Tiefland i el nacionalisme

És el títol de la pel·lícula que va dirigir Leni Riefenstahl el 1954, inspirada en Terra baixa, d’Àngel Guimerà (curiós enllaç a IMDb)És interessant saber el perquè una directora alemana, ja el 1934, es va interessar per aquesta història. Una possible interpretació la podem trobar en un article força interessant (Ángel Quintana y Margarida Casacuberta, El nacionalismo como mito : ” Tiefland” de Leni Riefenstahl, una interpretación de “Terra Baixa” de Guimerá). En poso algun fragment:

Tiefland“En la base de la tradición Völkish se encuentra el concepto de volk, cuyo significado literal es pueblo, entendido desde una perspectiva mítica estrechamente relacionada con la idea de raza. El concepto de volk reivindicaba una unidad fundamentada en la conciencia mítica de la idea de nación, establecida a partir de los valores legendarios y las tradiciones ancestrales. El principal enemigo de la cultura mítica era la civilización moderna, ya que introduce el caos y destruye los valores ancestrales. La cultura Völkish era conscientemente antiprogresista, antiurbana y antindustrial. Los fundamentos del volk se hallaban en la relación establecida entre el pueblo y la tierra -símbolo material de la nación-, entre el hombre y el paisaje. El hombre puro, que es visto como el ideal de la raza, debe mantenerse en un estadio mítico en contacto con la naturaleza y alejado del mundo del comercio, también debe desconfiar de los extranjeros de otras razas, ya que éstos pueden destruir la fuerza de la nación. La cultura Völkish se consolidó en Alemania durante los años de la unificación nacional y su impacto coincidió con el desarrollo que adquirieron los nacionalismos en la Europa de la segunda mitad del XIX.”

“En cambio, la montaña es el símbolo de la pureza, de una pureza que ya no es la pureza inmediata que ofrece el contacto con la tierra, que determina la idea de raza, sino de una pureza mítica, casi abstracta. Una pureza que se opone al advenimiento de la civilización y, consecuentemente, de la modernidad. En el drama de Guimerà, la búsqueda de dicha pureza se sitúa más allá de una simple lectura catalanista, ya que propone la construcción mítica de la identidad. Por esto, Terra baixa consiguió un gran éxito en el momento de su estreno en Madrid y obtuvo una perfecta recepción ante un público poco sensible por el «caso catalán» -es decir, por el fenómeno del nacionalismo catalán enfrentado con el nacionalismo español-. Terra Baixa sintetizó algunas de las cuestiones básicas que centraron el pensamiento occidental finisecular, las cuales se hallaban en la base de la construcción ideológica de los nacionalismos decimonónicos, entre los que se encuentra, obviamente, el Völkish alemán. Por esto, no fue extraño que la obra de Guimerà fuera objeto de múltiples traducciones -al francés, el italiano, el alemán y el inglés- y de diferentes versiones teatrales, fílmicas y operísticas.”

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