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¿Cómo empecé a hablar, leer, escribir?

Creo que cuando somos pequeños, nos fijamos en lo que hacen los mayores.
Personalmente no me acuerdo de mi primera palabra, normalmente siempre decimos, mamá o papá. Creo que dije eso, pero ni tan sólo mis padres se acuerdan.
Recuerdo algunas pequeñas anécdotas de cuando era pequeña y todavía no hablaba del todo bien y decía cosas que los mayores no entendían y al no comprenderme me enfadaba con ellos.

Empecé a escribir cuando tenía dos o tres años, no escribía bien pero me esforzaba. A medida que me fui haciendo mayor, cada vez ya me enseñaban a escribir mejor y a corregir pequeñas faltas. Me acuerdo de que en tercero de primaria mi letra ya mejoraba, pero mi profesora me recomendó hacer caligrafía, así cada vez mi letra se entendía más.
Quizás lo que me falla ahora es alguna falta de ortografía.

A mí me parece cuando somos pequeños, nos es más fácil hablar y escribir que leer ya que tienes que estar más atento para entender lo que se ha leído.
Yo no me acuerdo de cuando empecé a leer, creo que cuando hacía P5 me enseñaron a escribir mi nombre.
A partir de aquí, jugando con diferentes letras vas ampliando tu vocabulario y la fluidez de la lectura.

Por esta razón si llevas una buena base, cuando llegamos a nuestra edad ya tenemos más rapidez, a la hora de escribir, entender y hablar sobre cualquier tema.

Georgina Duñó Estrada

Deja que te cuente…

…COMO EMPECÉ A HABLAR

Era muy pequeño cuando sucedió, así que me he visto obligado a preguntar a los que sí se acuerdan.
Según el testimonio de mis padres, yo era un niño muy callado, no decía nada, solo observaba con atención a los de mi alrededor.
Mi abuelo, que era el que me cuidaba, pretendía que yo dijese mis primeras palabras delante de él, y se esforzaba y me decía; di mami, di papi, di abuelito… bueno, lo típico.
Fue después de reyes del 1995, cuando me empezaron a llevar a la guardería. Un día, mi madre me vino a buscar, yo la esperaba al final del pasillo de la entrada, cuando de pronto la veo venir, se me acerca, me está a punto de dar la mano, y le digo: “ Mama vine”. Después de ese día, empecé a hablar, pero siempre formulando oraciones.

…COMO EMPECÉ A LEER

Según el testimonio de mis padres, yo empecé a leer a los tres años. Me enseñó mi profesora de primero de parvularios. A partir de ese momento y durante un año, cada cartel que veía, me lo quedaba mirando y lo leía, hasta que un día me propuse leer un cómic, me lo acabé y me olvidé de los carteles.

…COMO EMPECÉ A ESCRIBIR

Siempre según el testimonio de mis padres, yo empecé a leer y a escribir al mismo tiempo, empecé a escribir mi nombre con letra mayúscula.
Mi primera redacción de 1o de primaria, la tengo guardada. Y está escrita con mayúscula y sin espacios, y la ultima, o sea esta, ya está más perfeccionada, ¿o no?

Pau Esquirol Domenech

Así aprendí a hablar

Yo aprendí a hablar bastante tarde. Al año, mi madre, acostumbrada a mi hermana, que empezó a hablar muy pronto, ya se estaba poniendo nerviosa porque aún no hablaba. Tuvo que esperar a que tuviera dos años para que dijera mi primera palabra.
La primera palabra que dije fue “mapa”. Bueno, no, mentira, fue “papa”. ¿O fue “mama”? No lo sé. Mis padres deseaban que yo dijera “mama” o “papa” como un niño normal, pero que dijera primero lo que eran ellos. Digamos que lo primero dije fue “papa”. Entonces, mi madre haría lo que fuera para que aprendiera a decir lo más rápido posible la palabra “mama”. Y si hubiera sido a la inversa, sería mi padre el que hubiera sudado para hacerme hablar.
Por eso siempre digo que lo primero que dije fue “mapa”, una mezcla entre “mama” y “papa”. Es verdad que esa fue la segunda o la tercera palabra que dije. ¿Será que decía eso por que tenía ya de pequeña un gran sentido de la igualdad? ¿O que era demasiado torpe para decir bien una palabra? La verdad es que prefiero la primera opción.

