Se mueven a mi gusto desde mis manos de titiritero.
Se enhebran y enlazan al compás del reloj.
Se doblan y se endurecen en cada traspiés.
Se van, vienen y se pierden en el camino.
Se quedan algunas y otras se funden en el alquitrán.
Se asoman a los balcones esperando algún detalle.
Se esconden muchas y demasiadas se pasean en silencio.
Se les tuerce la risa al acicalarse un poquito.
Se dañan masticando ilusiones.
Se olvidan de pedir aquello innecesario.
Se empequeñecen al dar las gracias.
Se desgarran lentamente en el roce de voz.
Se pierden entre tanta mirada de arlequín.
Se vuelven de mimbre una y mil veces.
Se mueren, en tu boca, mis palabras de demente.
MI FINAL DE BAJARSE AL MORO (Laura)
Ha pasado un año. Chusa está sola en la casa, dándole el biberón al bebé de meses que tiene en los brazos. Llaman a la puerta.
CHUSA (hablándole al bebé): Debe de ser el Jaimi que se ha dejado el cortauñas de las sandalias otra vez. Si no estuviera yo en todo… (Abre la puerta y se queda de una pieza. Es Alberto)
ALBERTO: Hola, Chusa… Cuánto tiempo… ¿Cómo estás? ¡Vaya! ¿Has tenido un bebé?
CHUSA (disimulando y aparentando indiferencia): Hombre, ¿tú por aquí? No, el bebé es de Jaimi, que se arregló otra vez con la Merche esa, ya sabes, la del cine, después de todo el lío… la dejó embarazada y cuando nació el niño se lo dejó en la puerta y le dijo que se ocupara él. Así que ya ves, me deja a mí de niñera. Se llama Dani, como el padre de Jaimi… o de Merche, no sé. Pero bueno, no te quedes ahí, pasa.
ALBERTO: ¿En serio? Quien lo iba a decir, Jaimito papá… ¡Que guapo es! (Al bebé) Hola, chiquitín… Te cuidan bien estos, ¿eh? ¡Qué suerte tienes, campeón!
CHUSA: Un cielo, chico, ni llora mucho ni echa el zumo, ha salido vago, como el padre. Pero cuéntame, ¿cómo estás? En Móstoles con el pisito… ¿Y Elena?
ALBERTO: ¿Puedo cogerlo? (CHUSA le da a Dani y le hace carantoñas. El bebé ríe.) Pues bien, al final me ascendieron en la comisaría y ahora soy inspector. Un gusto, tía, llego a la hora que me da la gana. Y… Elena está embarazada. Eso venía a decirte.
CHUSA: Qu…? (Un poco cortada, intenta disimular la decepción que se le pinta en la cara) Vaya! Felicidades. Me alegro mucho, de verdad. Quien lo iba a decir, todos unos padrazos, porque ya te digo que hago más yo de madre que la Merche… Pues nada, Alberto, que siga la felicidad, Y que me alegro. En serio.
ALBERTO: Bueno… es que tenía que decírtelo, quiero decir, quería decírtelo, me sentía mal…
CHUSA (le corta): Pues no tienes por qué. (Dani empieza a llorar. Aprovecha y agarra al bebé) Que tendrás que irte, que el niño necesita cuidados.
ALBERTO: Bueno, sí. (Va hacia la puerta, pero se gira) Que me gustaría que fueras la madrina del niño o niña cuando nazca. Y Jaimito el padrino. Los dos queremos. Elena y yo. Por favor.
CHUSA: Gracias, Alberto, pero no. Además soy la madrina de Dani.
ALBERTO: Bueno… vale. Díselo a Jaimito igualmente. Me ha gustado mucho verte. Y que estás muy guapa.
CHUSA: Adiós, Alberto.
