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8.- La novela de postguerra.
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7.- Contenidos del examen de Luciérnagas.
1.- Realizar un comentario sobre uno o dos textos de la novela. (Se indicará la estructura: – contexto – tema principal – orientación para el comentario, que estará relacionada con los temas indicados a continuación.
2.- Responder sobre los siguientes temas a partir de algún breve fragmento
a) Los mitos en L (entrada 8)
b) Las 3 versiones de L (entrada 7)
c) L como novela de crecimiento (entrada 6)
d) Los cronotopos de L (entrada 6)
e) La posición política de la autora (entrada 5)
f) El tremendismo (entrada 4)
3.- Es imprescindible una lectura íntegra de la novela.
4.- Las faltas descuentan 0.1. Límite, -2.
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8.- Los mitos presentes en Luciérnagas.
El cainismo
La presencia de este mito define a varios personajes y situaciones. Así, la historia de Pablo está definida por este episodio bíblico, pues su estancia en Badajoz culmina con la muerte violenta de varios personajes (el administrador de la fábrica, un sacerdote y varios guardias civiles); la asociación del anarquismo con la maldad y la violencia es subrayada por la admonición de Pablo a sus compañeros en la liberación de los presos (“Hermanos todos, hermanos, hijos de Caín…”). Otros fragmentos del Deuteronomio subrayan esta característica de Pablo en el momento antes de su muerte: “alza los ojos hacia Poniente (…) y contempla con tus ojos, pues no has de pasar este Jordán”. “Pues yo voy a morir en este país, sin atravesar el Jordán. Mientras vosotros lo pasaréis y tomaréis posesión de esta hermosa tierra”. Sin embargo, el vaticinio de Pablo no se cumplirá al final de la novela, subrayando que el mito de Sísifo también señala el trayecto de los personajes.
Sol también es identificada por Caín, pues desde niña es señalada como especial. Lo que la caracteriza es una sensibilidad fuera de lo común y el deseo de querer saber; conocer lo que hay más allá de las tapias de su colegio o de los confines familiares; eso la convierte en un personaje diferente a los que la rodean. En el fondo, esa sed de conocimiento se revela como una angustia existencial que AMM intensifica mediante la analogía al mito bíblico de Caín: “Con una verdadera angustia, no exenta de cierta rebeldía, intuíase marcada, como Caín”. En su caso, el mito señala de esta manera su destino trágico que le hace perder sus señas de origen familiar así como luego a Cristián.
La división social en dos bandos que se pretenden asesinar es un producto de la GGCC y también es señalada como una de las características propias del cainismo en Luciérnagas.
La tierra prometida y el paraíso perdido
El versículo de Deuteronomio que sirve de entrada a la obra y que se va a convertir en un leitmotiv en la segunda parte, al narrarse la vida de Pablo, apunta en esa dirección.. La tierra prometida, ese paraíso que en el caso de Sol o de Pablo es la infancia, se construye con un referente mítico: el de la expulsión y la imposibilidad de retorno al mismo. En el caso de Cristián, su muerte a la entrada de Barcelona, en las laderas del Tibidabo, actúa en el mismo sentido.
El mito de Sísifo
Este mito había sido recreado por Albert Camus en 1943 en su ensayo El mito de Sísifo. Se trata de una de las bases teóricas sobre las que se va a asentar el existencialismo francés. En el fondo del mito está la cuestión de cuál es el sentido de la vida en un orden de cosas que se repiten de forma inexorablemente absurda. Esta idea la vemos de forma inequívoca en Luciérnagas; a medida que la novela va acercándose al desenlace, van intensificándose las advertencias que ponen de relieve que la tierra, como elemento natural personificado, va tragándose de manera irreversible todas las cosas que la pueblan.
“La tierra que todo lo traga y todo lo devuelve, que devolvió charcas y árboles, que devolvió tiempo, esta tierra que tragó a su padre, que tragó la infancia, que tragó el amor y el odio, el rumor del agua, el polvo y un olor profundo y atroz: el olor inconfundible, sombrío y estallante de la vida. La vida sigue y todo se repite en esta tierra.” (pág. 310)
Así pues, los personajes de esta novela no solo conviven con sus semejantes, sino con fuerzas elementales superiores a ellos que los someten de antemano a un destino fatalista y que los condenan, como a Sísifo, a repetir su trazado de forma constante, sin posibilidad de huir del destino trágico.
Sol y Cristián representan una nueva generación que ha conseguido deshacerse de las barreras de clase. Ellos sonla esperanza sobre la que inaugurar los fundamentos de un mundo mejor construido sobre la base del amor que ha roto las barreras sociales que existían entre clases antagónicas. Por medio del amor se deshace la incomunicación que existía entre dos esferas sociales irreconciliables. Sol y Cristián representan esa capacidad del ser humano de superar las barreras cainitas de la violencia, el egoísmo y el resentimiento. Se enfrentan como los héroes de una tragedia griega al destino trágico que no obstante, les acabará alcanzando aunque dejará a Sol la posibilidad de criar a su hijo aún no concebido. “Así pues, todo empezaba de nuevo, devorado por el tiempo”.
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7.- Las 3 versiones de Luciérnagas. Sus cambios de final.
