La tarde del vino

Cuando el ciego me dijo que le fuera a comprar una jarra de vino, yo ya tenía en mente la trastada que le iba a hacer, pero no pensé en las consecuencias que me podía causar. Y ahora contaré paso a paso lo que me ocurrió. Cuando el ciego me dio dos blancas para la jarra de vino, yo fui decidido hacía la taberna, lo compré y por el camino me fui bebiendo media jarra de vino. Cuando me di cuenta, se me había ido de las manos y la jarra estaba medio vacía y entonces se me ocurrió diluir el vino que quedaba con un poco de agua. Cuando llegué a casa le di la jarra al ciego y empezó a beber. Cuando se bebió el primer vaso ya empezó a sospechar hasta que me llamó para ver qué había pasado. Le expliqué que yo no sabía nada pero no se lo creyó. Se levantó y me dijo que fuera hacia la fuente que había en la terraza. Al llegar me dijo que me asomara y me metió la cabeza en el agua para darme un buen escarmiento. Estuve recuperándome del susto unos cuantos días.

Gonzalo y Josua

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