Leibniz, Discurso de metafísica, traducción, prólogo y notas de Alfonso Castaño, Ediciones Aguilar, Buenos Aires, 1982.
- Que los milagros están de acuerdo con el orden general, aunque sean contrarios a las máximas subalternas. De lo que Dios quiere o permite y de la voluntad general o particular.
(p. 31) Ahora bien, puesto que nada puede hacerse que no esté dentro del orden, puede decirse que los milagros están también dentro de él, lo mismo que las operaciones naturales, que se llaman así porque están de acuerdo con ciertas máximas subalternas que nosotros llamamos la naturaleza de las cosas. Pues puede decirse que esta naturaleza no es más que una costumbre de Dios, de la que puede dispensarse a causa de una razón más poderosa que aquella que le ha movido a servirse de sus máximas. En cuanto a las voluntades generales o particulares, según se tome la cosa, puede decirse que Dios hace todo según su voluntad más general, que está conforme con el orden más perfecto que ha escogido; pero puede decirse también que hay voluntades particulares, que son excepciones de las máximas subalternas dichas, pues la más general de las leyes de Dios, que regula toda la serie del universo, no tiene excepción. Puede decirse también que Dios quiere todo lo que es objeto de su voluntad particular; pero en cuanto a los objetos de su voluntad general, por ejemplo, las acciones de otras criaturas, en especial de las racionales, a las que Dios quiere concurrir, hay que distinguir: pues si la acción es buena por sí misma, (p. 31) puede decirse que Dios la quiere y la ordena a veces, incluso cuando no se realiza; pero si es mala en sí misma, no se hace buena más que accidentalmente, porque la serie de las cosas y, particularmente, el castigo y la satisfacción corrige su malignidad y recompensa el mal con creces, de tal forma que, finalmente, se encuentra más perfección en toda la serie que si no hubiera ocurrido este mal; hay que decir que Dios lo permite, pero no lo quiere, aunque concurra a él a causa de las leyes que ha establecido en la Naturaleza y porque sabe sacar de él un beneficio mayor.
- Utilidad de las causas finales en la física
- 53. [Leibniz critica la tendència dels nous filòsofs del seu temps a desterrar les causes finals de la física, i diu que li semblen perilloses les conseqüències]. p. 54 […] de algunos espíritus presuntuosos que dicen que se ve porque sucede que se tienen ojos, sin que los ojos hayan sido hechos para ver. Cuando se toman en serio estas opiniones que lo atribuyen todo a la necesidad de la materia o a un cierto azar, es difícil que pueda reconocerse un autor inteligente de la Naturaleza. No es razonable introducir una inteligencia soberana ordenadora de las cosas y después, en lugar de emplear su sabiduría, servirse de las propiedades de la materia para explicar los fenómenos. Como si para dar razón de la conquista que un gran príncipe hiciera al tomar alguna plaza importante, dijese un historiador que se debió a que las partículas de pólvora, liberadas al contacto de una chispa, escaparon a una velocidad capaz de empujar a un cuerpo duro y pesado contra las murallas de la plaza, etc.; p. 55 en lugar de mostrar cómo la previsión del conquistador le ha hecho elegir el momento y los medios convenientes y cómo su poder ha superado todos los obstáculos.
- Pasaje memorable de Sócrates en el “Fedón” de Platón, contra los filósofos demasiado materiales.
[Leibniz pensava inserir el text aludit, però finalment no ho va fer. El 1676 havia fet un resum en llatí i francès del Fedó, i la lectura de Plató el feu tornar del mecanicisme a les causes finals]
- 56 …varios efectos de la naturaleza se pueden demostrar doblemente, por consideración de la causa eficiente i por la de la causa final, sirviéndose, por ejemplo, del decreto de Dios, de producir siempre su efecto por las vías más fáciles y más determinadas.
- Conciliación de las dos vías, …causas finales y causas eficientes, para satisfacer tanto a los que explican la naturaleza mecanicamente como a los que recurren a las naturalezas incorporeas.
- 57 [Diu Leibniz que una i altra manera són bones, poden ser útils tant per admirar l’artifici del gran operari com per descobrir quelcom útil en la física i en la medicina. Els autors que segueixen aquestes rutes diferents no haurien de maltractar-se. Els que s’afanyen en explicar la bellesa de la divina anatomia es burlen dels que s’imaginen que un moviment fortuït de líquids hagi pogut crear una varietat així de membres. I aquests, en canvi, acusen els primers de simples i supersticiosos, semblants a aquells antics que creien imius als físics quan afirmaven que no és Júpiter qui trona, sinó alguna matèria que es troba als núvols. És millor conciliar una i altra, com l’exemple de l’obrer, que es val no només dels designes al fer les peces de la seva màquina sinó també explicant els instruments dels quals s’ha servit per a fer cada peça.
32 Utilidad de estos principios en materia de religión
- 73…se ve que todas las demás sustancias dependen de Dios, lo mismo que los pensamientos emanan de nuestra sustancia, que Dios está en todos y que está unido a todas las criaturas, p. 74 a medida, no obstante, de su perfección, que El es el único que las determina exteriormente por su influjo y, si obrar es determinar inmediatamente, se puede decir…que sólo Dios obra sobre mí, y sólo El puede hacerme bien o mal, sin que las demás sustancias contribuyan más que a la razón de esas determinaciones, porque Dios, que las tiene todas en cuenta, reparte sus bondades y las obliga a acomodarse entre sí. De la misma manera, es Dios sólo quien produce la conexión o la comunicación de las sustancias y gracias a El los fenómenos de unos concuerdan y coinciden con los de los otros, y por eso hay realidad en nuestras percepciones. Pero en la práctica se atribuye la acción a las razones particulares… porque no es necesario hacer siempre mención de la causa universal en los casos particulares. Se ve también que toda sustancia tienen una perfecta espontaneidad (…) que todo lo que acontece es una consecuencia de su idea o de su ser y que nada la determina excepto Dios sólo. … ella sola forma su mundo y se basta con Dios. …
- Explicación del comercio del alma y el cuerpo, que ha pasado lo inexplicable o por milagrosa, y del origen de las percepciones confusas
p. 75 … este gran misterio de la unión del alma y del cuerpo… la esencia del alma es la causa de que todas sus apariencias o percepciones tengan que nacerle de su propia naturaleza, y justamente de forma que correspondan por sí mismas a lo que ocurre en todo el universo, pero más particular y más perfectamente a lo que sucede en el cuerpo que le está afecto…