CRONOLOGÍA DE LA PUBLICACIÓN DE LA NOVELA
- 1949. AMM empieza a escribirla en Barcelona, la termina en Madrid en 1953.
- 12.10.1953. La novela queda entre las nueve finalistas del Premio Planeta.
- 20.10.1953. Su marido presenta a censura la novela, que Planeta quería publicar
- 30.11.1953. La censura suspende la publicación de la novela.
- 1954. “Luciérnagas se va a publicar próximamente en Buenos Aires” (A.M. Matute, La Vanguardia, 14.10.1954); “Luciérnagas se edita fuera de España” (J.R. Masoliver, La Vanguardia, 12.12.1954).
- 1955. Edición de En esta tierra, versión modificada de Luciérnagas.
- 1993. Nueva edición de Luciérnagas. “No es que haya vuelto a escribir la novela…Chocó hasta tres veces con la censura…Decidí volver a publicarla, pero recuperando el manuscrito original” (A.M.Matute,1993)
“Aquellos censores me prohibieron un libro entero, Luciérnagas, que escribí a los veintidós años. Cuando Juan Pablo tenía nueve meses se puso enfermo. Nos habían cortado la luz por falta de pago y yo necesitaba dinero como fuera, así que dije: que cambien lo que quieran, la vida de mi hijo es más importante. Acepté los cambios y Editorial Éxito publicó el libro con el título de En esta tierra. No quise que se llamara Luciérnagas porque no era la misma novela que había escrito. Fue un libro que publiqué por pura necesidad. Mil años después, en el 93, pude publicar el original, con su título de entonces.” (Ronda del Gijón)
Informe de la censura:
LOS 3 FINALES DE LA NOVELA.
Las luciérnagas (1953): Cristián y Sol viven con entusiasmo la conquista de Barcelona. Se casan, tienen un hijo. Él estudia Medicina mientras trabaja de practicante. Pasan apuros económicos. Cristián se endeuda con un prestamista usurero, al que mata. Es condenado y, para reducir condena, trabaja en la construcción de una carretera en la aldea de Santa Bárbara. En el verano de 1945 Chano llega al penal, condenado por atraco, y se reencuentra con Cristián. Cristián recibe las visitas de Sol y del hijo de ambos, mientras aguarda, con esperanza, a cumplir los cinco años de cárcel que le quedan.
En esta tierra (1955): En la chabola de Vallcarca, Cristián y Sol aguardan con impaciencia a los nacionales: “¡No tardarán! ¡Lo sé!… Tendremos paciencia. / Oyeron de pronto el ruido de unos aviones cercanos. Cristián levantó ansiosamente la cabeza y sonrió. “Al fin –decía- Al fin…” (…) Sonaban en la parte alta disparos de “pacos”, detonaciones que tenían algo dañino y falso en la luz de la mañana. “Deben estar resistiendo por ahí, todavía” (…) En aquel momento alumbraron la curva de la carretera. Una columna de tanques e infantería descendía hacia la ciudad. Al verlos, Cristián soltó el brazo de Sol y se lanzó vertiente abajo, hacia ellos, con un grito (…) A su espalda, entre el follaje, se alzaba un hotelito rosado, de ventanas herméticas, con los maderos podridos. La bala fue también un grito bronco junto a ella. Un grito contrario, derrotado, último. Réplica desesperada de la muerte que acaba a la vida que empieza. / El cuerpo de Cristián se paró en seco, sacudido” (pp. 300-303).
“…los amantes se buscan y cuando Cristián corre hacia ella una bala lo derriba ante los tanques de los vencedores” (Gonzalo Sobejano)
Luciérnagas (1993): “Una columna de tanques e infantería descendía hacia la ciudad. Se oyó silbar una bala, y el cuerpo de Cristián cayó vertiente abajo, con un grito. (…) A su espalda, entre el follaje, se alzaba un hotelito rosado, de ventanas herméticas , con los maderos rotos. La bala fue también un grito bronco en ella. / El cuerpo de Cristián se paró en seco, sacudido. Luego se dobló y cayó rodando, venciendo matas, hacia el retumbar de los tanques” (p. 308).
VALORACIÓN DE LAS 3 VERSIONES
a) Primera: Escrita, aunque sin entusiasmo político, desde la óptica de los vencedores en la Guerra Civil, con claras críticas hacia los republicanos. Sin embargo, la tibieza con que se enfocan los temas religiosos y morales provocó su prohibición por la censura.
b) Segunda: La principal modificación afecta al final de la novela, que acentúa su posición pro-franquista. “La ciudad roja se revolvía en su último estertor (…) Franco avanzaba… El clima miedoso, por un lado, y lleno de esperanzas por el otro…” (p.266). Cristián ahora muere durante la ocupación de Barcelona en 1939: un francotirador republicano le dispara cuando él sale a recibir con entusiasmo a las tropas franquistas. La censura autorizó esta versión.
b) Tercera: El final es nuevamente modificado, esta vez para suprimir fragmentos pro-franquistas, a costa de provocar ambigüedad. Esta última versión de Luciérnagas contiene abundantes cambios destinados a expurgar contenidos de orientación franquista de En esta tierra. Los más importantes son los que alteran el sentido del trágico desenlace de la novela.
