5.- Ejemplo de comentario “La chica del cumpleaños”.

El relato “La chica del cumpleaños” pertenece a la recopilación Sauce ciego, mujer dormida (2008) de Haruki Murakami. Este narrador japonés contemporáneo ha alcanzado reconocimiento por sus novelas, que suelen desarrollar transformaciones de la vida interior de personajes urbanos que huyen de una experiencia de vacío, lo que muchas veces les lleva a trascender la realidad en que habitan. Sus novelas reúnen la influencia tanto de cierta narrativa norteamericana como de la espiritualidad oriental; entre otras, pueden destacarse Kafka en la orilla (2000), Crónica del pájaro que le da cuerda al mundo (2002) y Sputnik, mi amor (1999).

En el citado relato, la protagonista manifiesta a su interlocutor que se ha cumplido un deseo que diez años antes le concedió el dueño del restaurante donde trabajaba, un misterioso anciano. No obstante, su cumplimiento no parece haber alterado una trayectoria vital que le resulta satisfactoria en lo material, aunque algo carente de plenitud.

El lector se ve obligado a plantearse la misma cuestión que el amigo con que dialoga la protagonista: cuál el contenido de aquel deseo, que durante todo el relato nos es desconocido, pues “los deseos no deben contarse a nadie”. Diferentes pistas operan en este sentido: a la hora de realizar su petición, conocemos que la anónima chica no quiere obtener ninguna ventaja superficial (riqueza, belleza….) que altere su identidad, pues entonces no sabría cómo gestionarla. Además, el estado vital a que ha llegado en su madurez (seguridad económica y cierto sosiego), es comparado con el parachoques del coche que conduce, que posee “un par de abolladuras”. El relato plantea que no hay una plenitud vital posible: ni en los deseos a que la protagonista renunció, ni en el que le fue concedido.
En su filosofía vital hay, por tanto, una aceptación de la renuncia a algunas aspiraciones como parte de la maduración personal. Si tenemos en cuenta que evitar el deseo es uno de los preceptos de la espiritualidad oriental, como la budista, puede plantearse que la chica del cumpleaños optó por seguir su camino renunciando a perturbaciones que la desviaran de él. Esta opción confirmaría otro axioma de la espiritualidad de Oriente, en este caso de la taoísta: la búsqueda activa del camino vital que nos está reservado. No obstante, sí existió un deseo que la protagonista pidió, y que está tardando “tiempo en realizarse”; este podría consistir en la capacidad de otorgar ella misma un deseo a quien se lo solicitase, como es ahora el caso de su amigo, con quien dialoga. Los cambios en la persona narrativa que desarrolla el cuento (un doble paso de la tercera a la primera) muestran una estructura paralela en que la chica del cumpleaños parece ocupar, al final del cuento, la voz narrativa de quien concede los deseos, que hace de nuevo presente la del misterioso anciano que parece seguir operando desde “las tinieblas”.

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