20.- Análisis de la lengua de “Prisión del nácar era articulado”.

La circunstancia que dio origen al poema está expresada en el plano fonético: una aliteración constante de la “i” (enfatizada además por siete diéresis que la convierten en tónica: vv. 3, 4, 7, 9 y 12) parece imitar el grito de Clori al sufrir su pinchazo. Esta cacofonía queda compensada por la suavidad de las consonantes aliteradas durante el poema (m, n, l), que son fricativas o laterales.

Góngora compone un poema descriptivo en que la belleza de Clori está marcada léxicamente por epítetos (“luciente”, “bella”, “dorado”, “divina”) de connotación positiva. El campo semántico predominante en los sustantivos es el de los minerales preciosos (“nácar”, “oro”, “dïamante”, “marfil”), que se refieren tanto a las cualidades de la sortija de Clori, como a su piel. El autor incide así en la ornamentación sensorial propia del Barroco. Es destacable la ausencia de verbos como señal del culteranismo del que Góngora fue pionero, al intentar dignificar la lengua de su poesía con recursos propios de las lenguas clásicas. Si bien no son predominantes en este poema las metáforas puras, algunas de allas sí que aparecen para exaltar la belleza de los rasgos de Clori; así, la claridad de su piel – que forma parte del canon de belleza de la descriptio puellae clásica, queda señalada por “cristales” y “nieve”, mientras que la pureza del color de la sangre de Clori es evocada mediante “claveles”. Asimismo, una paronomasia relaciona al precioso “oro” con “Clori” a inicio y final de segunda estrofa, aun más si se observa que está situada en paralelo a la realizada por “Prisión” y “aprisionado” en la primera, que sirve para describir la dependencia del autor de los favores de su amada.

Ya en el plano sintáctico, la distancia entre S y V es enorme en los vv. 2-4 (“un diamante era prisión del nácar”) y en 5-8 (“Clori lo redimió”). Estos violentos hipérbatos inciden en la poética culterana de oscurecer la expresión e inciden en el carácter minoritario y selecto del estilo culterano. Asimismo, la presencia de asíndetos evoca la sintaxis latina desprovista de nexos en el v. 11 (“sacrílego divina sangre bebe”) o 12 (“púrpura ilustró menos indïano”).

 

Esta abundancia en la ornamentación es coherente tanto con el estilo de Góngora (el culteranismo) como con la poética del Barroco, que tiende a la descompensación formal. En el caso del poeta granadino, la comparación final del poema (“claveles deshojó la Aurora en vano”) sirve de ejemplo a un estilo prolijo, lleno de perífrasis que crean una belleza formal en contraste a un contenido menor, o anecdótico.

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17.- Antología de poemas.

https://drive.google.com/file/d/1MDKdc5EazvZjdcD0GEy_Q0ghGLlw0JLt/view?usp=sharing

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16.- La rivalidad entre F. de Quevedo y L. de Góngora.

a) El punto sobre la historia. Telemadrid, 2014.

b) El pleito de poetas más épico.

c) El arte de insultar.

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14.- Métrica y retórica.

a) Figuras retóricas a recordar.

 

b) Métrica a recordar.

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13.- Introducción al Barroco.

Tras el reinado de Carlos I (1516-56), que coincide con la aparición del Renacimiento, la época del Barroco coincide con los últimos reyes de la casa de Austria (Felipe II, III, IV y luego Carlos II), que heredan un imperio que pretenderán mantener infructuosamente, a lo cual dedican gran parte de las riquezas del país, provocando así un gran empobrecimiento de su población. No obstante, el desgaste de las guerras con otras potencias europeas provocará que derrotas como la independencia de los Países Bajos, 1579; la derrota de la Armada invencible en 1588; la expulsión de los moriscos en 1609; levantamientos en Cataluña, Sicilia, Nápoles, consolidadas con el Tratado de los Pirineos de 1659 que puso fin, con la pérdida de la hegemonía española, al enfrentamiento con Francia en la Guerra de los treinta años.

