, la sustitución léxica por medio de sinónimos, hiperónimos, hipónimos o antónimos; bien, la conexión a través de marcadores discursivos que ordenen el texto o lo jerarquicen.