Luciérnagas suprime un fragmento de En esta tierra en que Cristián expresa tres veces su impaciencia ante la inminente llegada del ejército franquista (pp. 300-301). En cambio, mantiene algunas alusiones sueltas pro franquistas:
— «Los aviones eran distintos…», porque ahora no van a bombardear la ciudad, sino a «liberarla»;
— «la ciudad, llena de esperanza…» que solo puede estar referida a su inminente «liberación»;
— «sonaban en la parte alta disparos, detonaciones que tenían algo dañino y falso en la luz de la mañana». Lo de «falso» parece aludir a la nula resistencia que la ciudad iba a ofrecer a las tropas franquistas. Lo de «dañino» parece una valoración negativa que prepara al lector para el disparo que acabará con la vida de Cristián.
Estas alusiones resultan plenamente coherentes con la orientación del final de En esta tierra, pero provocan ambigüedad y desconciertan al lector atento de Luciérnagas. Las ambigüedades culminan en los últimos párrafos de Luciérnagas:
– «Una columna de tanques e infantería descendía hacia la ciudad. Se oyó silbar una bala, y el cuerpo de Cristián cayó vertiente abajo, con un grito. […] A su espalda, entre el follaje, se alzaba un hotelito rosado, de ventanas herméticas, con los maderos rotos. La bala fue también un grito bronco en ella.
-El cuerpo de Cristián se paró en seco, sacudido. Luego se dobló y cayó rodando, venciendo matas, hacia el retumbar de los tanques» (p. 308).
Como vemos, la aparición de los soldados franquistas se une inmediatamente con el disparo. Se suprime que «al verlos, Cristián soltó el brazo de Sol y se lanzó vertiente abajo, hacia ellos, con un grito», tal como se decía en En esta tierra. Igualmente, se suprime el fragmento en que se señalaba con toda claridad que el disparo procedía de un francotirador republicano: «La bala fue también un grito bronco junto a ella. Un grito contrario, derrotado, último. Réplica desesperada de la muerte que acaba, a la vida que empieza». Está bien clara la asociación de «muerte» y «final» con el bando republicano, mientras que «vida» y «comienzo» se asocian con el bando franquista.
Con estas supresiones se logra cambiar por completo el sentido de los últimos párrafos de En esta tierra y sembrar la ambigüedad en los de Luciérnagas 2, donde no queda claro quién mata a Cristián. Podrían ser los soldados franquistas, podría ser alguien oculto en el hotelito, pero sin que quede clara su filiación política y su intencionalidad. También podría ser un disparo fortuito, una bala perdida…
Aparte del final, el resto de la novela no ha sufrido muchas variaciones significativas en las tres versiones (una huelga obrera (1993,p.155) desaparece en 1955, p. 188. En conclusión, la tercera versión no es la recuperación de la primera, sino una revisión de la segunda, para adaptarla al contexto político democrático. Cada una de las tres versiones responde a tres momentos distintos de la historia del país y de la evolución ideológica de la autora.
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6.- Luciérnagas como novela de crecimiento (bildungsroman) y sus espacios (cronotopos).
(a partir de la Introducción de Mª Luisa Sotelo a su edición de Ed. Cátedra).
CRONOTOPO: espacio de la ficción que configura la psicología o la evolución de los personajes.
Luciérnagas, ambientada en Barcelona y con una cronología muy precisa, comienzos del verano de 1935 al 26 de enero de 1939, refleja la transformación personal y existencial de la adolescente Sol y los demás protagonistas de la historia, su hermano Eduardo y los amigos de éste, Chano y los hermanos Daniel, Pablo y Cristián, a la vez que se describe con exactitud la metamorfosis del espacio urbano que habitan. Sol pertenece a una familia burguesa del ensanche barcelonés que, tras el asesinato de su padre al comienzo de la contienda bélica, ve como todo su mundo –hasta entonces perfecto y feliz– se fractura y se descompone ante esa sensación nueva de inseguridad y miedo que se adhiere a su vida.
Estructurada en tres partes, Luciérnagas pertenece al subgénero de novela de aprendizaje, es decir, se corresponde con el esquema iniciático propio de la novela de formación o bildungsroman: tres fases –partida, iniciación y regreso. Este género nace en la modernidad con el Lazarillo de Tormes (1534), aunque en el Romanticismo lo popularizó el Wilhem Meister, de Goethe (1795). En el siglo XX, Retrato del artista adolescente, de James Joyce (1911). Otras novelas de A.M Matute son novelas de formación como Primera memoria (1959).
En este sentido la partida corresponde a los seis primeros capítulos (pp. 11-138), presentación de la protagonista y del espacio que habita, así como el estallido de la guerra y el asesinato de su padre, son sucesivas pruebas que marcan también el inicio simultáneo de una transformación vital y espacial; la segunda parte, más extensa, formada por nueve capítulos (pp.141-272), corresponde al período de iniciación y honda transformación psicológica de la protagonista en un largo peregrinaje por la ciudad bajo la continua amenaza de las bombas; y la tercera, mucho más breve, los tres últimos capítulos (pp.275-312), con el regreso de Sol a su casa, tras un largo periplo urbano que la ha llevado a vivir situaciones límite, como el descubrimiento de los barrios bajos, la muerte de los amigos, un trágico bombardeo, el hambre, la lucha por la supervivencia y el paso por la cárcel, en definitiva, un cúmulo de experiencias vitales que la han cambiado profundamente.
