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Opus Dei, Queralt Hidalgo Haro y Roger Barrull Pérez, B-21

El Opus Dei es una institución perteneciente a la Iglesia católica. Fue fundada el 2 de octubre de 1928 por José María Escrivá de Balaguer, sacerdote español. El objetivo del Opus Dei es difundir el mensaje divino y garantizar la existencia de hombres y mujeres que amen y sirvan a Dios y a los demás a través de un trabajo ordinario. Esta organización es de ámbito mundial, y donde hay más miembros es en Europa.

En España, durante la Guerra Civil española, se persiguió a las entidades e ideologías religiosas. A partir de ahí, José María Escrivá de Balaguer vivió escondido en varios lugares del país. En 1937, Escrivá y otros miembros del Opus Dei llegaron a Francia. Desde allí ingeniaron el plan de volver a España, a la zona sublevada, donde la Iglesia no era perseguida. Estos hechos impidieron que Escrivá extendiese la labor apostólica fuera del terreno español. Al finalizar la guerra, en España se inició la dictadura de Franco, que apoyó plenamente a el clero. Con esto, José María Escrivá regresó a Madrid, y comenzó a expandir los ideales del Opus Dei. Sus intentos de expansión en un ámbito internacional volvieron a frustrarse por el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

A finales de los años 50 Francisco Franco empezó a designar a miembros del Opus Dei como ocupantes de altos cargos del régimen, desarrollando los Planes de Estabilización y Desarrollo, que liberalizarían la economía española, abriéndola al exterior y dejando atrás la autarquía que llevaba 20 años desolando al país. Comenzó así la década de la tecnocracia, un periodo de gran crecimiento económico y social.

Los miembros del Opus Dei que ayudaron a Franco fueron los franquistas más conversos y progresistas que tuvo el régimen, de ahí el “odio” de Falange Española hacia ellos.

Recientemente, durante el gobierno de José María Aznar (1996-2004), miembros del Opus Dei ocuparon ministerios del dicho gobierno.

 

OPINIÓN PERSONAL:

No sabríamos determinar si se trata de una secta religiosa.

Por una parte hemos comprobado que para integrarse en la identidad hacen falta unos 6 años de selección, papeleo, pruebas y preparación, y algún que otro lavado de cerebro. Con lo que, en este aspecto, puede ser perfectamente tachada de secta.

Por otra parte, dada nuestra falta de información real, y consecuente y relativa imparcialidad, hemos de decir que, a pesar de los 6 años, cualquier persona con gran dedicación a la religión cristiana es capaz de posicionarse en el Opus Dei.

Creemos que Franco reclutó a miembros del Opus Dei por su habilidad técnica y política, y no precisamente por su pertenencia a una entidad religiosa de dicha importancia.

“Puedo prometer y prometo…”, Queralt Hidalgo Haro y Roger Barrull Pérez, B-21

El pasado domingo 23 de marzo nos dejó Adolfo Suárez, el artífice de la transición y el máximo exponente de la democracia española.

En los inicios de su trayectoria política, en parte tutelada por Fernando Herrero Tejedor, quién fue su mentor, Suárez desempeñó cargos dentro del franquismo.

En 1958 pasó a formar parte de la Secretaría General del Movimiento, donde fue ascendiendo y ocupando cargos cada vez más importantes. Se convirtió en gobernador civil de Segovia en 1968 y en Director General de Radio Televisión Española en 1969.

El 11 de diciembre de 1975, Suárez entró en el gabinete del entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, y por sugerencia de Torcuato Fernández Miranda, pasó a ser Ministro Secretario General del Movimiento.

Tras la dimisión de Carlos Arias Navarro como presidente del Gobierno el 1 de julio de 1976, Juan Carlos I escogió, de entre 3 candidatos, a Adolfo Suárez, y le encargó la formación del segundo gobierno de su reinado y el desmantelamiento definitivo de las estructuras franquistas.

Entre 1976 y 1979 Suárez supo reunir a las principales fuerzas políticas del espectro ,desde comunistas hasta falangistas conversos como él mismo.

En junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones generales en España desde febrero de 1936. Suárez se declaró vencedor bajo las siglas UCD de su partido político de centro/centro-derecha (Unión de Centro Democrático). A partir de ahí sus hazañas políticas se hicieron más que evidentes. Fue una etapa exitosa para Suárez y su partido, pero en España fue mucho más que eso. En el país se vivieron tiempos de reforma, de progreso, de democracia y de modernidad. Esta situación recuerda a la vivida el 19 de julio de 1969 en la Luna, cuando Neil Armstrong dio su primer paso lunar y transmitió al mundo la mítica frase “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad“.

Con el consenso y la coalición de los partidos políticos, se aprobó finalmente la Constitución democrática española, en diciembre de 1978.

