Estábamos a 16 de mayo, empezaba a tener frío, el cambio de temperatura no era el mismo que en la ciudad condal, estaba en Glasgow.
Mi padre y yo teníamos dos entradas para ver la final de la UEFA, donde nuestro equipo, el Espanyol, se las vería con el temible equipo andaluz.
Después de comer en el hostal donde nos encontrábamos, el autocar nos llevó hasta el estadio. Eran las cinco de la tarde y había un ambiente impresionante. Un poco mas tarde mi padre y yo decidimos canjear las entradas por pasar a la otra parte de las enormes rejas. Antes de llegar a la gradería, nos esperaban unas cuantas escaleras por subir. Tenía una sensación increíble, se podía oler perfectamente la húmeda hierba, ese olor que todos sentimos antes de presenciar un autentico partido. Al fondo ya veía la puerta que daba al estadio y a nuestros asientos, podía distinguir los focos enormes que daban luz al acontecimiento. Cada vez estaba mas cerca, cada vez notaba vibrar mas el estadio y cada vez mi corazón latía mas deprisa. Justo antes de llegar, cerré los ojos. No había problema de que me tropezara con un escalón, mi papá me tenía cogido de la mano y bien vigilado. Al fin, traspasé esa puerta aún con los ojos cerrados, al abrirlos… comenzó mi sueño.
Estaba ante una “Final cup”, como ponía en mi entrada.
Pseudònim: Surf