En el transcurso de este proceso iniciático Sol ha realizado un viaje doble –metafórico, hacia sí misma, y real, por diferentes barrios de la ciudad–, y el resultado es una honda transformación, que podría sintetizarse entre estos dos hitos, el comienzo del viaje iniciático de la adolescente, que abandona feliz e ignorante del porvenir el pensionado de Saint-Paul, el último curso antes de la contienda bélica: «Así, con dieciséis años inquietos, ignorantes, y un extraño acordeón de libros mal atados –en el que parecía empaquetar toda su infancia–, ojeando pensativamente su cuaderno escolar, le sorprendió el estallido de la guerra» (37), y el final, la joven convertida en mujer, que regresa a su casa tras la experiencia traumática de la guerra pero fortalecida por el descubrimiento del amor y la ilusión del hijo que espera. La transformación se ha consumado, la diferencia entre la protagonista de la partida y la del regreso es evidente, ahora Sol Roda es plenamente consciente de que ya nada volverá a ser como antes, por ello ante las palabras de su madre que se aferra al pasado como tabla de naufrago:
Con un evidente sustrato autobiográfico Ana Mª Matute traza una visión de la ciudad de Barcelona sumida en el caos, el hambre y la miseria, teñida de sangre y venganzas. La ciudad, los diferentes escenarios urbanos, que son también escenarios de la memoria de la narradora, Pedralbes, el Ensanche, la calle Muntaner, la plaza Universidad, el barrio gótico, la Vía Layetana, la Barceloneta desembocando en el mar, las laderas del Tibidabo, sembradas de barracas de refugiados con la ciudad a sus pies, son junto a la reflexión sobre el paso del tiempo y la evocación de la infancia feliz, truncada por los sucesos bélicos, los verdaderos motivos temáticos que se imponen con extraordinaria fuerza poética a los ojos y la sensibilidad del lector.
1.- LA PARTIDA.
El confortable espacio doméstico, verdadero refugio de su familia y de María, se transforma radicalmente ante la necesidad de sobrevivir tras el asesinato del padre de Sol. A partir de este suceso crucial que trastorna la vida de la protagonista se inicia un doloroso proceso de maduración psicológica.
La protagonista tiene que adaptarse a la nueva situación, y el espacio se revelará decisivo en su personal toma de conciencia, pues la narradora evidenciará a través de la descripción de los continuos registros del domicilio familiar, la pérdida de intimidad y del status de privilegio de su clase social, que ahora es expoliada:
La ventana, como todas las de la casa, estaba abierta de par en par, en cumplimiento de una orden de la Comisaría de orden Público para impedir se disparase desde dentro.
El espacio familiar funciona, pues, como cronotopo, pues espacio y tiempo están fundidos en una continuidad indisoluble, como escenario de la progresiva destrucción tanto del espacio urbano como del doméstico y familiar:
Dos veces aún, después de aquella noche en que se llevaron a su padre, llegaron patrullas de hombres y registraron el piso. Irrumpían con violencia y golpeaban los muebles con la culata de los fusiles (44).
Este espacio familiar, poblado de objetos y recuerdos, va a ser borrado sin compasión por las patrullas de registro o simplemente la familia tendrá que deshacerse de los objetos de más valor para poder sobrevivir a la amenaza del hambre mientras contempla impotente cómo se instalan unas milicianas en su propia casa:
Su madre vendió lámparas de cristal y bronce. Los objetos de metal codiciado desaparecieron –entre registros y ventas, los cuadros y objetos de adorno desaparecieron–, el suelo rayado por los clavos de las botas y los bayonetazos de los milicianos, la desolación material, en fin, era aún soportable (53).
Y si todas estas pérdidas materiales son dolorosamente soportables no lo será el hambre, que se vuelve cada vez más acuciante y es el móvil fundamental en la transformación del espacio. Esa sensación hasta entonces desconocida para la familia acomodada de la protagonista, trae consigo otra transformación del espacio urbano con la presencia de las colas de racionamiento, que obligan a Sol a permanecer «largas horas en las calles para lograr un panecillo o un trozo de jabón, en lucha angustiosa, desmesurada para ir existiendo ».
Todas estas carencias agudizan el ingenio de Eduardo, el hermano de Sol, pues mientras ésta trabaja en la Academia de su antiguo profesor Ramón Boloix, él contempla «la ciudad con extraña avidez» y decide asociarse a una pandilla de muchachos, Chano, un pillete, que vive de sus hurtos en una barraca en las laderas del Tibidabo y Daniel, que tiene dos hermanos mayores, Pablo, joven anarquista, y Cristián, opuesto a Pablo en ideas pero que siempre ha dependido de él. Una vez formado el grupo, Sol acompaña a su hermano en un peregrinaje urbano, que le permite descubrir otros barrios de la ciudad, hasta entonces totalmente ignorados–
La segunda experiencia decisiva será la visita también junto a su hermano Eduardo a las barracas-refugio en las afueras de la ciudad, donde éste se reúne con sus amigos de correrías y hurtos: «La llevó ciudad arriba, hacia el Tibidabo. En una de esas barracas guardaban el botín de sus correrías y vivía Chano, verdadero pilluelo sin familia y sin afectos. La simbiosis entre el espacio y este personaje es absoluta. El pobre muchacho vive en condiciones infrahumanas, como un animal, al margen de la ciudad, en un espacio miserable, construido por el mismo a base de detritus urbanos.