Aisha Aglaia Domènech Welker

Mi primera palabra

Todo el mundo creía que un niño, con la edad que yo tenía, no era capaz de decir nada coherente o que tuviera un mínimo de sentido.
Pero a raíz de ir escuchando conversaciones en mi casa y a otras personas de la calle, fui adquiriendo diferentes capacidades para hablar.
Un día, después de oír múltiples frases y distintas expresiones, a mí me dio por decir mama. Aquella fue mi primera palabra, la palabra que cambió el rostro de la cara de mis padres y mis familiares.
Supongo que creían que hasta los dos años no sería capaz de decir nada, pero para ser exactos, mama lo dije con un año y algún mes de por medio.
A partir de esta palabra, ya empezaron mis felices diálogos y conversaciones con la gente.
Mis padres me cuentan que desde pequeñito me había criado regordete pero que a partir de un momento, empecé a adelgazar y los quilos que tenía se fueron convirtiendo en destreza para hacer otras cosas como por ejemplo jugar, hacer puzzles…etc.
Recuerdo que cuando era mas mayor y ya dominaba la lengua casi a la perfección, era cuando mi hermana me empezaba a pegar, pero porque yo la hacía cabrear.
Me molestaba tanto que me pegara y que yo siempre tuviera que acabar llorando que un día cogí un cinturón de cuero y le azoté de tal manera en las piernas, que entonces si que se puso a llorar. Entonces fue cuando le dije: toma, ahora te toca llorar a ti un poco.
Como es lógico mi madre me castigó en mi habitación pero yo ya me iba con la satisfacción de haberla hecho llorar.
Bueno, estas son algunas de mis anécdotas que he sufrido en mi corta vida y espero que pueda vivir muchas mas y sobretodo, mas agradables que estas.
En fin, mi primera palabra y la que nunca jamás olvidaré fue: mama.

Josep Baltrons

¿Cómo empecé a hablar?

Aunque parezca imposible, no he tenido que preguntar a nadie sobre mi pasado y sobre cómo aprendí a hablar. No me acuerdo de demasiados detalles, pero recuerdo que siempre que llamaban a la puerta, mi madre preguntaba “qui hi ha?” y yo empecé a acostumbrarme. Una tarde, cuando tenía un año, llamaron a la puerta y yo me adelanté a mi madre y dije mis dos primeras palabras, que fueron ni más ni menos que: “qui hi ha?”. Recuerdo que mi madre se quedó petrificada y yo empecé a reírme.

También recuerdo cómo empecé a leer, aunque esta vez mi madre colaboró mucho. Durante mi aprendizaje, cuando ya leía letras de palo en el colegio, mi madre me llevaba al puerto todos los días y allí, con los nombres en mayúscula de los barcos del puerto, practicaba con ella, leyéndolos uno a uno.

Aprendí a escribir en el colegio, de la profesora, no consigo acordarme, pero sigo intentándolo. Recuerdo a bastantes de mis compañeros y amigos de entonces, algunos no los he visto más, pero muchos otros siguen conmigo.

Ricard Bruguera Sais

Mi primera palabra

La primera palabra que pronuncié fue “tete”, al año y medio de nacer o a los dos años, se lo decía a mi prima, y aún se lo sigo diciendo. Después ya empecé a pronunciar bien y fue cuando decía mamá, papá o “ma” y “pa”, pero con el tiempo se aprenden más cosas, como por ejemplo pájaro. Pongo este ejemplo porque era una palabra que me costó de pronunciarla bien porque decía “pajaro”.
La primera cosa que escribí a los tres o cuatro años fue mi nombre, que era lo primero que te enseñan a escribir en la escuela. Bien del todo no se veía si lo que estaba escrito era mi nombre o un garabato mal hecho, pero supongo que con aquella edad era lo más normal del mundo. Luego ya empecé a escribir lo que me decían. Cuando toda mi familia sabía que ya había aprendido a escribir correctamente siempre venían a decirme que escribiera alguna cosa para hacer la gracia de: ¡mira qué mono!
Ángel Cernadas

¿Cómo aprendía a hablar?

Tal como recuerdan mi madre, mi padre y mis abuelos, las primeras palabras las pronuncié cuando tenía entre siete y ocho meses aproximadamente.
Las primeras palabras que pronuncié que más o menos se podían distinguir fueron “mama”, “papa” y “yaya”. Para llegar a pronunciar mis tres primeras palabras, mis padres y mis abuelos tuvieron que hacer mucho esfuerzo y tener mucha paciencia conmigo, ya que no fue nada fácil.

