La sintaxis, ay, la sintaxis. Todo un caballo de batalla en las clases de lengua es la sintaxis. Y si no que se lo pregunten a los alumnos que cada día tropiezan en ella y que no acaban de adquirir los conocimientos necesarios para salir airosos de los martirizantes análisis sintácticos.
El primer problema que tienen los alumnos es con el sujeto y el predicado. Automatizan muy pronto que el sujeto es el primer sintagma que nos encontramos en la frase y que el predicado viene a continuación. Pero el límite entre uno y otro lo colocan de forma arbitraria y a veces creen que simplemente el predicado viene tras el primer nombre de la frase. Se trata simplemente de pereza mental. Quieren automatizar algo que no podemos hacer sin reflexionar. En esa falta de reflexión en la que los alumnos desean entrar permanentemente es en donde reside el problema global al que se enfrentan los alumnos. Lo mismo que ocurre con el sujeto y el predicado sucede también con el resto de decisiones que se han de tomar al hacer un completo análisis sintáctico.
Sin reflexión sobre el texto, sobre la frase no puede hacerse un correcto análisis sintáctico. Y tampoco sin tener los conocimientos adecuados de carácter más teórico. Así que hay un doble esfuerzo que hemos de pedir a los alumnos. Por un lado han de estudiarse las posibilidades del lenguaje desde este punto de vista gramatical y por otro han de reflexionar y aplicar a cada frase esos conocimientos. No se puede automatizar la solución.
Finalmente podemos concluir que si un alumno ha sido capaz de interiorizar los conocimientos de sintaxis y de reflexionar en la práctica habitual del análisis sintáctico será capaz de escribir con una mayor solvencia e integrará las palabras en una coherente y cohesionada expresión mucho más comunicativa y exacta.