Se inicia una época de contrastes: el derroche cortesano hacía de contrapunto a la pobreza de las ciudades, reflejada en géneros como la novela picaresca. Por eso, la cultura de esta época trasluce un hondo pesimismo y un clima de inseguridad y temor, que puede verse en pinturas de Velázquez que se recrean en retratar la deformidad como hace Quevedo en algunos poemas:

Además, la profunda religiosidad propia de la Contrarreforma (tras el Concilio de Trento (1563) y el Índice de libros prohibidos) derrota a los ideales renacentistas de tolerancia, armonía y equilibrio. Estos contrastes se manifiestan en la cultura: la religiosidad más profunda convive con el tono cínico y caricaturesco, como en las pinturas de El Greco. También, de El Greco, El caballero de la mano en el pecho.

La belleza ideal convive frente a el realismo más descarnado y los temas graves filosóficos conviven, incluso en el mismo autor, como Quevedo, con el tratamiento burlesco de estos, o con la parodia de los asuntos clásicos; un ejemplo de ello, en la pintura Los borrachos, de Velázquez. Por eso, el gran tema barroco es el desengaño (la realidad descarnada que desenmascara a los ideales pasados), también visible en obras como La forja de Vulcano.

Estos contrastes entre los ideales imposibles y la realidad se manifiesta en la exagerada ornamentación de sus obras artísticas; los estilos barrocos exageran la expresión tanto en los ideales como en la descripción de la realidad más baja. Los autores buscan metáforas originales, la lengua ya no es clara, armónica y elegante sino recargada y a veces oscura. Los dos estilos poéticos del Barroco (el conceptismo de Quevedo y el culteranismo de Góngora) no pueden ser más diferentes en la forma, pero comparten el gusto por la expresión complicada y por el esfuerzo interpretativo.

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10.- Contenidos del examen de LC.

1.- Un comentario guiado de un fragmento de LC. Deberéis situarlo en la obra (contexto -antes y después-), relacionarlo con más momentos de la obra y con alguno de los temas sobre LC.

a) Primer encuentro de Calisto y Melibea. (p. 17).

b) Pármeno describe a Celestina. (p. 38).

c) Celestina aconseja a Pármeno. (p. 45).

d) Celestina obtiene la prenda (cordón) de Melibea (p, 86).

e) Calisto describe a Melibea de forma idealizada (p. 114).

f) Calisto, enfermo de amor (p. 135). X

g) Descripción paródica de los rasgos de Melibea (p. 149).

h) Denuncia del trato cruel hacia los criados (p. 149). X

i) Celestina recuerda su glorioso pasado (p. 150).

j) Melibea descubre su amor gracias a Celestina (p. 161).

k) Muerte de Celestina (p. 191).

l) Segunda cita de Calisto y de Melibea (p. 248).

m) Melibea contra la voluntad de sus padres (p. 275). X

n) Muerte de Calisto y suicidio de Melibea (p. 255).

2.- Dos preguntas cortas (de unas 100 palabras cada una) sobre los temas de LC (Personajes (Celestina- Calisto – Melibea – Criados); Diferencias entre comedia y tragedia; El planto de Pleberio; El amor en LC; El género de LC; Los preliminares).

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7.- La ruptura del código amoroso del amor cortés por parte de Calisto y Melibea.

Amor cortés: es el código literario medieval que organiza las relaciones de amor entre caballeros y damas en la Edad Media. Tiene su origen en la lírica de los trovadores de Occitania.

  • Los enamorados son siempre de condición aristocrática (aunque también es común que el enamorado sea de un grado social inferior al de la amada).
  • Total sumisión del enamorado a la dama (por una transposición al amor de las relaciones sociales del feudalismo, el enamorado rinde vasallaje a su señora). Esto origina el “sufrimiento gozoso”.
  • La amada es siempre distante, pues suele estar casada,es admirable y es un compendio de perfecciones físicas y morales.
  • El estado amoroso, por transposición al amor de las emociones e imaginería religiosas, es una especie de estado de gracia que ennoblece a quien lo practica.
  • El enamorado puede llegar a la comunicación, con su inaccesible señora, después de una progresión de estados: suspirante (fenhedor, en occitano), suplicante (precador), oyente (entendedor) y amante (drut). Esta última fase casi nunca se realiza.
  • Se trata, frecuentemente, de un amor adúltero. Por lo tanto, el poeta oculta el objeto de su amor sustituyendo el nombre de la amada por una palabra clave (senhal) o seudónimo poético.