Por la mañana y parte de la tarde, yo me quedaba con mis abuelos ya que mi madre tenía que ir a trabajar al igual que mi padre. Así que durante ese tiempo, estaba con mis abuelos. Ellos insistían en sus ratos libres, día tras día, en que pronunciara alguna de esas tres palabras, pero no había manera. Luego cuando llegaba mi madre, era ella la que se encargaba de mí y la que insistió en enseñarme a hablar. Lo intentaba una y otra vez, me repetía constantemente la palabra “mama”, pero yo me negaba a pronunciarla.
Luego llegaba mi padre de trabajar, él era el que entonces se quedaba conmigo mientras mi madre se encargaba de prepararme el biberón. Mi padre, principalmente lo que hacía era jugar conmigo y durante un ratito enseñarme a pronunciar “papa”. Nada, que yo no lo conseguía, mis esfuerzos por intentar decir algo eran inútiles. Sólo emitía sonidos, sin decir nada en concreto.
Después de cenar, antes de ir a dormir, mi madre me leía pequeños cuentos, o pequeñas historias que se inventaba ella para que yo me durmiera. Y así fueron algunos días, en los cuales mi familia intentaba enseñarme a hablar. Hasta que un día, inesperadamente, cuando estaban mis padres, mis abuelos y mis tíos comiendo todos juntos, sacaron el tema de que intentaba hablar pero no podía. Pero en ese momento, tras un montón de intentos fallidos, conseguí por fin, decir mi primera palabra. Todos quedaron asombrados, al ver que podían distinguir entre balbuceos y otros sonidos, la palabra “mama”. Mi madre me cogió en brazos, y me insistió en que dijera “papa” y “yaya”. Y después de varios intentos, lo conseguí. Tanto esfuerzo valió la pena, todos se alegraron y apuntaron mis tres primeras palabras en la agenda familiar.

A partir de entonces me fueron enseñando más palabras y fue así como aprendí a hablar.

Roser Pruaño Milla

Cómo aprendía a hablar

Yo tenía un año y medio.
Mis padres querían que aprendiera a decir papá y mamá, con lo cual no paraban de repetírmelo. Yo no entendía nada.
Pero un día, se me ocurrió la magnífica idea de imitar sus palabras para divertirme, supongo.
Dije esas extrañas palabras que constantemente oía, y…
¡madre mía! Se pusieron todos tan contentos que parecía que nos hubiera tocado la lotería.
Yo desde entonces, cada vez que veía pasar a mi padre o a mi madre se lo decía.
Pero la lástima es que ya no tenía esa misma gracia que cuando lo dije por primera vez.

Verónica Arjona

LA AMISTAD (sarai)

La amistad es un valor universal. Est? claro que dif?cilmente podemos sobrevivir en la soledad y el aislamiento. Necesitamos a alguien en quien confiar, a quien llamar cuando las cosas se ponen dif?ciles y con quien compartir los buenos momentos.
Pero? ?Qu? es la amistad? ?C?mo puede surgir una amistad? ?C?mo tener amistades que duren toda la vida?
La amistad es el cari?o, el sentirte a gusto con esa persona, el respeto, el aprecio, el ayudar, el entender a esa persona, el estar ah? cuando lo necesitas, el ayudarte en todo lo que puede, el no hacerte da?o, el consolarte? (T? a ?l/ella y ?l/ella a ti).
Las amistades suelen comenzar de imprevisto, y muchas veces sin buscarlas. En el camino de la vida vamos encontr?ndolas. Todo comienza porque alguien nos cae bien, tiene gustos iguales a los nuestros, nos respeta?
Pienso que no se puede saber lo que va a durar una amistad, porque con el tiempo las cosas cambian y las personas tambi?n.
Yo realmente no creo tener una amistad real, sincera, pero creo que es normal porque todav?a soy peque?a. A lo mejor con el tiempo encontrar? esa persona, ese apoyo, ese cari?o, el tiempo lo dir?, por el momento no la tengo o no creo tenerla.

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La m?sica me ha trasladado…

RUB?N FLORIDO
Me ha transportado a un mundo devastado por la guerra, donde la luz se consume en un abismo oscuro que nos engulle a todos y nuestra ?nica esperanza reside en una cosa insignificante y que, por peque?o que sea, es nuestra esperanza para que la oscuridad sea detenida por el filo de nuestra espada…

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