(Se cierra la puerta)
CHUSA (a Dani): ¿Has visto eso, pequeñín? Estoy condenada a estar sola. Cuidando de ti, sobrinín, y de Jaimi, que es peor que tú. Es mi cruz. Pero, ¿sabes? Me alegro de que estés aquí. Me alegro mucho…
(Se le rompe la voz y empieza a llorar desconsoladamente, pero entonces… Dani la mira
y dice: “Mamá”)
FIN
Bajarse al moro (Anónimo)
ÚLTIMA ESCENA
(En escena Elena, sola, recogiendo a toda prisa sus cosas y metiéndolas en maletas y cajas de cartón. Se abre la puerta de la calle y aparece Jaimito.)
Jaimito: ¿qué haces?
Elena: Me voy, Doña Antonia conoce a mi madre y le ha dado la dirección está a punto de llegar y no la quiero ver.
Jaimito: Pero no te puedes ir, porque……..!!! Porque te quiero (Jaimito se acerca muy despacio y la besa).
(Chusa sale de la cárcel y llega a casa.)
Chusa: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Holaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!! ( Chusa interrumpe el beso).
Jaimito: Hola, prima ¿comó es que te han dejado salir?
Chusa: Alberto me ayudó, yo ya sabía que vendría a buscarme.
Elena: ¿y ahora dónde está?
Chusa: Está abajo hablando con tu madre.
Elena: Con mi Madre diossss míooo!!! ¿Y ahora qué hago? Jaimito ayúdame, por favor.
Chusa: ¿Pero qué pasa?
Jaimito: Después te lo cuento. Hasta ahora.
Elena: ¿Por dónde podemos salir sin que nos vean?
Jaimito: por la puerta trasera
Elena: ¿pero desde cuando hay una puerta trasera?
Jaimito: el balcón, saltamos a la casa del cura y nos escondemos en su balcón
Elena: pero tú estas loco, si no nos pilla mi madre nos pillara el cura
Jaimito: no te preocupes por eso el se ha ido.
Elena: ¿y si vuelve?
Jaimito: acaba de salir. Va a tardar unas 2 horas en llegar.
Elena: ¿ tú crees?
Jaimito: sí, seguro que sí, siempre controlo cuanto tarda para luego colarme en su piso a colocar la droga que trae Chusa del Moro. Es el único lugar que la policía no registra.
(Jaimito y Elena se cuelan por el balcón).
(La madre de Elena entra en el piso y pregunta por ella)
M.Elena: ¿Dónde esta Elena?
Chusa: ha ido al supermercado con Jaimito, vaya quizás está a tiempo. Acaban de salir hace unos 5 minutos.
La madre de Elena se va para buscarla. Mientras, Elena y Jaimito saltan del balcón hacia el piso donde está Chusa.
Elena: Gracias, Chusa, te debo un favor y a ti también Jaimito, bueno… pues me tengo que ir
Jaimito: no te vayas aquí eres feliz con Chusa, con Alberto y con…..migo.
Chusa: pero si os queréis tanto ¿por qué no os fugáis juntos?
Elena: ¿Qué me dices Jaimito? ¿ te vienes a conocer Barcelona?
(Jaimito no se lo piensa dos veces y la vuelve a besar)
Elena: ¿eso es un sí?
Jaimito: sí me voy contigo a Barcelona, a Japón donde haga falta mientras esté con tigo.
(Jaimito ni siquiera hace las maletas se va con Chusa para no perder el avión.)
Jaimito: Muchas gracias por todo Chusa quédate con todas mis cosas. Te quiero prima (Jaimito y Elena le dan dos besos de despedida).
Jaimito y Elena: Adióóóóóóóóóóós!!!!!
(Alberto sube al piso y se encuentra a Chusa llorando)
Alberto: ¿Chusa, por qué lloras?
Chusa: lloro de emoción sabes que Elena y Jaimito se han fugado juntos.
Alberto: Ah sí, ¡¡¡¡¡será cabrón!!!!! se ha ido sin despedirse y cuando no llame uy ya verás……( se ríe)
Alberto: bueno y ahora ¿qué hacemos tú y yo tan solos?
Chusa: antes que nada tengo que contarte algo muy importante que quizás te afecte y no sé cómo vamos a acabar, estoy preocupada y no sé por donde empezar.
