La palabra “sueño” es polisémica en la lengua castellana..
sueño.
(Del lat. somnus ).
- Acto de dormir.
- Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes.
- Estos mismos sucesos o imágenes que se representan.
- Gana de dormir. Tengo sueño. Me estoy cayendo de sueño.
- Cierto baile licencioso del siglo XVIII.
- Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin
probabilidad de realizarse.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
Si bien la vida como sueño (la vida como algo efímero destinado a desaparecer) no es el tema principal de la obra de Calderón (en su caso, lo es el debate sobre el libre albedrío o el determinismo), es uno de sus asuntos más principales.
La vida comparte con el sueño que ambos están destinados a ser fugaces, que son inconsistentes por tanto y que es difícil diferenciar la realidad de lo que es únicamente apariencia, pues los sueños suelen tener apariencia de vida.
El Barroco tiene multitud de obras que juegan con la ambigüedad entre realidad y apariencias: Don Quijote y la obra de Lope en que Calderón se inspira más, Barlaán y Josafat.
En la escena I de la segunda jornada, Segismundo despierta de un “sueño” al que ha sido sometido por Clotaldo. Anecdóticamente, Clotaldo no entiende por qué ha tenido que dormir a Segismundo, pero el rey Basilio le explica que el motivo de que su hijo despierte de un sueño no es otro que el miedo del rey a la ira de Segismundo y la previsible desesperación del encarcelamiento por parte del joven. De alguna manera, el rey prevé que, si se cumplen sus peores predicciones, el “sueño” físico del protagonista facilitará convertir la escena protagonizada por Segismundo en un la acepción de “Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes”. En este sentido en la escena VI, después de los desmanes cometidos por su hijo, el rey Basilio le dice que no entiende cómo ha podido hacerlo y también le dice que le tiene miedo. Segismundo alega que a él lo que verdaderamente le importa es que le otorguen sus derechos. Es precisamente en este momento que el rey Basilio le pide a su hijo que recapacite sobre si está soñando o no: resumiendo el rey induce a la duda del protagonista, para que este asimile su libertad en la corte como mera fantasía (“sueño”) [acepción] mientras duerme (“sueño”) [acepción] Aunque la duda logra enraizarse en Segismundo, continua en su comportamiento propio de amalgama de hombre y fiera en varias escenas, hasta que en la escena X, el rey Basilio no aguanta más y decide mandar a Segismundo a su celda. Antes de encerrarlo lo vuelven a drogar, a dormir (con un somnífero), a someterlo al “sueño”.
A partir de la idea de “sueño” como “fantasía” podemos darle un valor positivo, algo así como la “idea que mueve a obtener objetivos” (por ejemplo: “el sueño de triunfar en la vida”) o un valor negativo, “sueños vanos o frustrados”, “ideas irrealizables o abortadas por la realidad”. Esta última connotación peyorativa es la que solemos encontrar en la expresión del “sueño” como metáfora de la vida: un evidente tópico barroco, muy marcado en la concepción calderoniana. Al equiparar la “vida” con el “sueño” se enfatiza en la idea de irrealidad, de apariencia, que nos llevará al desengaño.
El propio autor fue de los que mejor trataron otro tópico para definir la vida: “la vida como una representación teatral”. Aunque este último tópico posee un antecedente histórico (Séneca), ambos tópicos fueron muy del gusto de la mentalidad barroca, particularmente desencantada y pesimista. En concreto, la vida como sueño refleja una concepción del mundo y de la vida desde la óptica del desengaño, de sentir la frustración de la fugacidad de la vida y la inconsciencia de la realidad. El argumento de La vida es sueñole permite a Calderón abordar esta reflexión. Al protagonista le somete a la prueba del comportamiento en libertad. Dormido, en sueños, es trasladado de la prisión al palacio, y, nuevamente durante un sueño físico, es devuelto a la cárcel al no haber superado la prueba. También la vida resulta un sueño para el anciano y riguroso rey capaz de encerrar a su propio hijo, pus pasa de ser monarca de un reino a someterse a la voluntad de su hijo, aunque este último logra perdonarlo: Basilio ha vivido una vida basada en la idea falsa de la predestinación de las estrellas en la vida humana.
Para el cristianismo (y más, para el catolicismo de contrarreforma), la concepción de la vida como sueño (y también de “la vida como teatro”) conecta con la tradición de considerar verdadera la vida eterna, la vida más allá de la muerte. la vida terrenal es apenas mero tránsito y uno se tiene que resignar con la esperanza de la vida del alma tras la corrupción del cuerpo, que sobreviene con la muerte.
Sin duda entre las escenas más significativas de la obra La vida es sueño destacan las que concluyen respectivamente los actos segundo y tercero. En la escena XIX de la jornada segunda, Segismundo recapacita sobre los sueños y llega a afirmar que cada persona sueña lo que es y que todo el mundo sueña y finalmente recita unos veros muy conocidos y con mucho significado:
“Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son“
En la escena XIV del último acto, en la escena final, Segismundo se arrodilla a los pies de su padre dejando la lucha a un lado, le da mil gracias y le pide perdón. Basilio también se disculpa de su hijo y todo parece acabar bien: Astolfo se casa con Rosaura y Segismundo, con Estrella. Finalmente, Segismundo termina reflexionando sobre si todo lo que le está ocurriendo en su sueño, o si la propia vida es un sueño. de hecho, su reflexión le lleva a creer que, sea un sueño o no, deberá aprovecharla bien (y hacer el bien), porque la vida es breve.
Por tanto, Segismundo actúa como metáfora de todos los humanos que debemos actuar en consecuencia de que un día podemos perder aquello que consideramos real. Ante esta posibilidad, hay una doble solución: primero, que un día llegaremos al despertar auténtico a la vida absolutamente cierta (la de después de la muerte), y que mientras tanto nuestra moral debe ser la de la virtud, la templanza y la prudencia, siempre bajo los preceptos cristianos.