Sin embargo, tras una nueva victoria en las elecciones generales de 1979 y dado el ascenso de las fuerzas de izquierda en los ayuntamientos de las principales ciudades españolas, el gobierno de Adolfo Suárez empezó su declive definitivo. Se enfrentó a una moción de censura, presentada por el PSOE. Esta fue derrotada, pero propició la caída del partido. Finalmente, el 29 de enero anunció su irrevocable dimisión por televisión en un discurso de 12 minutos de duración.

El 23 de febrero de 1981,durante la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, su sucesor como presidente del Gobierno, se enfrentó a un intento de golpe de Estado, donde supo mantener su integridad y su valentía.

Tras su desvinculación de UCD, fundó CDS (Centro Democrático y Social), con el que se presentó a las elecciones del 28 de octubre de 1986.

Su vida política finalizó den 1991.

 

NUESTRA OPINIÓN PERSONAL:

 

Adolfo Suárez fue el encargado de reformar toda la política de España. El mismísimo Juan Carlos I, que había jurado fidelidad y perpetuidad al régimen de su antecesor, encomendó a Suárez la complicadísima misión de desmantelar el franquismo y llevar a España por la senda democrática. Y así fue. Suárez, con su talante dialoganta, su visión política y su afán de concordia y valentía, logró unir a todos y cada uno de los partidos políticos, después de legalizarlos, con el fin de establecer un nuevo régimen de libertades.

Ambos pertenecemos a una nueva generación, donde la democracia ya no se considera una fantasía, un sueño imposible, simple ciencia-ficción… Hoy en día es mucho más que eso. Es una realidad, y todo gracias a mitos políticos como Adolfo Suárez. Quién sabe si sin su coraje y capacidad de consenso hubiéramos llegado al Estado de Derecho y de Bienestar del que gozamos hoy día. Quién sabe si sin su empeño seguiríamos en una espiral de antiprogresismo y tradicionalismo.

Puedo prometer y prometo

 

 

 

 

 

 

La represión de la prensa durante el franquismo, Roger Barrull Pérez y Queralt Hidalgo Haro, B21

El general Franco se hizo con el poder y estableció un régimen dictatorial que recortó en libertades. Una de ellas, y quizás la más relevante, la de expresión. Las manifestaciones contra la dictadura fueron fuertemente reprimidas. La oposición al régimen existía, pero a duras penas se notaba su presencia.

Y esa represión hacia la libertad de expresión se vio, más que en ningún otro ámbito, en la Prensa. La información era controlada con lupa por la dictadura. Se crearon órganos de Censura cuya misión era leer las publicaciones antes de que estas salieran a la calle para poder así eliminar todo aquello que no quería ser dado a conocer, o simplemente para “suavizar las palabras de los escritos”.Desde el inicio, Franco trató de controlar lo incontrolable: la opinión pública. Dado que es casi imposible arrebatar una idea de una mente, lo único que se podía hacer era censurar.La Prensa pasó a ser hecha por y para Franco.

El 20 de julio de 1949, el poseedor del carnet de prensa número uno era el propio Franco, y el segundo, Ramón Serrano Súñer.

En la España de la posguerra la situación era la siguiente: los periódicos tenían la misión de ser “institución nacional”, eran dirigidos desde el propio poder político, se censuraba todo aquello que no conviniese a los gobernantes y se obligaba a hacer público todo aquello que el poder creyera conveniente.

El caso es que esta censura era útil para que los políticos vieran en los periódicos un gran trampolín para sus acciones y logros. Además, al régimen le interesaba más vencer que convencer.

Libros repletos de ideales marxistas, liberales, separatistas fueron quemados. Todo aquello que fuera ajeno a la “renovación” que España había emprendido sería destruido.

Lo que empezó como una ley provisional, en abril de 1938, acabó durando casi treinta años. Serrano Súñer trataba de buscar un periodismo nuevo, al servicio del poder político para crear un canal que transmitiera al pueblo lo que el Estado tenía que decir. Entonces, la Prensa era una institución nacional que sufría un control casi implacable. Era un complemento del marco totalitario asentado en España.Aquello que se publicaba en contra del deseo del gobierno acarreaba serias sanciones, tanto para el medio como para el periodista.

Cinco de los puntos fundamentales que constituían esta ley de 1938 eran los siguientes:

– La regulación del número y extensión de las publicaciones periódicas.

– La intervención en la designación del personal directivo.

– La reglamentación de la profesión de periodista.

– La vigilancia de la actividad de Prensa.

– La censura.

 

       

Anécdotas en tiempos de guerra, Queralt Hidalgo Haro y Roger Barrull Pérez, B-21

Estos días estamos tratando en clase temas relacionados con el final de la Guerra Civil española y el inicio de la Posguerra.