Alberto: tú tranquila, sea lo que sea lo comprenderé
Chusa: Alberto, estamos embarazados.
Alberto: ¿¿¿¿quéééééé????
Chusa: tranquilo, te puedes ir yo me encargaré del niño.
Alberto: pero, Chusa, no me hagas esto, tener un hijo es lo más bonito del mundo y más si el hijo es nuestro.
Chusa: Lo dices en serio ( se abrazan y él le da un beso).
Fin
Bajarse al moro (Marta)
Alberto: Oye, no me voy a la India, ni me he muerto. Voy a Móstoles. Hoy no es el momento, pero tenemos que hablar. Siento mucho que te cogieran, y todo lo que ha pasado, de verdad. Me hubiera gustado…Pero déjalo.¿Qué es lo que pasó? ¿Cómo te cogieron?
Chusa: En el tren. Por hacer un favor a uno. Tenía una cara de bueno que se la pisaba, y luego era policía.(Pausa. No paran de mirarse)Desde luego no te puedes enamorar de nadie…(suspira)
(Él suspira y de pronto la coge con las dos manos y la besa, Chusa sonríe como si se lo hubiera esperado)
Alberto: Lo siento…
Chusa: ¡Vámonos! ¡Yo te quiero! ¡Estoy vamos, hasta las trancas!, ¡Colaíta por ti!¡Vámonos!
(Él sonríe )
Alberto: ¿Dónde íbamos a ir tú y yo?
Chusa: ¡Pues al moro! Juntos, los dos en una casita, que allí están baratas, ¡Con los moritos!
Alberto: ¿Y Jaimito y Elena qué?
(Pausa. Se miran fijamente y sonríen)
Alberto: ¡A tomar por culo cuatro años trabajando de madero! ¡Dame la mano!
(Chusa le da la mano a Alberto y bajan corriendo, cogen el coche arrancan y huyen. Mientras, Doña Antonia, la portera y el cura miran sorprendidos)
Cura: ¡Que es mi coche!
Doña Antonia: ¡Pero hijo que esa no es! ¡Que te has equivocao! ¡Que esa es la yanqui! Que dios nos ampare, ya verás su padre.
(Doña Antonia, la portera y el cura miran cómo se aleja el coche, Jaimito y Elena se besan)
Doña Antonia: ¡Pero qué hacéis! ¡Que esa no es la tuya déjala!
Jaimito: ¡Señora, cállese!
Elena: ¡Que yo a su hijo no lo quiero!
Doña Antonia: ¡Ay, Dios mío que dios nos pillé confesaos! De esta no salgo ¡Ay que me da un jamacuco! (Doña Antonia se apoya en la portera a punto de desmayarse)
ESCENA QUINTA
(Han pasado dos horas, ya han salido de Madrid. Se ve a Chusa y Alberto en la autopista dentro del coche cantando.)
Chusa y Alberto: ¡Pasa la vida! ¡Pasa la vidaaaa!
(Chusa le mira, él percibe que le tiene que decir algo. Él baja la música)
Alberto: ¡Dime, Chusa! ¡Al morooo!
Chusa: Alberto estamos embarazados.
Alberto: ¿Que qué?
Chusa: Pues eso que tengo una Albertito en la panza ¡Y que lo quiero tener!
(Pausa. Él llora de emoción)
Alberto: Si es chico Jaime y si es chica mmm…
Chusa: ¡Elena, no te jode!
(Ríen a carcajadas)
Chusa: ¡Mira, Alberto, Toledo!
( Se miran sonríen y él sube la música)
Alberto: Pasa la vida, Pasa la vidaaa (susurrando)
Fin
Se despierta…
Se despierta, se lava, se peina,
se desayuna, se viste, se prepara,
se sienta en el coche,
se pone el cinturón,
se agarra del volante,
se apea, se examina, se aprueba,
se abre la puerta, se encienden las luces, se saludan,
se sienta, se concentra, se cansa,
se vuelve del trabajo,
se apea, se desviste, se cena,
se despeina, se lava, se duerme.
