Porque estoy molido y comprometido, que si no…

Serv?a en la venta asimesmo una moza asturiana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana. Verdad es que la gallard?a del cuerpo supl?a las dem?s faltas: no ten?a siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas, que alg?n tanto le cargaban, la hac?an mirar al suelo m?s de lo que ella quisiera. Esta gentil moza, pues, ayud? a la doncella, y las dos hicieron una muy mala cama a don Quijote…
(…)
Hab?a el arriero concertado con ella que aquella noche se refocilar?an juntos, y ella le hab?a dado su palabra de que, en estando sosegados los hu?spedes y durmiendo sus amos, le ir?a a buscar y satisfacerle el gusto en cuanto le mandase. Y cu?ntase desta buena moza que jam?s dio semejantes palabras que no las cumpliese, aunque las diese en un monte y sin testigo alguno, porque presum?a muy de hidalga, y no ten?a por afrenta estar en aquel ejercicio de servir en la venta, porque dec?a ella que desgracias y malos sucesos la hab?an tra?do a aquel estado.
(…)

Esta maravillosa quietud y los pensamientos que siempre nuestro caballero tra?a de los sucesos que a cada paso se cuentan en los libros autores de su desgracia, le trujo a la imaginaci?n una de las estra?as locuras que buenamente imaginarse pueden; y fue que ?l se imagin? haber llegado a un famoso castillo (que, como se ha dicho, castillos eran a su parecer todas las ventas donde alojaba) y que la hija del ventero lo era del se?or del castillo, la cual, vencida de su gentileza, se hab?a enamorado d?l y prometido que aquella noche, a furto de sus padres, vendr?a a yacer con ?l una buena pieza ; y teniendo toda esta quimera que ?l se hab?a fabricado por firme y valedera, se comenz? a acuitar y a pensar en el peligroso trance en que su honestidad se hab?a de ver, y propuso en su coraz?n de no cometer alevos?a a su se?ora Dulcinea del Toboso, aunque la mesma reina Ginebra con su dama Quinta?ona se le pusiesen delante .

Pensando, pues, en estos disparates, se lleg? el tiempo y la hora (que para ?l fue menguada ) de la venida de la asturiana, la cual, en camisa y descalza, cogidos los cabellos en una albanega de fust?n [48], con t?citos y atentados pasos , entr? en el aposento donde los tres alojaban, en busca del arriero. Pero apenas lleg? a la puerta, cuando don Quijote la sinti? y, sent?ndose en la cama, a pesar de sus bizmas y con dolor de sus costillas, tendi? los brazos para recebir a su fermosa doncella. La asturiana, que toda recogida y callando iba con las manos delante buscando a su querido, top? con los brazos de don Quijote, el cual la asi? fuertemente de una mu?eca y tir?ndola hacia s?, sin que ella osase hablar palabra, la hizo sentar sobre la cama. Tent?le luego la camisa, y, aunque ella era de arpillera, a ?l le pareci? ser de fin?simo y delgado cendal. Tra?a en las mu?ecas unas cuentas de vidro, pero a ?l le dieron vislumbres de preciosas perlas orientales. Los cabellos, que en alguna manera tiraban a crines, ?l los marc? por hebras de lucid?simo oro de Arabia, cuyo resplandor al del mesmo sol escurec?a; y el aliento, que sin duda alguna ol?a a ensalada fiambre y trasnochada, a ?l le pareci? que arrojaba de su boca un olor suave y arom?tico; y, finalmente, ?l la pint? en su imaginaci?n, de la misma traza y modo, lo que hab?a le?do en sus libros de la otra princesa que vino a ver el malferido caballero vencidade sus amores , con todos los adornos que aqu? van puestos. Y era tanta la ceguedad del pobre hidalgo, que el tacto ni el aliento ni otras cosas que tra?a en s? la buena doncella no le desenga?aban, las cuales pudieran hacer vomitar a otro que no fuera arriero; antes le parec?a que ten?a entre sus brazos a la diosa de la hermosura. Y, teni?ndola bien asida, con voz amorosa y baja le comenz? a decir:

Y si quieres saber que ocurri? entre don Quijote y Maritornes s?lo tienes que echar un vistazo al cap?tulo XVI.
DUDAS RAZONABLES
1. En el p?rrafo segundo, Cervantes, con iron?a y mala baba da bastantes pistas sobre la moral de Maritornes ?a qu? dedica el tiempo libre?
2. Si el arriero la ve tal como es, don Quijote la transfigura porque en su cabeza baila el t?pico del caballero andante ante el que cualquier princesa, doncella o due?a, cae rendida. Piensa en cine, ?crees que el t?pico est? vivo?

CURIOSIDADES
L?TOTES: “del un ojo tuerta y del otro
no muy sana

2 thoughts on “Porque estoy molido y comprometido, que si no…

  1. Maritornes

    Sant?smo cristo!!quien osa describirme de sea manera tan bulgar?Muy bonica no ser? a ojos de algunos, pero al arriero bien q le gusto!! y sin? preguntenle por mi belleza a ?ste senyor.

    M?s feica era Dulcina del Toboso!!!

  2. las s'agulleras

    “cu?ntase desta buena moza que jam?s dio semejantes palabras que no las cumpliese, aunque las diese en un monte y sin testigo alguno, porque presum?a muy de hidalga, y no ten?a por afrenta estar en aquel ejercicio de servir en la venta, porque dec?a ella que desgracias y malos sucesos la hab?an tra?do a aquel estado”: ?no ser? la profesi?n m?s vieja del mundo?. Lo que s? es cierto es que mujer de palabra s? que era. El arriero, encantado.
    En cuanto a la 2? pregunta, se nos ocurre una especie de James Bond o, m?s real a?n, los triunfitos. ?Qu? porcentaje de ni?as no caen rendidas ante los gorgoritos de Bisbales, Sergios o Hugos?

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