Y en ese desolado paisaje urbano surgen nuevos espacios que definen la nueva posición social y espiritual de Sol, como el comedor del auxilio social, resultado de la forzosa transformación de un antiguo restaurante: «El comedor al que acudía era un antiguo restaurante de la calle Muntaner. Las vidrieras y los espejos estaban materialmente cubiertos de carteles…» (129). Este nuevo espacio de supervivencia es un símbolo de la imparable transformación urbana que se ha operado en esta primera parte de la novela. De aquella ciudad soñada y construida por Sol con cuadernos en su pupitre escolar no queda ya nada. La ciudad se ha degradado bajo los constantes bombardeos. Ha enmudecido ante el forzoso desalojo de sus habitantes, que como topos se esconden ahora en los refugios subterráneos.
Además, en Luciérnagas, el movimiento de Sol por Barcelona refleja sus movimientos sociales de caída (pérdida del status económico burgués) y de imposible ascenso, pues aunque vuelva a la zona alta a final de la 2ª parte, esta estará destruida y no podrá volver a ser lugar de refugio.
2.- CULMINACIÓN INICIÁTICA.
En el proceso iniciático de Sol el descubrimiento de la vida mísera de los amigos de su hermano ha resultado decisivo. Cuando acude a casa de la familia Barrero, en la zona baja de Barcelona (al lado de la Vía Laietana), presencia la muerte de Daniel y el posterior bombardeo que destruye prácticamente la casa y la zona en la que vive junto a su padre. En esta segunda parte la visión de la ciudad de Barcelona, ya en plena guerra, es realmente apocalíptica, y coincide con la salida de Sol de su domicilio familiar y su encuentro decisivo con Cristián, con quien emprenderá un nuevo destino.
Esta destrucción de la humilde buhardilla en los alrededores de la vía Layetana por efecto de los continuos bombardeos es una experiencia traumática que Sol vive lejos de su hogar y que resulta determinante en que adquiera una actitud de rebeldía ante la injusticia social y la pobreza, que era mucho más evidente en determinadas zonas de la ciudad.
Otra constante en el tratamiento espacial de la novela es que, aunque se describen diversos espacios interiores, nunca se pierde la referencia al espacio exterior, urbano, de manera que la ciudad, no es sólo escenario sino protagonista del relato: «Desde las ventanas de la buhardilla se veía la aglomeración gris y rojiza de las azoteas y el humo, la ropa tendida y los palomares» (168-9), una aparente normalidad que iba a ser repentinamente destruida por los bombardeos.
Y tras los continuos bombardeos, el desescombro que deja al descubierto retazos de vida, recuerdos que sobreviven como por milagro, como el cuadro que colgaba todavía de una pared semi destruida. A partir de este momento, con la destrucción total del espacio familiar de la buhardilla y el suicidio de Pablo, tras resultar gravemente herido en el bombardeo, Sol acompañada de Cristián –el único superviviente de los tres hermanos–, inicia el ascenso de nuevo hacia la parte alta de la ciudad, donde se refugiaran en una torre incautada a sus dueños por Pablo:
A medida que ascienden hacia Sarriá, Sol se siente mucho más identificada con aquella parte de la ciudad, que había sido el escenario de su infancia feliz antes de la guerra. Al contemplar la ciudad destruida y la miseria de las gentes, vuelven sobre ella con nitidez los recuerdos de la ciudad feliz de su infancia. Como en un fundido cinematográfico la mirada presente y la memoria del pasado se proyectan unidas:
A medida que ascendían Sol se familiarizaba con las calles y las anchas avenidas que le eran habituales, con sus árboles mutilados para hacer leña. No tardarían mucho en bajar de la montaña grupos de gente con brazadas de rama. El Tibidabo, alto y gris, recortaba su joroba grande, oscura, en la mañana. No parecía la misma montaña que viera de niña, desde los balcones de su casa […]
En este momento decisivo de la trama argumental cobra verdadero sentido el metafórico título y leiv-motif de la novela, Luciérnagas. Sol y Cristián son como dos «luciérnagas, barcos errantes en la noche» (252), que caminan unidos por el sufrimiento y la experiencia de la guerra como «criaturas errantes, dando tumbos, chocando contra los muros, la cabeza encendida, luciérnagas» (261).
3.- EL REGRESO.