Se encoge…
Se encoge. Se levanta.
Se ciega con las telarañas
que enjaulan el pensamiento
y se apegan a las entrañas.
Se argumenta con sus mentiras.
Se refugia en la bebida.
Se le olvidó lo que quería,
y ahora solo espera al día.
Se lo imagina sin querer,
y se le aparece sin cesar.
Se desliza entre las curvas
al compás del movimiento,
siendo dentro lo que suena
su amiguito aventurero.
Se tropieza otra vez.
Se cae al hoyo de la realidad.
echa a correr.
Se queda el viento atrás.
Se pierde. Y pierde.
Desesperación
Se despierta un hermoso día,
el sol sube sus peldaños,
su imagen se refleja en las pupilas
de un chico desgarbado.
Se desliza lentamente
obligándose a caminar:
se esfuerza, se fatiga, se detiene;
se culpa, se odia, se critica.
Se ahoga entre sus recuerdos
que se remueven, se sulfuran, se inquietan.
Se encierra entre muros
construidos de dolor, rabia e impotencia.
Desea liberarse, la busca con desesperación
esperando refugiarse entre sus brazos.
Repentinamente se ven, se miran, se reconocen.
Y aliviado se entrega, se desvanece: se suicida.
VANIDAD
Se ve, se mira, se observa,
se inquieta, se esconde, sale y se enamora.
Se da cuenta que en el mundo
hay alguien más que ella.
Se vuelve a mirar al espejo:
se toca el pelo, se guiña un ojo,
se mira, se repasa y se vuelve a mirar de reojo.
Su amor por ella es el más grande,
pero no le impide amarse a sí mismo.
Observarse, quererse,
enorgullecerse de su aspecto.
Él es el más vanidoso.
Se vuelve a mirar al espejo:
se ama, se adora, se idolatra,
se cree de gran belleza,
nada ni nadie es más bello que él.
Por vanidad se ama.
Por vanidad se adora.
Por vanidad se pierde.
se gusta y se muere
Se levanta bien temprano con las noticias de la radio
y se viste con el conjunto beig, mientras el locutor recuerda:
“se continúan haciendo obras en la ciudad.
¡Cuidado los que cojáis el coche!”
Se ducha con agua bien fRía para reavivaRse,
después logra secarse el pelo entre bostezos
y se peina con esmero una alta cola de caballo.
El pelo oscuro contrasta con la americana clara y se pinta
los labios de rojo carmín para resaltar aún más su belleza.
Se cree muy guapa, la chica.
Continúa con la radio conectada cuando se sirve una taza de café
bien caliente y se come la tostada de mermelada.
Y nada más salir por la puerta se acuerda de
que se había olvidado el móvil en la mesa del comedor.
Entra, lo recoge y se queda escuchando
la radio un segundo antes de cerrarla.
Es un anuncio que reclama: “si eres joven y bella
y tu trabajo no te gusta, ¡llámanos! ¡Nuestra agencia de modelos
te convertirá en una futura top model! ¡Ven y consigue tu sueño!”
La muchacha se aprisa a tomar el número de teléfono
y al marcharse se mira una última vez en el espejo.
“Qué buena que estoy”, se dice.
Y cuando aterriza en la calle, Milán y París desaparecen
y ve a lo lejos la acera mal pavimentada
que justo acaba de abandonar.
Se encuentra, pues, en medio de la carretera.
Se asusta, pero es ya tarde.
NOSOTROS
Algunos se desean,
se besan, se desnudan,
se penetran, se chupan.
Nosotros nos amamos,
nos queremos, nos adulamos.
Ellos se mienten, se traicionan,
se menosprecian, se olvidan.
Nosotros nos respetamos,
nos apoyamos, nos ayudamos.
Ellos se enojan, se golpean,
se discuten, se odian.
Nosotros nos abrazamos,
nos acariciamos, nos susurramos.
Ellos se separan, se insultan,
se deshonran, se cabrean.
Nosotros nos contentamos
con solo amarnos hasta el fin.
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