Se asocia el Barroco al siglo XVII; es la época posterior al Renacimiento. Tras el reinado de Carlos I (1516-56), que coincide con la aparición del Renacimiento, la época del Barroco coincide con los últimos reyes de la casa de Austria (Felipe II, III, IV y luego Carlos II), que heredan un imperio que pretenderán mantener infructuosamente, a lo cual dedican gran parte de las riquezas del país, provocando así un gran empobrecimiento de su población. No obstante, el desgaste de las guerras con otras potencias europeas provocará que derrotas como la independencia de los Países Bajos, 1579; la derrota de la Armada invencible en 1588; la expulsión de los moriscos en 1609; levantamientos en Cataluña, Sicilia, Nápoles, consolidadas con el Tratado de los Pirineos de 1659 que puso fin, con la pérdida de la hegemonía española, al enfrentamiento con Francia en la Guerra de los treinta años.
Se inicia una época de contrastes: el derroche cortesano hacía de contrapunto a la pobreza de las ciudades, reflejada en géneros como la novela picaresca. Por eso, la cultura de esta época trasluce un hondo pesimismo y un clima de inseguridad y temor, que puede verse en pinturas de Velázquez que se recrean en retratar la deformidad como hace Quevedo en algunos poemas:
Además, la profunda religiosidad propia de la Contrarreforma (tras el Concilio de Trento (1563) y el Índice de libros prohibidos) derrota a los ideales renacentistas de tolerancia, armonía y equilibrio. Estos contrastes se manifiestan en la cultura: la religiosidad más profunda convive con el tono cínico y caricaturesco, como en las pinturas de El Greco. También, de El Greco, El caballero de la mano en el pecho.
La belleza ideal convive frente a el realismo más descarnado y los temas graves filosóficos conviven, incluso en el mismo autor, como Quevedo, con el tratamiento burlesco de estos, o con la parodia de los asuntos clásicos; un ejemplo de ello, en la pintura Los borrachos, de Velázquez. Por eso, el gran tema barroco es el desengaño (la realidad descarnada que desenmascara a los ideales pasados), también visible en obras como La forja de Vulcano.
Estos contrastes entre los ideales imposibles y la realidad se manifiesta en la exagerada ornamentación de sus obras artísticas; los estilos barrocos exageran la expresión tanto en los ideales como en la descripción de la realidad más baja. Los autores buscan metáforas originales, la lengua ya no es clara, armónica y elegante sino recargada y a veces oscura. Los dos estilos poéticos del Barroco (el conceptismo de Quevedo y el culteranismo de Góngora) no pueden ser más diferentes en la forma, pero comparten el gusto por la expresión complicada y por el esfuerzo interpretativo.
ESTILO BARROCO EN LVS (1636).
a) Exceso de ornamentación.
- Los juegos de ingenio. vv. 223-242. Elogios de Astolfo a Estrella.
- Las largas simetrías. vv. 104- 173. Primer monólogo de Segismundo comparando su destino al de un ave, una fiera y un arroyo.
- Exceso de figuras retóricas. (durante toda la obra).
- Exceso de descripción y de comparaciones. vv. 485.
b) Citas clásicas (mitología o autores clásicos).
- v. 1, Hipogrifo, v.10, Faetonte, etc…
- v. 840, Séneca.
c) Contrastes (que ilustran el tema del desengaño). .
- v. 41. Las intervenciones del gracioso.
- vv. 1163-1202. El segundo monólogo de Segismundo.
d) Ingenio (según el libro de Agudeza y arte de ingenio, de Baltasar Gracián: “lo bueno si breve, dos veces bueno”).
- Las intervenciones de Clarín.
- La forma como Rosaura resuelve el enredo amoroso de su retrato en manos de Astolfo.