La tercera parte, el regreso de Sol a su casa se produce después convivir con Cristián durante algún tiempo en la torre de Sarria, donde serán detenidos y llevados a la cárcel Modelo en la calle Entenza. Después de varios días en la cárcel Sol recupera la libertad y deambula por la ciudad en busca del mar en un nuevo intento por recuperar el espacio urbano de su infancia:
Miró turbadamente en derredor y reconoció la Vía Layetana. «Allá abajo está el mar», y un deseo de ir hacia él la llenó, vivificándola, como si la vista del mar de su infancia, de un tiempo lejano, fuese a devolverle aquella niña que no murió ni estaba en ninguna parte[1]. Como en sueños. (…) Sin saber cómo se encontró en la Barceloneta, entre paredes sucias o arruinadas, mujerucas trasegando extraños bultos, chiquillos que hurgaban en los escombros buscando tesoros inexistentes y luego, por fin el mar (275).
El cambio de la ciudad refleja por tanto el crecimiento de Sol a través de la experiencia de la pérdida y la tragedia. La protagonista se siente ya inevitablemente ligada a aquellos espacios para siempre. Una ciudad extenuada, moribunda como muchos de sus habitantes cedía finalmente ante el cerco de los continuos bombardeos. Sol, mientras asciende hacia calles que le resultan mucho más familiares, percibe esa mezcla de miedo y esperanza, que late en el ambiente urbano como expresión de las diferentes expectativas de los dos bandos contendientes:
Sol se alejó, con paso lento. Sus pies la conducían ciudad arriba, ciudad arriba, y buscarían, aunque ella no lo hubiese querido, sus calles familiares, sus árboles, su infancia. En algunas plazas se amontonaban papeles, libros, oficios medio quemados…..Una gran náusea la sacudió, desde lo más profundo de su ser, como si partiese del centro mismo de su vida. (278-279).
Y ya sólo queda la visión final de la ciudad sometida, silenciosa, vencida y casi desierta, que parece . Sol en una última imagen contempla el espolio de lo poco que ha resistido a la destrucción sistemática de los insistentes bombardeos:
En la calle Muntaner vio un grupo que avanzaba arrastrando sacos y cajones […] Cerca de la Plaza de Adriano, en lo que antes fue un garaje, convertido ahora en almacén una turba violenta y silenciosa se apiñaba, saqueándolo. Los aviones volaban cada vez más bajos […] En las calles grises, abandonadas bajo el débil sol de invierno, los golpes tenían un eco blando y la brutalidad parecía atenuada por el silencio. El día, apenas dorado, se extinguía en la noche que se acercaba, un viento suave….Sol vio un grupo de chiquillos descalzos, astrosos y renegridos, provistos de largos ganchos. Todo era un destripar escombros, un febril hurgar entre la podredumbre y la miseria, en busca de lo que fuese (296).
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5.- Posición política de la autora.
Posición ideológica de la autora
A.M. Matute escribió, sobre Luciérnagas: “Los protagonistas son varios adolescentes que no saben por qué se están matando sus hermanos mayores y que no comprenden por qué tienen ellos que recibir las consecuencias. No es una novela política, sino que es humana (El País, 27.10.2012).
Así, hay que entender las luchas de Sol y Eduardo como su intento de salir adelante en un país destruido. Eduardo es un adolescente desclasado que aprovecha la Guerra para construirse un futuro que sea solo suyo, lejos del camino que le había diseñado su padre. Su rebeldía se concreta en su alianza con el grupo del Chano y los hermanos Barrero, pertenecientes al bajo proletariado o directamente a la marginalidad social. A Eduardo “no le importaban los motivos de la revolución, ni se sentía solidarizado, ideológicamente, con aquellos hombres” (p. 83). “Las revoluciones no se hacen por nada. No sé yo en esta quién tiene razón, ni me importa tampoco. Pero ya he dejado de sentirme su víctima. Prefiero considerarme una de sus consecuencias (p. 110). Su rebeldía contra su origen burgués, por tanto, no es política, sino personal, basada en la lucha contra un destino familiar predetinado para él.
Sol une su destino a Cristián contraviniendo su origen burgués, con la intención de salir adelante y construirse un futuro juntos, unidos por el amor. Las diferencias políticas o sociales entre ellos son borradas: “No tenemos ningún carnet, no pertenecemos a ningún partido ni sindicato (…) No dispararé un solo tiro. No conozco “míos” ni “tuyos” (p. 266). Sol también quiere huir del molde familiar, pues no desea seguir el estereotipo de mujer que ve en su madre (doméstica, retraída) pero es la Guerra quien le hace salir de su hogar, pues su rebeldía es pasiva.
La novela plantea que existe una confrontación social, no política, en la sociedad. No podía ser de otra forma en pleno franquismo. Además, la Censura vigilaba porque las obras publicadas no fuesen contra los principios del Movimiento nacional. Así, se plantea que existe una injusticia de los poseedores contra los desposeídos, y es con estos con quienes Eduardo y Sol parecen sintonizar, como unos burgueses con mala conciencia de clase. Las niñas pobres eran “otro mundo, otra raza” (p. 21), dice Sol cuando adquiere la certeza de su existencia:
Cristián y Sol, gracias al amor, superan esa barrera. Pero en la segunda y tercera versión del final de la novela el pesimismo, de influencia existencialista, impone un final trágico. El embarazo de Sol (“Dentro de ella, otro corazón, otros sueños (…) algo que sentía en su ser, misterioso y amado” (p. 307) no abre perspectivas esperanzadoras: “…en aquel hombre, que caía, rodando hacia la carretera, Sol sintió su propia vida, destruida” (p.308)
Aunque no hay tesis política, la novela está escrita desde una cosmovisión franquista. Los “malos” son republicanos (Boloix, Pablo) que reciben su castigo. Pablo se arrepiente: “Me equivoqué. Nunca tuve razón” (p. 233). No aparece ningún republicano positivo (Cloti ha sido maltratada por la vida, y por eso llega a odiarla). Y la ocupación de Barcelona es presentada como una liberación.