Nos pareció muy buena idea preguntar a nuestros mayores por anécdotas familiares de esas etapas, y las queremos compartir con vosotros para poder así implicarnos y entender que estos sucesos y consecuencias afectaron a todos de un modo u otro.

Los nacionales iniciaban partidas para buscar a los que tenían ideales diferentes a los suyos. Una vez los encontraban los ejecutaban. No solo se asesinaba a los que se sabía que tenían ideologías políticas diferentes, sino que se acababa con cualquiera que pasase por su camino. Más tarde, estas mismas partidas se llegaron a realizar en los mismos vecindarios.

Los exiliados con destino francés, tenían que atravesar los Pirineos para llegar al país vecino. Llegaban muertos de hambre y cansancio, por lo que arrasaban con los pueblos por donde pasaban, dejando a sus agricultores y ganaderos en la miseria. Los aldeanos, a partir de ahí, escondían al ganado para evitar que acabasen con él.

Pero cuando el hambre no acababa con los exiliados, lo hacía el extremo frío, ya que apenas iban preparados para las bajas temperaturas de los montes pirenaicos.

Una vez en el exilio, los franceses los esperaban para internarlos, en su mayoría en campos de concentración en las playas del este. Esto se debía a que el número de exiliados era exagerado. Cientos de miles de refugiados llegaron a Francia sin saber adónde ir, sin saber qué hacer, sin saber cómo vivir.

 

QUERALT:

Uno de mis bisabuelos (Antequera), estaba en el río con un remado de ovejas cuando su esposa vio como se aproximaban unas tropas franquistas. Ella, asustada, llamó a mi bisabuelo y lo escondió en la parte de atrás de la casa para salvarle de la crueldad de las tropas nacionalistas. Él se abstenía de tener una opinión política, pero por la ley de “sino estás conmigo estás en contra de mi”, los reflejos de mi bisabuela lo salvaron de una muerte injusta, como tantas ya se produjeron.

Hay dos cosas que realmente me han impresionado de lo que me han contado, porque nunca te imaginas que has llegado a tener este conflicto tan cerca de ti.

–  Uno de mis bisabuelos (de Ronda) fue rojo y murió en la Guerra Civil defendiendo sus ideales. Mi tía abuela conserva una caja de esa época que le enviaron los compañeros de pelotón de mi bisabuelo poco después de la muerte de este. En la caja se encuentra una banda con la bandera republicana que lleva inscrita la frase: “Vengaremos tu muerte” y también se encuentran unas cuantas pesetas.

– Los abuelos de mi madre (Antequera) eran carpinteros. Asustados por el panorama de muerte y represión, se propusieron huir de España, con la mala suerte de que por la ruta que seguían para huir se encontraron con tropas nacionalistas, que acabaron con ellos sin piedad. 

Por último, hablé recientemente con mi tia abuela, y me confesó, que a pesar de que hayan pasado 75 años desde la Guerra Civil Española, si volviera a suceder una, pasaría exactamente lo mismo: los hermanos venderían a los propios hermanos, la represión sería extrema, volvería a provocarse un baño de sangre de inocentes…

Lo que nos lleva a la conclusión de que pese a todas las innovaciones culturales y tecnológicas, la locución latina “homo homi lupus” (el hombre es un lobo para el hombre) sigue y seguirá siendo cierta.

 

ROGER:

Hace varios años hablé con mi abuela materna sobre cómo vivió la guerra, el final de esta y la posguerra. En general no tuvo muchas anécdotas que contar, pero una de ellas, la que recuerdo con mayor claridad, fue la siguiente.

Cuando empezó la guerra, el 17 de julio de 1936, ella tenía solo 6 años. Era una niña que disfrutaba de una buena infancia y de una buena vida. A principios de 1939, durante los bombardeos de Barcelona, su familia se vio enormemente sorprendida. Sonó la alarma de bombas y corrieron hasta el refugio más cercano. Mi abuela me explicó también que se refugió en el sótano de una masía de Hospitalet.

También me contó que durante el final de la guerra y las primeras semanas de la posguerra pasó bastante hambre, cosa que se dio en general. Una vez pasada esa época no tuvo el más mínimo problema político.

También debo decir que un tío abuelo de mi madre, Manuel Samper Morales, decidió exiliarse en Francia, ya que era de ideología comunista y su vida peligraba en España. Lo curioso es que mi bisabuelo Tomás Pérez Garrido, el abuelo paterno de mi madre, fue guardia civil, y no conocemos detalles de la relación entre los cuñados, aunque se puede deducir que no podría ser demasiado mala, ya que ejerció durante la II República.

La conclusión que saco de todo esto es que, por suerte y dentro de lo que cabe, provengo de una familia bastante neutral. El único conflicto que ha habido es el de mi tío bisabuelo, que tuvo que huir, pero nada más.