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LOS OLVIDADOS DE SUÁREZ, por Jorge Trías Sagnier

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En la edición de ayer sábado, en la página de EL PAÍS aparecía un artículo del exdiputado catalán del PP Jorge Trias Sagnier sobre la figura de Adolfo Suárez y sus colaboradores. Como estos días estamos hablando en varias clases de la Transición y sus protagonistas y se ha creado una cierta polémica a raíz de la publicación de un libro sobre el papel de los dos durante el golpe de estado del 23 F, creo que es interesante incluir algunos párrafos aquí. Como veréis, aparecen personajes vinculados al 23 F que pronto explicaremos: Armada, Tejero, Pardo Zancada… Dice Trias Sagnier:

 

  • No los olvidó Suárez, ni el Rey, ni la historia de la Transición; pero como no hacen ruido, por estar muertos, enfermos u ocupados, parece, en estos excepcionales días, como si no hubiesen existido nunca. No fueron ministros; no se han publicado todavía sus propios testimonios; no conspiraron, entre otras razones por el inmenso trabajo que tuvieron sobre sus espaldas, que no les dejó tiempo para ello; fueron leales a la Monarquía, a la legalidad franquista que ayudaron a transformar y, una vez aprobada, fueron leales a la Constitución. Pactaron con comunistas, socialistas y demás grupos opositores para hacer de España una nación habitable o, como había anunciado don Juan Carlos en su primer mensaje como Rey, una nación en la que cupiesen todos los españoles.

 

  • Eduardo Navarro, Josep Meliá y Carmen Díez de Rivera, ya fallecidos, como Suárez; Alberto Aza, José Luis Graullera, Aurelio Delgado, Eugenio Bregolat, Senén Florensa, el general Casinello y algún otro del entorno más íntimo del expresidente, que estuvieron en las cocinas en aquellos históricos momentos, han dado o darán testimonio de lo que de verdad ocurrió esos años.  (…)
  • Eduardo Navarro, que tantos documentos escribió para Suárez desde que dejó la presidencia del Gobierno hasta su propia muerte, cinco años y cinco días antes que el expresidente, y de parecida enfermedad, fue quien desmontó, literal y casi físicamente, el Movimiento Nacional (…).

 

  • Los reyes no suelen ganar el trono al principio de su reinado. Juan Carlos I sí lo hizo y de la noche del 23-F terminó su examen cum laude. Probablemente es un caso extraordinario en la Historia, pero es así”. Esto está escrito por Eduardo Navarro, que tantas veces habló con Suárez de esos acontecimientos o, al menos, de lo que quería contar Suárez, que fue mucho y claro. Lo que quería el expresidente es que se dijese la verdad. Y la verdad la dejó escrita quien tantas veces me comentaba /se refiere a NAVARRO/ con ese sentido del humor que le caracterizó, que él escribía “con un seudónimo que se llamaba Adolfo Suárez”.
  • Navarro prosigue. “Muchas veces he comentado los sucesos de aquella noche con el presidente Suárez y he oído su relato. Su actitud aquella tarde y aquella noche acalló a sus críticos y a sus adversarios… El caballo de Pavía había pasado junto a él y él, desde luego, no se subió a la grupa, como habían pronosticado días antes… Los demás quedaron bajo las patas del caballo… A la liberación de los diputados el día 24, solo Roca reconoció paladinamente la dignidad de Suárez… Adolfo jamás se ha ufanado de su gesto… Lo que Suárez pensó y sintió en aquellas horas tampoco lo ha contado. Yo llevo trabajando con él once años desde el 23-F y apenas he logrado obtener unas cuantas frases”.

 

  • Tengo, también, una carta manuscrita del excomandante Pardo Zancada, que es uno de los militares que se sublevó el 23-F, dirigida a Navarro, con el que se carteó y le daba las gracias “por su carta y por su crítica”. Y dice: “Me apunté al 23-F sin saber muy bien qué salida tendría y hasta intuyendo que, como sucesos anteriores, no la tendría. Hecho está, tanto si sirvió de algo como si no. Es verdad que —como Tejero— si hubiera conocido la propuesta Armada me habría bajado en marcha”. Los golpistas jamás insinuaron complicidades entre el Rey o Suárez, como plumas desencajadas pretenden insinuar en estos días de duelo.