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4.- Carácter de Sol y Cristián y su condición trágica.
INTRODUCCIÓN.
Si bien el final de Luciérnagas puede calificarse como trágico debido a la muerte de uno de los protagonistas (Cristián), esto no es así en el caso de Sol, que ha confirmado su supervivencia y su evolución de niña a próxima madre con un tono más esperanzado. Así, la filiación como tragedia de la novela de AM Matute no se relaciona con los 3 géneros que definían la literatura desde la antigüedad (comedia, tragedia, tragicomedia, relacionados con el final de sus argumentos). Más bien, ambos son personajes trágicos en otro sentido: el de la presencia de un hado o destino del que un personaje no puede escapar (en el caso de esta novela, la Guerra civil), que suele culminar en la tradición literaria con la muerte.
En este sentido, Sol parte de ser una niña de la burguesía barcelonesa que ignora el mundo más allá de los privilegios de su clase (vive en la zona alta de la ciudad, cronotopo geográfico-social; estudia interna en un colegio femenino y su curiosidad solo atisba desde lejos algunas situaciones de las clases bajas, como la existencia de niños pobres y la forma de alimentarse de unos obreros). Su debilidad es caracterizada en su etopeya (es comparada a menudo con el cristal, incluso en la transparencia de su mirada y sus ojos claros). Parece predestinada a repetir el modelo familiar cuando la GC (que había sido anunciada en los miedos de su abuela) corta su destino. El asesinato de su padre por parte de milicianos de la República rompe el cordón umbilical con sus privilegios y a partir de entonces no podrá disponer ni de su espacio doméstico y privacidad (pues su casa será usada para ubicar a milicianos como a la joven Cloti y a su familia). La nueva situación le lleva a mezclarse con gente y la geografía urbana desconocida para ella, pues el hambre le obliga a buscar racionamiento y a plantearse trabajar. En este trayecto vital, Sol debe enfrentarse a la miseria, a sus limitaciones de carácter y a que los demás quieran aprovecharse de ella, como es el caso de Ramón Boloix, antiguo profesor que quiere convertir una relación de trabajo en un abuso. Toda esta ruptura le hace modificar su concepción de la vida a un pesimismo existencial del que tan solo parece salir mediante el conocimiento del amor hacia Cristián. Su breve relación, basada en sentirse mutuamente como corefugio ante las consecuencias de la tragedia bélica, cristaliza en el embarazo de Sol, ya en su nuevo rol de mujer evolucionada, lo cual le impide, al final de la novela, el retorno al hogar familiar a representar un papel que ya no tiene.
En el caso de Cristián, la Guerra civil también es la culpable de la ruptura de sus aspiraciones vitales. Es el menos rebelde de sus hermanos, hasta el punto de esconderse de sus obligaciones de alistarse para la GC). Aunque había conocido previamente las penurias de pertenecer a una familia proletaria (no había podido estudiar Medicina a pesar de que su sacrificado padre le consiguiera una beca, y había conocido la cárcel como consecuencia de buscarse la vida). La muerte de toda su familia la noche de un bombardeo fascista se produce casi al unísono que su conocimiento con Sol. Su relación de desarrolla en un refugio aislado, la casa de su hermano Pablo, pero su brevedad le hace que vuelva a conocer la cárcel y aunque escapa de ser fusilado a muerte, un trágico destino parece perseguirle haciendo honor al origen simbólico de su nombre (Cristo-Cristián, curiosamente el primer amor infantil de Sol), pues sacrifica su vida en pro de la de Sol y la de su futuro hijo.
En consecuencia, Sol y Cristián representan el atisbo de esperanza (su luz, la de las luciérnagas en la noche) ante el presente destruido por la Guerra, aunque los traumas vitales derivados de esta no les dejan lugar para un futuro juntos. Su unión contra natura, pues ambos provenían de dos orígenes sociales antagónicos les había igualado ante su destino, pero ni siquiera ellos pueden huir de las consecuencias del desastre y por eso su futuro rompe al no poder entrar juntos en la Tierra prometida.
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3.- El tremendismo en Luciérnagas.
El tremendismo es una técnica literaria narrativa que se desarrolló, fundamentalmente, en la novela española de los años 1940. Se caracteriza por una especial crudeza en la presentación de la trama (recurrencia a situaciones violentas), el tratamiento de los personajes (habitualmente, seres propios de la marginalidad de la época: criminales, personajes con patologías físicas o mentales, habitantes del hampa…). En el lenguaje, se manifiesta en el uso de un léxico desgarrado y duro, aséptico.
La relación entre esta tendencia y el contexto social de la inmediata posguerra es clara, pues parece responder a las complicadas experiencias vividas por los autores durante la guerra, contienda que habría condicionado su manera de ver y presentar la realidad en el mundo artístico.
