Según el diccionario de la Real Academia Española, el término Holocausto, significa: “entre los israelitas especialmente, era el sacrificio en que se quemaba toda la víctima”, generalmente animales, como ofrenda a la divinidad para pedir perdón por los pecados cometidos.
Por tanto el significado y la connotación que le damos hoy día no aparece hasta el 1942, cuando el Diccionario Oxford incorpora esta acepción al término Holocausto, para referirnos a la política de exterminio de los judíos residentes en Europa llevada a cabo por la Alemania nacionalsocialista.
A lo largo del siglo XIX la comunidad judía fue mejorando su situación y consiguió en gran medida equiparar sus derechos a los de los demás ciudadanos en la mayoría de los países europeos. Pese a ello, este pueblo era perseguido en ocasiones por grupos antisemitas y xenófobos. Lo cierto es que algunos de estos sectores consideraban que los judíos eran una raza extranjera que no podía integrarse dentro de la cultura europea, aunque nunca llegaron a emprender una campaña política organizada.
No sólo durante la Segunda Guerra Mundial empezaron a llevarse a cabo políticas racistas contra los judíos sino que cuando el régimen nazi alcanzó el poder en Alemania en enero de 1933, adoptó de inmediato medidas sistemáticas contra los judíos, considerados ajenos a la raza aria. Uno de los primeros decretos promulgados fue una definición del término ‘judío’. La religión de los antepasados era un rasgo fundamental en esta caracterización. Todo el que tuviera tres o cuatro abuelos judíos era considerado como tal automáticamente, sin que se tuviera en cuenta ni si este individuo era miembro de la comunidad religiosa judía ni su lugar de nacimiento. A aquéllos que fueran descendientes de judíos por parte de uno de sus padres sólo se les consideraba totalmente judíos si ellos mismos pertenecían a esta religión o habían contraído matrimonio con un miembro que la practicara. Los que tenían algún pariente judío o un único abuelo de esta religión eran llamados mischlinge, que quiere decir ‘semiraza’, mestizos. Este énfasis en el origen familiar se entendía como una afirmación de la ‘raza’ según la doctrina nazi, pero el propósito principal de estas clasificaciones era delimitar claramente a quienes les afectaban esas leyes discriminatorias.
Todo este proceso de discriminación, fue llevado también al ámbito económico y oficial, impidiendo a los judíos ocupar cargos en la administración, sometiéndolos a impuestos especiales, confiscando sus empresas… de modo que todos aquellos judíos “arianizados”, perdieron sus puestos de trabajo y fueron excluidos del mundo económico.
Cuando comenzó la II Guerra Mundial en septiembre de 1939, el Ejército alemán ocupó la mitad occidental de Polonia. Fue entonces cuando se dio un paso más, llevando a la práctica la creación de los guetos. Lugares, rodeados por muros y alambradas, antecedentes de los futuros campos de concentración, dónde fueron trasladados los judíos polacos. Se les proporcionaba alimentos y carbón aunque la ración oficial que permitían los alemanes no alcanzaba ni siquiera las 1.200 calorías por persona. Por lo tanto surgió un mercado negro de alimentos introducidos de contrabando. En las casas la situación era tan miserable que llegaban a vivir hasta siete personas en cada habitación y el tifus era habitual entre la población.
Todo esto era debido al nuevo sistema ideológico-social-económico establecido en Alemania, cuyos ideales aún están bastante discutidos en nuestra sociedad debido a los temas tan profundo de los que trata.
El nacionalsocialismo tenía muchos puntos en común con el fascismo. No obstante, sus raíces eran típicamente alemanas. Según los nacionalsocialistas, el Estado no es un fin en si mismo, sino que debe ayudar a la vertebración de la sociedad; insiste especialmente en la educación, dándole un valor importante para lograr así una sociedad crítica y preparada; defiende la idea de la responsabilidad, que presupone la idea de la personalidad ( aquí vemos como se diferencia del Marxismo, ya que el Nazismo defiende el socialismo como instrumento de justicia social, es decir, en el reparto de la riqueza pero no como un sistema que no respeta al individuo);también hacen hincapié en ideas igualitarias, es decir, la persona con talento, podrá alcanzar aquello que se proponga y ocupar altos cargos; así mismo delimita claramente el papel que juega el Estado y el que juega la Iglesia (laicismo, como en España o Francia); también le otorga al dinero un papel secundario dentro de la sociedad y la persona, aunque se reconoce que gracias a éste se han producido grandes cosas para la humanidad.
Paralelamente a esto, surgen a su vez diversas doctrinas racistas según las cuales los pueblos nórdicos, los llamados arios puros, no sólo eran físicamente superiores a otras razas, sino que también lo eran su cultura y moral; por tanto defendían la eutanasia y la eugenesia buscando la supuesta “higiene y pureza racial”.
Frecuentemente es habitual encontrar personas que creen que únicamente los judíos fueron víctimas del Holocausto organizado por los nacionalistas, pero no es del todo cierto, ya que también tuvieron en el punto de mira a otros grupos por razón de su percibida “inferioridad racial”como los romas (gitanos), los discapacitados, y algunos grupos eslavos (polacos, rusos, y otros). Otros fueron perseguidos por razones políticas, religiosas, de orientación sexual o por padecer defectos físicos o mentales, como comunistas, socialistas, testigos de Jehová, homosexuales, enfermos, y discapacitados.
Así mismo los gitanos no sufrieron una suerte muy distinta a la de los judíos, ya que al igual que a éstos, les explotaron y asesinaron en campos de concentración y de exterminio. Les hacían cavar sus propias tumbas antes de matarlos después del trabajo realizado en las fábricas.
