Y otro más.
Uno detrás de otro,
en perfecta armonía;
En sincronizada danza.
Se suceden unos a otros,
en su interminable y robotizado andar,
siguiendo siempre la misma ruta;
Paso rápido y cabeza gacha.
No caminan,
imitan un tic tac,
oscuro y apagado;
El corazón en la muñeca.
Se miran entre ellos,
con miradas vacías, inertes,
desprovistas de intención u racionalidad;
Miradas de muerte.
Miradas que atraviesan a todo el que los mira…
Miradas que, al ver una sonrisa,
retroceden descontroladas.
Se detiene el paso…
la cabeza alta;
Dan media vuelta y empiezan a gritar.