42.- Góngora y el culteranismo.

El culteranismo es un término que se acuñó a principios del s. xVII. Define un estilo de extrema artificiosidad qeu equivale a una latinización de la sintaxis y del vocabulario, un uso constante de alusiones clásicas y la creación de una poesía lo más alejada posible del lenguaje cotidiano. Fue promovido por Fernando de Herrera y cultivado por Luis de Góngora y muy pocos autores más. La dificultad deliberada lo convertía en un estilo selecto y minoritario.
Fue un estilo valoradísimo en la época que a partir del siglo XVIII fue olvidado (debido a su dificultad) hasta que en 1927 los autores de la Generación del mismo nombre (Lorca, Alberti, Guillén, Salinas…) lo reivindicaron.

Características:

a) Ornamentación sensorial del verso (aliteraciones, epítetos, etc.).”marfil indïano”

b) Preferencia por una sintaxis de largos y laberínticos periodos de compleja trabazón hipotáctica. “la anáfora de ‘mientras’ en el primer soneto que comentamos”.

c) Latinización de la sintaxis mediante un extremo y violento hipérbaton y el uso de ciertas fórmulas, (A si no B, etc.) y construcciones propias del latín. “sacrílego divina sangre bebe”

d) Abuso de los cultismos o palabras extraídas sin cambios del latín, que de esa manera pasaron a enriquecer el idioma.”latón breve”

e) Uso de la metáfora pura y de la imagen más audaz. “claveles sobre la nieve”.

f) Abundancia de perífrasis en forma de alusiones y elusiones de términos léxicos o referentes mitológicos y culturales.

g) Una abundante intertextualidad entre autores latinos, griegos y modernos. (el tópico de la piel blanca como elemento de belleza).

h) Figuras retóricas más habituales: metáforas, hipérbatos, uso de palabras nuevas, como latinismos (candor, conculcar, hercúleo, infausto, lustro, matutino,ostentar, senectud), cultismos semánticos (absolver-concluir, apócrifo-desconocido, infiel-no fiable, vigilante-que no duerme) italianismos (…).

1) Las Soledades

2) “De una dama que, quitándose una sortija, se picó con un alfiler”.

41.- La época del Barroco

Tras el reinado de Carlos I (1516-56) , que coincide con la aparición del Renacimiento, la época del Barroco coincide con los últimos reyes de la casa de Austria (Felipe II, III, IV y luego Carlos II), que heredan un imperio que pretenderán mantener infructuosamente, a lo cual dedican gran parte de las riquezas del país, provocando así un gran empobrecimiento de su población. No obstante, el desgaste de las guerras con otras potencias europeas provocará que derrotas como la independencia de los Países Bajos, 1579; la derrota de la Armada invencible en 1588; la expulsión de los moriscos en 1609; levantamientos en Cataluña, Sicilia, Nápoles, consolidadas con el Tratado de los Pirineos de 1659 que puso fin, con la pérdida dela hegemonía, al enfrentamiento con Francia en la Guerra de los treinta años.

Se inicia una época de contrastes: el derroche cortesano hacía de contrapunto a la pobreza de las ciudades, reflejada en géneros como la novela picaresca. Por eso, la cultura de esta época trasluce un hondo pesimismo y un clima de inseguridad y temor, que puede verse en pinturas de Velázquez que se recrean en retratar la deformidad como hace Quevedo en algunos poemas:

Además, la profunda religiosidad propia de la Contrarreforma (con su Índice de libros prohibidos) derrota a los ideales renacentistas de tolerancia, armonía y equilibrio. Estos contrastes se manifiestan en la cultura: la religiosidad más profunda convive con el tono cínico y caricaturesco, como en las pinturas de El Greco. También, de El Greco, El caballero de la mano en el pecho.

La belleza ideal convive frente a el realismo más descarnado y los temas graves filosóficos conviven, incluso en el mismo autor, como Quevedo, con el tratamiento burlesco de estos, o con la parodia de los asuntos clásicos; un ejemplo de ello, en la pintura Los borrachos, de Velázquez. Por eso, el gran tema barroco es el desengaño (la realidad descarnada que desenmascara a los ideales pasados).

Estos contrastes entre los ideales imposibles y la realidad se manifiesta en la exagerada ornamentación de sus obras artísticas; los estilos barrocos exageran la expresión tanto en los ideales como en la expresión de la realidad más baja. Los autores buscan metáforas originales, la lengua ya no es clara, armónica y elegante sino recargada y a veces oscura. Los dos estilos poéticos del Barroco (el conceptismo de Quevedo y el culteranismo de Góngora) no pueden ser más diferentes en la forma, pero comparten el gusto por la expresión complicada y por el esfuerzo interpretativo.