25.- Los espacios reales y simbólicos de la novela. El marco histórico y las clases sociales en LVSECS.

ESPACIOS REALES Y SIMBÓLICOS DE LA NOVELA.

La novela contiene una exhaustiva presencia de diversos espacios reales de la Barcelona de inicios del siglo XX: pero además,muchos de estos espacios actúan como cronotopos, es decir, definen psicológicamente a sus habitantes y reflejan los grupos sociales a los que pertenecen.

Así, la zona alta (Sarriá, Sant Gervasi…) es lugar de acogida de la burguesía instalada en la comodidad y el lujo, muchas veces con origen en la explotación obrera. Los hijos de esta burguesía (como María Rosa Savolta) nunca salían de esta misma zona de la ciudad, donde parecían destinados a perpetuar el modelo familiar. En estos lugares existen las casa-torre como la de la familia Savolta, donde se desarrollan veladas sociales en que reina la superficialidad envuelta de formas elegantes. Los lugares de ocio de esta clase son también coto cerrado: el teatro del Liceu, donde habían irrumpido violentamente las reivindicaciones obreras en la forma del atentado que arrancó parte de la mano a Nicolás Claudedeu, y el casino, lugar de esparcimiento y confidencias, en que se murmuran secretos, como la petición de Lepprince a Miranda de que se case con María Coral.

Los asalariados pueblan el centro de Barcelona: el despacho de Cortabanyes y el primer domicilio de Lepprince están en los aledaños de la Plaza de Catalunya, lugar también donde se produce el conato de enfrentamiento social que presencia Pajarito de Soto en el inicio de la novela. Es de señalar que cuando alguno de estos personajes consigue medrar, esto es reflejado con un movimiento geográfico cargado de significado, como el traslado de Lepprince a la mansión familiar de los Savolta una vez consumado su matrimonio con María Rosa, o el efímero traslado de María Coral a casa de Lepprince a inicio de la novela.

Las clases marginales ocupan la parte más baja de la ciudad en paralelo a su status social: la taberna de Pepín Matacríos (hábitat natural de personajes como Nemesio) y el cabaret donde actúa María Coral están al sur de la ciudad, en los barrios de difícil acceso para las autoridades. Cuando personajes de la burguesía frecuentan estos espacios, suelen hacerlo sin desvelar su identidad, como Pere Parells en la taberna, o Lepprince, en su rescate de María Coral en la pensión en que se hospedaba. Es destacable también que un lugar como la fábrica Savolta estuviese fuera del núcleo urbano barcelonés, subrayando así lo apartado y difícil de controlar de la actividad que en ella se desarrollaba.

En este sentido, este simbolismo de muchos de los espacios geográficos donde transcurre la acción de la novela enriquece su lectura como documento social.

Los obreros y las personas al margen del sistema frecuentan las zonas bajas de Barcelona (el Barrio chino, etc), lugares de negocios oscuros y zona de expansión de las ideas anarquistas (la taberna de Pepín Matacríos). Allí prosperaban negocios turbios que no debían salir a la luz, como la contratación de los dos forzudos por parte de Lepprince en un oscuro tugurio del Barrio chino.

TIEMPO EXTERNO.

La novela refleja de forma realista el momento histórico en qué se encontraba la ciudad: crisis económica y crisis social propia de la segunda década del siglo XX, que coexistía con el enriquecimiento de la alta burguesía. Es la época de la extensión del anarquismo en las zonas industriales de Catalunya, cuando proliferaron algunos  atentados terroristas, también por parte de los burgueses que combatían de la misma manera a la oposición obrera. Por eso, en la novela se ilustra el gran contraste entre el lujo de la burguesía (las fiestas, las mansiones de Sarriá…) y la miseria del proletariado industrial (los cabarets del barrio chino, los miserables pisos, las pensiones…

La neutralidad de España en la I Guerra mundial (1914-18) hizo que la empresa funcionase muy bien al principio (1917), debido a la gran cantidad de armamento que vendía para la Guerra Mundial, tanto a los aliados como a los enemigos, actuando con doblez, igual que Lepprince. Cuando la guerra llegaba a su fin (1919), la empresa sufrió una gran caída de ventas y de beneficios ya que había perdido a sus clientes. El estímulo de la Guerra mundial se aprecia en la novela en personajes como Max (el espía alemán Viktor Pratz), encargado de mantener una ruta de contrabando comercial con Alemania.