 

a) Breve introducción en que presentes el tema.

b) Calisto.

c) Melibea.

d) Breve conclusión (opcional).

 

 

 

Loa nobleza medieval moldeaba sus sentimientos amorosos a través de los códigos del amor cortés, la forma neoplatónica basada en las relaciones de vasallaje feudal que hacía a los caballeros fingir sumisión a una dama ideal prácticamente inalcanzable. El modelo literario de Calisto se halla en una obra cercana a la de Rojas (el caballero Leriano de La cárcel de amor, de Diego de San Pedro), pues en ambas subyacen los ideales del secreto amoroso que debía salvaguardar el honor de la amada, así como la entrega distante al sufrimiento amoroso a que estaba destinado este sentimiento, tan codificado que incluso poseía una serie de grados que había que seguir irremisiblemente hasta llegar al objetivo que Calisto desea antes que nada: el encuentro amoroso con Melibea.

Si reparamos en la actitud de Calisto frente al amor, nos damos cuenta de que su actuación es presentada como una parodia del código amoroso. Así, Calisto quebranta tanto el código del amor cortesano y las normas de la moral cristiana. Ya en su primera declaración se muestra a Caliisto como un enamorado temerario y desconsiderado al iniciar precipitadamente el diálogo con Melibea. Se salta el período largo de la espera, silencio y paciencia, y proclama sus sentimientos de amor por Melibea sin tapujos en el mismo huerto donde la conoce, a lo que le sucede la enfermedad del mal de amor que descubre Sempronio. No obstante, a medida que Caliso va sufriendo su dolor, sí que aparecen ciertos aspectos del amor cortesano. De esta forma, él no sólo es una víctima de la belleza, sino que la dama que la encarna es un ser superior ante la que se humilla y a la que adora como a un Dios. A su vez, en la escena 2ª del acto VI, Calisto compara el sufrimiento del enamorado con la pasión de Cristo, utilizando la retórica cortesana de la herejía de amor. Sin embargo, estos comportamientos no nos permiten decir que la actitud de Calisto sea en esencia la de un amante cortesano, pues Calisto no pone el honor de su amada por encima de su deseo de encontrarse con ella. Así, Calisto está dispuesto a pasar por alto el secreto amoroso de mantener oculta la identidad de la amada para salvaguardar su honra, cuando sabemos por sus criados que Calisto ha pregonado su amor por Melibera. Calisto no se comporta como un amante cortés, pues no se considera bendecido con su «sufrimiento», ni piensa en legitimar su amor casándose, aunque sea de forma clandestina. Al final, todo se precipita en la consumación de su deseo sexual, cuyo horizonte final, ante tanto despropósito, es la muerte. Se consuma así el fracaso de la tensión ideal del amor en la figura de Calisto, y se ahonda en el mensaje con el que se abre el libro, ya mencionado anteriormente: «compuesta en reprensión de los locos enamorados que, vencidos de su desordenado apetito, a sus amigas llaman y dizen ser su dios».

En cuanto a Melibea, si bien al principio parece regirse por las reglas del amor cortés, al final acaba comportándose de forma semejante a Calisto, con lo que su personaje sirve también al propósito general de la obra de criticar el amor loco o ilegítimo. En concreto, en el primer encuentro entre Calisto y Melibea la cortesía debida está ausentes en ambas partes, pues Calisto inicia el diálogo con demasiada premura. A su vez, Melibea parece convidarle a seguir, interrumpiéndole, no para cortarle, sino para hacerle una pregunta que anima aún más a Calisto. Si bien es cierto que al final de la declaración reacciona de forma airada, no lo es menos que Melibea parece haber incitado a Calisto con sus preguntas. En definitiva, no actúa con la discreción ni mesura que toda dama debe tener. De hecho, la defensa final que hace de su honra no resulta convincente, ya que en lugar de dar por concluida la conversación al darse cuenta de las intenciones de Calisto, coquetea con preguntas y promesas. Este carácter del amor de Melibea no concordante con el amor cortés, se confirma en el acto XIV cuando se entrega a Calisto. Por descontado, Melibea tampoco reclama el matrimonio clandestino y concierta más encuentros sexuales con Calisto: «sea tu venida por este secreto lugar, a la mesma ora, por que siempre te espere apercibida del gozo con que quedo esperando las venideras noches.» Melibea, no es, por tanto, un personaje de una pieza, como Calisto, sino que ha evolucionado durante la obra hasta llegar a ser una doncella que lucha contra el destino que tenía reservado: su cualidad de doncella noble destinada a un matrimonio dirigido por sus padres. En cuando ella toma conciencia de haber optado por entregarse a ese “sabroso veneno” que es el amor que siente hacia Calisto, entrega su vida y tal vez su alma ante la imposibilidad de compartir su destino con él.