El término tremendismo fue definido como “realismo que acentuaba las tintas negras, la violencia y el crimen truculento, episodios crudos y a veces repulsivos, zonas sombrías de la existencia”. El tremendismo es el resultado de la aplicación de la técnica realista en la novela para reflejar las inquietudes, los sufrimientos, las frustraciones y la angustia de; es decir, el lado mal período posterior a la Guerra civil en su aspecto materialista, en la época en que la censura impedía cualquier crítica a la situación de España.
La novela más paradigmática de la moda tremendista fue La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela (1942) y Los santos inocentes, de Miguel Delibes (1981). Luciérnagas de Ana María Matute contiene fragmentos tremendistas, pero que no dominan el tono de la novela.
Las características del tremendismo son:
– Reflejo de lo más sórdido y crudo de la vida, con tono descriptivo más que crítico.
– Se detiene en los aspectos antiestéticos y escatológicos del cuerpo humano (malformaciones, falta de higiene, suciedad…).
– Incorporación de la lengua de la calle, del hampa, de los suburbios o del mundo rural.
– Sencillez en el desarrollo del relato, prescindiendo de escenas simultáneas, de largas descripciones, hay
-Rechazo del análisis psicológico.
– Cierto existencialismo.
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2.- Siete tipos de análisis literario.
1.- Estructural. Describir todos los elementos objetivos en la composición de un texto. La organización de la trama (tiempo lineal, flash-backs, flash-forwards, fragmentación…), los personajes (protagonistas-antagonistas, principales-secundarios-fugaces, planos-redondos), los espacios (exteriores/interiores/simbólicos). El género (narración, novela-relato-poema épico-; teatro (comedia, tragedia, tragicomedia, diálogo, monólogo); poema (elegía, oda, …).
Con este análisis, valoramos la complejidad de una obra en los aspectos más formales de su composición. Por ejemplo, valorar de qué manera LNDSL convierte en poco fiables algo como el narrador. O valorar cómo en esta misma novela los personajes secundarios están más cerca de la verdad que el protagonista, que es con quien el lector se ha identificado. También, la forma de escribir: cómo el estilo minimalista refleja el pensamiento fragmentado (debido al trauma de la guerra) del sr. Lihn.
2.- Histórico. Explicar las influencias de otros autores , así como las modificaciones que este aporta a la tradición genérica en que se inserta (novela, teatro, poesía…). También, analizar cómo los textos literarios transmiten el “espíritu de la época”.
Con este análisis histórico, se puede valorar la originalidad y las aportaciones de las obras. Por ejemplo, en LNDSL, valorar qué tipo de novela es (psicológica, histórica…) y por qué en esta época se escriben obras que no explican la realidad (realistas), sino la vivencia que tenemos de ella. Determinar los autores que influyen en Philippe Claudel y la influencia de su obra en otros autores.
3.- Marxista o social. Explicar cómo el texto muestra las relaciones sociales de la época en que fue escrito, así como sus conflictos subyacentes.
Ejemplo: En LNDSL, cómo la novela muestra las condiciones de los refugiados y la forma en que un país occidental los integra. La forma en que el poder manifiesta las relaciones sociales: las instituciones públicas que acogen al sr. Lihn.
4.- Temático. Averiguar cuál es el tema principal (o alguno secundario) de un texto y mostrar con razones del argumento de qué manera la obra toma partido por una posición u otra.
Ejemplo: cómo se manifiestan cuestiones de relevancia social en LNDSL: la justicia social, la ayuda a los refugiados, los traumas de la guerra… Y valorar de qué manera el autor se hace eco y plasma en su obra las opiniones de su tiempo sobre estas cuestiones.
5.- De género. Acometer la oposición entre los roles masculino y femenino que los relatos muestran. Dar importancia a la crítica de la preeminencia subconsciente del rol masculino durante la historia, tanto en las circunstancias de la creación como de la recepción, como de las ficciones de los relatos.
Ejemplo: cómo la literatura ha reflejado el tradicional machismo de la historia o cómo lo ha intentado combatir. El papel maternal del sr. Lihn, la patria como madre, las relaciones patriarcales entre personajes.
6.- Psicoanalítica. Poner de manifiesto el desarrollo del sujeto freudiano en los contenidos de los textos.
7.- Discurso de minorías: analizar cómo los textos literarios reflejan diferente discriminaciones que existen en la realidad: raciales, de orientación sexual, sociales, políticas, geográficas…
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1.- 1r comentario. Haruki Murakami / Gabriel García Márquez.
a) Lee los relatos “La chica del cumpleaños” o “El hombre de hielo” pertenecientes al libro Sauce ciego, mujer dormida, de Haruki Murakami. Redacta un comentario de unas 250 palabras en que hagas una interpretación personal sobre ellos. Escribe de forma ordenada, en 4 párrafos.
- Breve presentación del autor/importancia.
- Indica cuál el tema principal del relato.
- Desarrolla tu teoría sobre el enigma que plantea el relato: qué pidió la protagonista al anciano y reflexiona sobre el concepto de deseo.
- Conclusión.
Debes incluir 3 citas del relato.
b) El relato desconocido de Gabriel García Márquez.
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