La acción de la obra se sitúa entre 1917 y 1919, aunque el juicio de Javier Miranda se realice en Nueva York diez años más tarde. La situación política del momento es la propia de la época de la Restauración, período de formas democráticas en que se alternaba en el poder los conservadores y liberales, ambos partidos sustentados en una corrupción institucionalizada. En este momento, la situación social era conflictiva y estaba preludiando la futura dictadura de Primo de Rivera (1020-1930): “A decir verdad, la situación del país en aquel año de 1929 era la peor por la que habíamos atravesado jamás: las fábricas cerraban, el paro aumentaba…”

CLASES SOCIALES.

La alta burguesía aparece en la novela en personajes como Savolta, Parells, Claudedeu (los tres propietarios de la empresa Savolta vivían en el barrio de Sarriá, es decir, en la parte alta), y sobre todo Lepprince, que representa la figura de una persona con ambición para hacer dinero ya que todos sus movimientos son para acabar siendo el dueño de la fábrica Savolta y luego el futuro alcalde de la ciudad. El ocio de esta clase social también estaba delimitado, con el Liceo como su principal lugar de asueto.

Por lo que se refiere a los asalariados, estos se encarnan en personajes como Javier Miranda, una marioneta manejada por Lepprince, que no tiene ambición y se conforma con lo poco que va obteniendo, siempre por voluntad ajena. Los otros empleados del abogado Cortabanyes, Serramadriles y Doloretas, realizan el papel de probos empleados que no contestan el orden establecido y se limitan a un cumplimiento sin contestación de sus obligaciones, que no excluyen algunos desplantes por parte de su jefe. “Barcelona era una ciudad de amplio desarrollo industrial y comercial. A diario llegaban personas de otros puntos en busca de trabajo. Al igual que sucede con Nueva York.” Personajes idealistas pueblan también esta precaria clase media, como Domingo Pajarito de Soto, quien paga con su vida el tener aquello a que renuncian Serramadriles, Doloretas y Miranda: su aspiración a cambiar el orden social.

La clase baja barcelonesa está reflejada en varios personajes: María Coral, una joven mujer fatal con ambición de salir de la pobreza, pero con instintos autodestructivos que solo son superados al final de la novela, gracias al amor sincero que recibe de Miranda. También, en Nemesio Cabra, un vagabundo que sabe más de lo que cree la gente. Ambos viven en barrios pobres de Barcelona, como son el barrio Chino o el Raval. Otros personajes de  la marginalidad barcelonesa pueblan la novela, siempre recluidos en sus cronotopos (las prostitutas del Barrio chino), los borrachos noctámbulos… La imposibilidad de prosperar define a estos personajes.

El orden social es puesto en cuestión por los personajes que encarnan esta ideología. Pajarito de Soto muestra a Miranda la trastienda de una librería donde un intelectual, el mestre Roca, transmite las nuevas ideas, de forma clandestina, a los obreros interesados en cultivar una esperanza de cambio. Un grupo de combatientes anarquistas planea sus acciones también de forma secreta en recónditos lugares del Raval. Terroristas anarquistas como Lucas el Ciego acuden a Barcelona a llevar a cabo atentados, tras haber sucedido ya el famoso del Liceo, que en la novela le costó la mano a Claudedeu.

La introducción de estas nuevas ideas en las clases populares fue el germen de huelgas obreras como la que da inicio a LVSECS. La novela deja patente que el anarquismo fue duramente reprimido por el poder político, económico y policial: todos los personajes ants citados fueron represaliados, a veces por causas falsas. Los anarquistas eran también usados como chivos expiatorios por elementos del orden burgués (Lepprince) que buscaban una cabeza de turco a quien culpar de sus propios actos violentos, como el asesinato de Pajarito de Soto.

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