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40.- Comentarios de Garcilaso de la Vega.

SONETO X.

Análisis formal (sin hablar de la métrica ni de las características renacentistas de su significado). Es un poema de la primera etapa de Garcilaso, en que aún no ha incorporado del todo el estilo italiano.

a) Tema principal.

b) División el partes.

c) Vocabulario y campos semánticos.

d) Figuras retóricas.

e) Tópicos.

 

El tema principal del poema es el dolor que produce en el autor el hallazgo de unas prendas de amor que le recuerdan ausencia de su amada, Isabel Freyre, quien se las había proporcionado un tiempo antes.

El poema está dividido en tres partes; las dos primeras coinciden con sus cuartetos, donde el autor se refiere, respectivamente, al dolor que le evoca el recuerdo actual de su amada y luego a la felicidad compartida durante su entrega amorosa. En los dos tercetos, el autor recrimina a las prendas de amor que le hayan estimulado un recuerdo que para él es tan doloroso que le hace desear la muerte. Los tiempos verbales confirman esta división (presente de indicativo para la primera, imperfecto de indicativo para la segunda y presente apelativo en la tercera), así como la sintaxis y los signos de puntuación (una exclamación en la primera, una interrogación retórica en la segunda y una oración adversativa en la tercera).

Estas exclamaciones e interrogaciones confirman un tono de exaltación, lejos de la serenidad de otros sonetos. La repetición de fonemas oclusivos incide en este aspecto (“tanto”, “junto”, “pusistes”…). No obstante, el estilo suave con que el Renacimiento suele tratar el sentimiento amoroso se evidencia al inicio del poema, mediante la repetición de adjetivos positivos (“dulces”, “alegres”) y al final con una aliteración de la m en el v. 14, como del fonema [b] en el v. 6-7. Los hipérbatos también inciden en este sentido, alargando la sintaxis, como en el v. 1 y 6.

El vocabulario resalta en el tono pesimista del poema al finalizar cada estrofa con sintagmas de connotación negativa (“muerte conjuradas”, “grave dolor”, “mal”, “morir”).

Retóricamente, la figura dominante es la antítesis “tanto bien” “grave dolor”, “junto todo el bien” “junto el mal”, “tantos bienes” “memorias tristes”. Este recurso, junto a la paradoja del v. 1 (“dulces prendas” vs. “mal”) expresa la discordancia entre el pasado de plenitud y el presente de frustración amorosa. La respuesta imposible a la interrogación retórica del segundo cuarteto confirma esta ausencia de la amada. Cuando el autor recrimina a las prendas de amor que le recuerden el pasado, lo hace mediante una personificación, atribuyéndoles la cualidad humana de haberse conjurado contra él. El poema entero se estructura pues como una apóstrofe (interpelación) a esas prendas de amor.

El poema presenta una variante del ubi sunt, tópico medieval, atribuyendo a la ausencia de la amada la capacidad de producir dolor hasta desear la propia muerte. De esta manera, se muestra a contrario la plenitud que conlleva el entregarse al amor (“tantos bienes”), como era propugnado en el Renacimiento. Las referencias a las pasadas horas (“tempus fugit”) corroboran que el lamento del autor evoca la digna entrega al sentimiento amoroso que sin duda fue inspirada por el lejano modelo de Garcilaso, Francesco Petrarca en su Canzoniere.

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38.- La ventana del jardín.