Del mismo modo los homosexuales también padecieron las consecuencias del III Reich, puesto que su orientación sexual atentaba e impedía la reproducción y con ello la expansión de la pretendida raza aria; por ello decenas de millares de homosexuales fueron deportados por los nazis y al contrario que los judíos o los gitanos no eran exterminados inmediatamente a su llegada al campo sino que les sometían al igual que a los demás a trabajos forzados, brutalidades y experimentos médicos, etc. pero además llevaban un triángulo rosa por lo que eran sometidos a vejaciones aun más graves. Algunos fueron dejados a los perros de las S.S. para que los devorasen antes que a los otros deportados.
A su vez, por medio de la prensa y de la radio el gobierno de Hitler fue acostumbrando a los alemanes a concebir y permitir una especie de eutanasia para estas personas enfermas cuyo mantenimiento suponía un coste muy elevado y sin inversión, a fondo perdido para el Estado. Por tanto se estableció una política de eliminación sistemática de todo aquel individuo que padeciera trastornos mentales o enfermedades incurables, congénitas o hereditarias. Esta política de selección, fue llevada a cabo tan rigurosamente que cada a vez que nacía un niño un consejo lo examinaba para verificar si tenía alguna deformación o patología fuera de lo normal, si el resultado era afirmativo, inmediatamente procedían a su eliminación.
Para llevar a cabo la ansiada “higiene racial” y conseguir todos los propósitos que se había marcado Hitler, de los que antes hemos hablado, la Alemania nazi preparó la construcción de campos de concentración con el fin de internar en él, para realizar trabajos forzados, a aquellos seres considerados inferiores, como los judíos.
A diferencia de los campos de concentración como Dachau y de los campos de trabajo de esclavos, donde las espantosas tasas de mortalidad eran consecuencia de la inanición y de los maltratos, los campos de exterminio fueron diseñados específicamente para la eliminación de personas. Fueron llamados también campos o fábricas de la muerte, resultado de la “Solución final” así denominada por los nazis, al asesinato sistemático de judíos, gitanos y eslavos.
Para saber como funcionaban dichos campos, tomaremos como modelo al campo de Auschwitz, formado por tres campos principales y treinta y nueve campos subalternos. Precisamente fue en Auschwitz II (Birkenau), donde murieron aproximadamente un millón de judíos y cerca de 19.000 gitanos. El objetivo principal de este campo no era el de mantener prisioneros como fuerza laboral (como era el caso de Auschwitz I y III), sino más bien el exterminio. Para cumplir este objetivo, se equipó el campo con 4 crematorios y cámaras de gas. Cada cámara podía recibir hasta 2.500 prisioneros por turno. El exterminio a gran escala comenzó en la primavera de 1942 como resultado de la aceleración de la Solución Final tratada en la Conferencia de Wannsee.
La crueldad con que los nazis trataban a las víctimas era tal, que para tratar de evitar el pánico entre los futuros exterminados, se les informaba a las víctimas que recibirían allí una ducha y un tratamiento desinfectante. La cámara de gas inclusive tenía tuberías para duchas, si bien nunca fueron conectadas con el servicio de agua. Se les ordenaba a las víctimas que se desnudaran y dejaran sus pertenencias en el vestidor, donde supuestamente las podrían recuperar al final del tratamiento, de manera que debían recordar el número de la ubicación de sus pertenencias. Una vez sellada la entrada, se descargaba el agente tóxico Zyklon B por las aperturas en el techo.
Mientras la guerra estaba en marcha, los crímenes cometidos en los campos de exterminio continuaron llevándose a cabo. Por eso no es hasta bien acabada la Segunda Guerra Mundial cuando se desmantelan estos campos y los supervivientes fueron liberados. A todo esto, con la victoria de los Aliados, se dan lugar en la ciudad alemana de Nüremberg unos procesos judiciales que entre 1945 y 1949 se encargan de determinar y sancionar las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacionalista de Hitler por los diferentes crímenes y abusos cometidos en nombre del III Reich durante ese periodo.
Después del primer juicio de Nüremberg, se celebraron otros doce, y en ellos se enjuiciaron los crímenes cometidos en cada una de las cuatro zonas de la Alemania ocupada. Hubo 185 acusados. Entre ellos, los médicos que habían llevado a cabo experimentos sobre enfermos y prisioneros de los campos de concentración, jueces que habían cometido asesinatos y otros delitos encubiertos bajo la apariencia de un proceso legal, industriales que habían participado en el saqueo de los países ocupados y en el programa de mano de obra forzada. Otros acusados fueron los miembros de las SS que habían dirigido los campos de concentración, administrado las leyes racistas nazis u organizado el exterminio de judíos y otros grupos en los territorios del este de Europa; también altos mandos civiles y militares, así como autoridades policiales del III Reich. Algunos médicos y líderes de las SS fueron condenados a muerte, y unos 120 fueron condenados a prisión. Sólo 35 fueron absueltos.
Así pues, los juicios de Nüremberg supusieron un paso de gran importancia en la evolución del Derecho penal internacional. Su credibilidad habría sido mayor si los procedimientos no hubieran sido llevados a cabo exclusivamente bajo el auspicio de los países ganadores de la guerra, con lo que sólo fueron juzgados nacionales de Alemania. Sin embargo, los principios aplicados en Nüremberg han contribuido a fortalecer el Derecho internacional y sus mecanismos.
Nici