Ha pasado un año. Chusa está sola en la casa, dándole el biberón al bebé de meses que tiene en los brazos. Llaman a la puerta.
CHUSA (hablándole al bebé): Debe de ser el Jaimi que se ha dejado el cortauñas de las sandalias otra vez. Si no estuviera yo en todo… (Abre la puerta y se queda de una pieza. Es Alberto)
ALBERTO: Hola, Chusa… Cuánto tiempo… ¿Cómo estás? ¡Vaya! ¿Has tenido un bebé?
CHUSA (disimulando y aparentando indiferencia): Hombre, ¿tú por aquí? No, el bebé es de Jaimi, que se arregló otra vez con la Merche esa, ya sabes, la del cine, después de todo el lío… la dejó embarazada y cuando nació el niño se lo dejó en la puerta y le dijo que se ocupara él. Así que ya ves, me deja a mí de niñera. Se llama Dani, como el padre de Jaimi… o de Merche, no sé. Pero bueno, no te quedes ahí, pasa.
ALBERTO: ¿En serio? Quien lo iba a decir, Jaimito papá… ¡Que guapo es! (Al bebé) Hola, chiquitín… Te cuidan bien estos, ¿eh? ¡Qué suerte tienes, campeón!
CHUSA: Un cielo, chico, ni llora mucho ni echa el zumo, ha salido vago, como el padre. Pero cuéntame, ¿cómo estás? En Móstoles con el pisito… ¿Y Elena?
ALBERTO: ¿Puedo cogerlo? (CHUSA le da a Dani y le hace carantoñas. El bebé ríe.) Pues bien, al final me ascendieron en la comisaría y ahora soy inspector. Un gusto, tía, llego a la hora que me da la gana. Y… Elena está embarazada. Eso venía a decirte.
CHUSA: Qu…? (Un poco cortada, intenta disimular la decepción que se le pinta en la cara) Vaya! Felicidades. Me alegro mucho, de verdad. Quien lo iba a decir, todos unos padrazos, porque ya te digo que hago más yo de madre que la Merche… Pues nada, Alberto, que siga la felicidad, Y que me alegro. En serio.
ALBERTO: Bueno… es que tenía que decírtelo, quiero decir, quería decírtelo, me sentía mal…
CHUSA (le corta): Pues no tienes por qué. (Dani empieza a llorar. Aprovecha y agarra al bebé) Que tendrás que irte, que el niño necesita cuidados.
ALBERTO: Bueno, sí. (Va hacia la puerta, pero se gira) Que me gustaría que fueras la madrina del niño o niña cuando nazca. Y Jaimito el padrino. Los dos queremos. Elena y yo. Por favor.
CHUSA: Gracias, Alberto, pero no. Además soy la madrina de Dani.
ALBERTO: Bueno… vale. Díselo a Jaimito igualmente. Me ha gustado mucho verte. Y que estás muy guapa.
CHUSA: Adiós, Alberto.
(Se cierra la puerta)
CHUSA (a Dani): ¿Has visto eso, pequeñín? Estoy condenada a estar sola. Cuidando de ti, sobrinín, y de Jaimi, que es peor que tú. Es mi cruz. Pero, ¿sabes? Me alegro de que estés aquí. Me alegro mucho…
(Se le rompe la voz y empieza a llorar desconsoladamente, pero entonces… Dani la mira
y dice: “Mamá”)
FIN