 

Tema: el lenguaje como elemento no fiable a la hora de interpretar el mundo.

Este cuento posee inicialmente la estructura del relato de terror: el narrador llega a un lugar desconocido y siniestro, como ocurre en Drácula (1897) de Bram Stoker. No obstante, aquí terminan las coincidencias, pues el yo narrativo de Cubas no hallará una figura vampírica —como sí podría serlo Lúnula—, sino una situación en que el único elemento provocador de extrañamiento es el lenguaje.

El relato es el recuerdo que el narrador guarda de una visita realizada a los Albert, antiguos compañeros de universidad, que durante el tiempo evocado viven en una asilada granja. José y Josefina se comunican con su hijo Tomás a través de un sistema lingüístico constituido por los mismos signos que el del protagonista, pero cuyas reglas parecen responder a una lógica propia y diferente a la habitual, como demuestran los cepillos de dientes del cuarto de baño, que designan a sus propietarios como “Escoba”, “Cuchara” y “Olla”.

El narrador, tomando el aislamiento (geográfico y lingüístico) en que vive Tomás como un acto de crueldad por parte del matrimonio Albert, tratará de comunicarse con él “a través de gestos, dibujos rápidos esbozados en un papel, sonidos que no incluyesen para nada algo semejante a las palabras” (2008: 50-51), concluyendo así que su papel en la incomprensible historia es salvar al muchacho: “Terminó pidiendo que le alejara de allí para siempre, que lo llevara conmigo” (2008: 51). Sin embargo, en el instante de la huida, al cruzar Tomás la ventana, sus afecciones —a las que sus padres se habían referido en diversas ocasiones para justificar el inevitable encierro— se mostrarán con claridad, provocando la total incomprensión del narrador y su súbita huida enloquecida:

“¿Por qué minutos atrás me sentía como un héroe y ahora deseaba ardientemente vomitar, despertar de alguna forma de aquella pesadilla? ¿Por qué el mismo muchacho que horas antes me pareció rebosante de salud respondía ahora a la descripción que durante todo el día de ayer me hicieran de él sus padres? ¿Por qué, finalmente, ese lenguaje, del que yo mismo —con toda seguridad único testigo— no conseguía liberarme mientras José y Josefina reanimaban a su hijo entre sollozos? (2008: 54)”.

El juego interpretativo del narrador se vuelve un peligro de muerte para Tomás, que sufre las consecuencias de la confianza en su propio análisis de la realidad. Así, el narrador llega a creer que Tomás había sido asesinado por sus padres. También, el narrador mismo roba un cuaderno de Tomás para leerlo luego en su cuarto sin entender nada: las frases resultaban sin sentido. En realidad sí había sentido, pero era el sentido personal de Tomás, el cual utilizaba otro código, cuyo conocimiento no tenía el narrador.

Los padres de Tomás han inventado un idioma nuevo que comparten con el hijo. Entonces¿cuál es la articulación del mundo de Tomás? ¿Se diferencia de la del protagonista? ¿Qué es lo que percibe el chico de verdad? ¿Y qué criterio emplearon José y Josefina para atribuir un nombre y no otro a los objetos? ¿Por qué han hecho esto? ¿Por un experimento? ¿Porque querían aislarse los dos con el hijo enfermo, lejos del mundo para crear su propio mundo paralelo? ¿Rechazaban los significados impuestos a las cosas por su lengua materna? En este cuento hay muchas preguntas sin responder, ofrece una incertidumbre que es típica de lo fantástico, cuyo efecto será más desconcertante en el final. Pero aventuramos una respuesta: si el lenguaje es factor de identidad y de pertenencia a una misma comunidad, entonces José y Josefina ya no querían formar parte de su comunidad de procedencia y por el mismo motivo la presencia del narrador les molestaba. Por ese motivo, por ejemplo, viven en una granja tan alejada y casi aislada.

