No tiene interés por la literatura.
No acostumbra a sentarse en un sillón cómodo para leer.
No acude a la biblioteca.
No sabe interpretar un poema.
No le gusta hablar sobre la literatura.
No discute sobre qué libro es más interesante.
No se imagina los acontecimientos que narra el autor.
No dedica dos o más horas del día a leer.
Puede que lea el periódico o las revistas , pero nunca leerá un libro.
Por tanto, tendrá otras aficiones con las que pasar el tiempo.
Clara González