La Condesa de Haussonville por Clara Martín, Daniela Muñoz y Sara Bellmunt del E-41

Este cuadro fue pintado en 1845 por Jean-Auguste-Dominique Ingres, está pintado en óleo sobre un lienzo, mide 132 x 92 cm.

Normalmente está situado en el museo de arte de Manhattan, Nueva York llamado The Frick Collection, pero actualmente está en el museo del Prado.

Por lo que podemos observar, la dama del cuadro, es decir la Condesa de Haussonville, está de pie situada en el centro del cuadro y apoyada en un tocador, algo que es poco habitual en el pintor ya que normalmente sus clientes posan acostados entre almohadas. En este caso el intenta realzar la sencillez al llevar pocas joyas y no utilizar casi nada de maquillaje.

La “modelo” está colocada delante de un espejo para dar mayor amplitud a este bonito cuadro.

Es un cuadro muy detallado y con mucha precisión, ya que en las esquinas de las paredes hay una cenefa, en el reflejo del espejo situado tras ella se puede ver el moño trenzado y adornado con una cinta roja formando un lazo el cual forma un peinado simple y al mismo tiempo elegante, también podemos apreciar hasta la costura del vestido azul cielo metalizado y con mucho vuelo que lleva puesto.

En nuestra opinión podemos decir que es un cuadro sencillo pero gracias sus pequeños detalles se puede decir que es un cuadro bastante elaborado y por eso lo hemos escogido, ya que nos llama la atención que un cuadro que a simple vista parece muy sencillo pero, al apreciarlo bien no damos cuenta de lo elaborado que está.

La condesa de Haussonville

Análisis Condesa de Vilches , hecho por Daniel Pérez, Marc Alonso, Matheus Silva

 

 

vilches

Como podemos observar apreciamos una obra estrella del Museo del Prado, la condesa de Vilches del siglo XIX.

Federico de Madrazo y Küntz nació en Roma en 1815, mientras en España se estaba produciendo la restauración absolutista de Fernando VII. Perteneció a una familia influyente y con gran talento. Era hijo de José de Madrazo, que en 1823 intenta reformar la enseñanza artística que estaba anclada en los modelos, pero no pudo llevarlo a cabo hasta años más tarde. También sobrino del pintor Tadeo Küntz.

Federico de Madrazo murió en 1894 a los ochenta años, muy por encima de la media de esperanza de vida del siglo XIX, que entonces era de unos 30-40 años. Fue pintor de cámara de la reina Isabel II, profesor y director de la Academia de San Fernando. Le nombraron director del Museo del Prado, donde está expuesta esta obra. Perdió el cargo con la Gloriosa, la revolución liberal de 1868 y lo recuperó en el 1881.

Este cuadro es una de las obras más eróticas del Museo del Prado y siempre ha sido un atracción muy atractiva para los públicos. Se trata de un retrato femenino pintado por Federico de Madrazo. Según investigaciones que he realizado, este cuadro fue pintado en la época dorada de Madrazo, que es a los 38 años de edad.

En la obra, aunque la mujer lleve un vestido extremadamente llamativo, la acción se basa en su postura, que con su mirada casi incita al espectador a que la mire. Remarca esa sensualidad y ese atractivo que tenía esta mujer, que debía de tener una gran capacidad de seducción.

Es extraño ver un retrato en que la persona no esté dibujada en el centro del cuadro, como en este caso, ya que el pintor coloca a la chica sentada de lado. También podemos observar como el pintor juega con los atuendos de la chica, ya que lo normal sería que llevase un abanico español, sin embargo lleva un abanico de plumas. Esto nos muestra como los gustos de la población adinerada española comienza a cambiar.

Finalmente, esta mujer supo irradiar una gran fascinación en su tiempo, que Federico supo captar como nadie en este retrato.