 

  • Ahora, de forma a veces injuriosa, se pretende mezclar al Rey y a Suárez, o a otros políticos de entonces, en maniobras más o menos antidemocráticas. Todo falso. “Armada se había reunido con Joan Raventós, secretario del PSC y Enrique Múgica, vicepresidente de la Comisión de Defensa del Congreso y destacado miembro de la Ejecutiva socialista. Múgica hizo un informe a Felipe González de esta reunión, del que se desprende el peligro de las intenciones golpistas del general. Felipe señaló más tarde que lo puso en conocimiento del Gobierno”.  (…)

 

  • A distinguir me paro las voces de los ecos, escribió Machado. Y por finalizar con la voz prestada del poeta, nada como recordar aquello que nos enseñó Mairena: la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Los “olvidados de Suárez” deben elevar la voz ante la mentira y la insidia que ha comenzado, en nuestra ciclotímica España, a desperezarse.”

“Puedo prometer y prometo…”, Queralt Hidalgo Haro y Roger Barrull Pérez, B-21

El pasado domingo 23 de marzo nos dejó Adolfo Suárez, el artífice de la transición y el máximo exponente de la democracia española.

En los inicios de su trayectoria política, en parte tutelada por Fernando Herrero Tejedor, quién fue su mentor, Suárez desempeñó cargos dentro del franquismo.

En 1958 pasó a formar parte de la Secretaría General del Movimiento, donde fue ascendiendo y ocupando cargos cada vez más importantes. Se convirtió en gobernador civil de Segovia en 1968 y en Director General de Radio Televisión Española en 1969.

El 11 de diciembre de 1975, Suárez entró en el gabinete del entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, y por sugerencia de Torcuato Fernández Miranda, pasó a ser Ministro Secretario General del Movimiento.

Tras la dimisión de Carlos Arias Navarro como presidente del Gobierno el 1 de julio de 1976, Juan Carlos I escogió, de entre 3 candidatos, a Adolfo Suárez, y le encargó la formación del segundo gobierno de su reinado y el desmantelamiento definitivo de las estructuras franquistas.

Entre 1976 y 1979 Suárez supo reunir a las principales fuerzas políticas del espectro ,desde comunistas hasta falangistas conversos como él mismo.

En junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones generales en España desde febrero de 1936. Suárez se declaró vencedor bajo las siglas UCD de su partido político de centro/centro-derecha (Unión de Centro Democrático). A partir de ahí sus hazañas políticas se hicieron más que evidentes. Fue una etapa exitosa para Suárez y su partido, pero en España fue mucho más que eso. En el país se vivieron tiempos de reforma, de progreso, de democracia y de modernidad. Esta situación recuerda a la vivida el 19 de julio de 1969 en la Luna, cuando Neil Armstrong dio su primer paso lunar y transmitió al mundo la mítica frase “Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad“.

Con el consenso y la coalición de los partidos políticos, se aprobó finalmente la Constitución democrática española, en diciembre de 1978.

Sin embargo, tras una nueva victoria en las elecciones generales de 1979 y dado el ascenso de las fuerzas de izquierda en los ayuntamientos de las principales ciudades españolas, el gobierno de Adolfo Suárez empezó su declive definitivo. Se enfrentó a una moción de censura, presentada por el PSOE. Esta fue derrotada, pero propició la caída del partido. Finalmente, el 29 de enero anunció su irrevocable dimisión por televisión en un discurso de 12 minutos de duración.

El 23 de febrero de 1981,durante la investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, su sucesor como presidente del Gobierno, se enfrentó a un intento de golpe de Estado, donde supo mantener su integridad y su valentía.

Tras su desvinculación de UCD, fundó CDS (Centro Democrático y Social), con el que se presentó a las elecciones del 28 de octubre de 1986.

Su vida política finalizó den 1991.

 

NUESTRA OPINIÓN PERSONAL:

 

Adolfo Suárez fue el encargado de reformar toda la política de España. El mismísimo Juan Carlos I, que había jurado fidelidad y perpetuidad al régimen de su antecesor, encomendó a Suárez la complicadísima misión de desmantelar el franquismo y llevar a España por la senda democrática. Y así fue. Suárez, con su talante dialoganta, su visión política y su afán de concordia y valentía, logró unir a todos y cada uno de los partidos políticos, después de legalizarlos, con el fin de establecer un nuevo régimen de libertades.

Ambos pertenecemos a una nueva generación, donde la democracia ya no se considera una fantasía, un sueño imposible, simple ciencia-ficción… Hoy en día es mucho más que eso. Es una realidad, y todo gracias a mitos políticos como Adolfo Suárez. Quién sabe si sin su coraje y capacidad de consenso hubiéramos llegado al Estado de Derecho y de Bienestar del que gozamos hoy día. Quién sabe si sin su empeño seguiríamos en una espiral de antiprogresismo y tradicionalismo.

Puedo prometer y prometo