El lector, habiendo comprendido que la versión de la realidad que le ha sido dada por el narrador no es más que una de tantas posibles, solamente puede reconocer lo inabarcable y complejo de un mundo que se descubre indescifrable, donde nada es como supuestamente se presenta. La conversación que mantiene el narrador con el taxista al final del cuento, que aparentemente debería devolverlo a su realidad habitual, no arrojará luz sobre los acontecimientos, sino que perpetuará el extrañamiento, añadiendo más enigmas al evidenciar que no solamente el “héroe” está al corriente de la situación: “—¿Y el pequeño Tomás? ¿Se encuentra mejor? Negué con la cabeza. —Pobre Ollita —dijo. Y se puso a silbar” (2008: 54).

Será el lector el que deba resignarse a la ineludible parcialidad y subjetividad de toda la realidad concebible, pues nuestra mirada no percibe la verdad de un mundo que nos creemos capaces de interpretar . La misma autora expresa que lo fantástico de su obra se cifra en ese proverbio por el cual las cosas no son siempre lo que parecen. Este cuento ejemplifica la figura del narrador no fidedigno, presente en varios relatos de CFC.

 

 

 

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37.- El provocador de imágenes

“El provocador de imágenes” esconde una reflexión sobre la metamorfosis de los personajes o la transformación de uno en el otro. Es un cuento que se desliza entre lo extraño y lo absurdo, más que sobre lo fantástico y lo siniestro.

 

En este cuento, los lugares se mencionan: Barcelona, París, Alsacia, Estrasburgo, Toulouse y unas ciudades alemanas. Aparecen incluso el nombre de la mujer, Ulla Goldberg, y el del amigo y antiguo compañero de Facultad del narrador, José Eduardo Expedito; en cambio el narrador se nombra siempre por sus iniciales, H.J.K., por lo tanto su verdadero nombre y apellidos no se descubren nunca. Es como si el narrador se mantuviera alejado, en una posición en la cual no quiere desvelarse por completo sino solamente apuntar, guardando su identidad medio escondida; ésta se descubre en comparación con la de Expedito, se revela a sí mismo a través del otro.

Expedito había aprendido a confeccionarse un traje por sí mismo, mostrando así su deseo de ascenso social, su anhelo de metamorfosis; en cambio el narrador tiene el futuro resuelto de antemano y es la antítesis de su amigo. Es un personaje obsesivo en sus deseos de experimentación; es un buen observador y “[…] su desmedida curiosidad por las reacciones de sus semejantes le conducía a someterlos a las más diversas pruebas y trabajos.” Cuando algo despierta su interés, este algo se convierte en una idea fija y está dispuesto a cualquier cosa para lograr sus objetivos, precisamente lo que no hace H.J.K., más razonable pero al mismo tiempo sin ninguna pasión, ni siquiera por sus estudios en leyes. José Eduardo Expedito pasa de un tema de investigación a otro, se ocupa de personas, idiomas extranjeros, cocina francesa, insectos, poemas, etc. Le gusta fastidiar a los demás, ponerles a prueba, pelearse con ellos, y le interesa provocar lo que él llama “imágenes”.

A lo largo del cuento, Expedito convierte en su pareja a la sueca Ulla Goldberg y el narrador afirma que la mujer es la menos atractiva en el mundo y todo en ella le provoca repulsión, un sentimiento que se acrecentará a lo largo del relato. En una ocasión H.J.K. va a visitarles y encuentra a Ulla adelgazada, pálida y su amigo se porta con ella con desprecio, la humilla. Igual que los objetos que Expedito modificaba para disimular que no eran suyos y para convertirlos en propios, Ulla también ha cambiado por su culpa, y más adelante el narrador dice haber comprendido el porqué: el amigo se había aficionado a la sadopornografía, y le enseña sus colecciones de libros, revistas y de unos aparatos, máquinas y herramientas de tortura a las que sometía a la mujer, o esto es lo que piensa el narrador.

Lo que Expedito llama imágenes son las reacciones de sometimiento de las personas a sus estímulos, de cualquier tipo, antes verbales y luego físicas, en este caso son los sufrimientos que le inflige a Ulla, verdaderas perversiones. Son las sumisiones a su poder.

Son incluso imágenes de metamorfosis, de un cambio que él introduce en la persona, animal u objeto; es el resultado que logra, unas verdaderas imágenes nuevas, que él mismo provoca, por esta razón puede considerarse un “provocador de imágenes”. Toda su vida gira alrededor de esto: cuando por ejemplo introduce una mantis religiosa en el terrarium de un escorpión, o cuando provoca el enfado de los maîtres, o se fingía tartaja o ceceoso para ver la reacción de quien lo escuchaba; se transforma a sí mismo para que los otros lo vean constantemente diferente  (con una identidad que Bauman ha definido “líquida”). Expedito corresponde a un personaje maniacal, obsesionado por su proyecto de provocar imágenes desafiando a todos y viviendo en un eterno presente donde tiene mil objetivos, los cuales lo impulsan a una actividad frenética.

Expedito ha llegado a la forma más extrema para experimentar las metamorfosis y provocar las imágenes, convertiendo a Ulla en un objeto sexual. Expedito representa una tipología de hombre que actúa de forma maniacal y que se metamorfosea sin parar, modificando la vida de otras personas.

H.J.K., disgustado por la situación y por la imagen aparecida en su mente de la relación sado-maso de la pareja -el amigo había logrado provocar una imagen más-, huye de la casa de su amigo pero confiesa: “[…] la sombra de Ulla no dejó de atormentarme durante algunas semanas.” Entonces empieza a reflexionar sobre la razón de toda aquella aversión, de por qué la veía: “[…] como un ser inhumano fuera de toda posible lógica. […] Recorrí mentalmente su cuerpo insignificante, su piel mortecina, aquellos labios viscosos, su mirada.” Si la mujer es objeto de atracción y de deseo perverso por parte de Expedito, en cambio es objeto de odio y repulsión para el narrador.

El narrador cita a tres entre los más célebres personajes que representaban el miedo a lo innombrable, a una dimensión desconocida y sin forma -lo que para él era muy semejante a Ulla-, es decir Frankenstein, Drácula y Hyde. Finalmente une la figura de Ulla a la de Hyde, con todo lo que puede significar: “Hyde provocaba una aversión indefinible emanada de su propia inhumanidad. Como Ulla Goldberg. Exactamente igual que Ulla Goldberg. […] Ulla, intenté convencerme, no existe.” Ulla es como Hyde, el cual representa también el doble que habita en cada persona. Vemos que ambos los hombres, H.J.K. y Expedito, no consideran a la sueca como una mujer, una persona, sino como un objeto, el primero en una dimensión fantástica que remite a un personaje inhumano, donde Ulla es solamente carne -ni siquiera un cuerpo- que desempeña la función de cobaya para los experimentos de su pareja.

Un día encuentra al amigo en una taberna. Éste está completamente borracho y le revela: “«Ulla», dijo solemnemente Eduardo, «es una Provocadora.» […] era la más grande provocadora de imágenes que ser alguno pudiera concebir.” Ulla le había engañado porque, mientras él se creía un gran provocador de imágenes que lograba someter a cada cual a sus caprichos, era ella la provocadora que lo estudiaba y lo observaba a escondidas, luego lo describía todo en una agenda que una mañana el hombre había leído. H.J.K. se da cuenta de que Ulla aparentaba una personalidad y al mismo tiempo escondía otra. La borrachera del amigo le provoca una metamorfosis, en primer lugar lingüística porque empieza a hablar en varios idiomas, mezclando castellano, catalán, alemán y un idioma incomprensible, y en segundo lugar física, andando a gatas por el suelo: se ha burlado al burlador quien ha regredido a un estado infantil o animal; Ulla había provocado este cambio, esta imagen de desesperación y de pérdida de identidad, lingüística y humana.

Cuando H.J.K. toma las riendas de la situación y se convierte él mismo en provocador de imágenes para vengar a su amigo o simplemente para humillar a aquella mujer que siempre había detestado, diciéndole que Expedito se había convertido en un ilustre cervezólogo, parece que la influencia de Expedito sobre él se haya desvanecido y que ahora se siente más fuerte y autorizado a actuar.

Este cuento, a mitad entre lo absurdo y lo extraño, poblado por unos personajes obsesivos y equivocados, subraya varios aspectos y consecuencias de la metamorfosis y sus desarrollos como tema central en la literatura fantástica. La metamorfosis parece necesaria en la época posmoderna para seguir el ritmo de la sociedad, pero al mismo tiempo puede llevar a la alienación.

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