LA TERTÚLIA DEL QUART PIS

Es una de las mejores personas que conozco, y además la quiero muchísimo. Lo sabe todo sobre mi, y yo sobre ella, nos lo contamos absolutamente todo. Me apoya en la situación que sea.
Hay veces que hago cosas que no le gustan, o le digo cosas que le pueden sentar mal, pero no le importa, me entiende y me ayuda si hace falta.
Hace casi tres años que la conozco, y la verdad me encantó conocerla. Si ahora me faltara, me faltaría el apoyo de ella, y me sentiría muy rara. Muchas veces tenemos nuestras discusiones y nuestros baches, pero apenas tardamos en hablarnos y solucionarlo.
Muchas veces ella me dice que no confíe en alguien, y si lo hago, al final acaba siendo como ella me dijo, o que incluso yo le diga que pondría la mano en el fuego por alguien que sé que no me fallará, y ella me dice que no, finalmente sale como ella dijo y me acabo quemando. Me dejo llevar por las cosas que me dice la gente y me fío muy fácilmente.
Por ella sí que pondría la mano en el fuego, sé que no me fallará para nada y que siempre estará ahí.
Ella me conoce si estoy bien o estoy mal por mucho que quiera ocultarlo delante de mucha gente, ya que no me apetece que lo sepa todo el mundo, pero ella me lo nota.
Es como una más de la familia, y yo una más de la suya.

Celia

A esta edad, todo está cambiando y todo ha cambiado, hay veces que nos dicen “Como has cambiado!” ya que llevan tiempo sin vernos. Pero tú, no te das cuenta ya que día tras día no te lo notas, pero si miras fotografías de años atrás, te darás cuenta de que has cambiado, y seguramente bastante.
El tiempo pasa muy rápido, más de lo que nos pensamos, hace nada acabábamos de empezar el curso y pensábamos que no acabaríamos nunca, ya que se nos haría muy pesado, pero ahora te paras a pensar y solo faltan cuatro meses para acabarlo.
Las personas que te pensabas que estarían ahí para todo y durante toda la vida, seguramente no están todas ellas ya que te vas dando cuenta poco a poco de cómo es la gente. Y personas con las que apenas hablabas ahora incluso forman parte de tu vida porque te has dado cuenta de cómo son también. A medida que vamos creciendo, nos daremos cuenta de más cosas, e iremos cambiando todavía más.

Celia

Soy de pelo castaño, y no lo odio, es más, por el color es lo único que no me quejo. Odio tenerlo rizado o ondulado, porque eso supone que al despertarme cada día y al mirarme al espejo veo que no está igual que ayer ni que anteayer, nunca está igual. Tengo los ojos marrones oscuros, casi negros. Y podría decir que lo único que me gusta es mi sonrisa. Me considero bajita ya que debo medir sobre 1,65.

Soy muy simpática con casi todo el mundo, aunque no los conozca muchas veces. Muy confiada también, pienso que todo el mundo se merece una oportunidad, aunque con decir una, muchas veces me quedo corta, ya que perdono muchísimo, más de lo que a veces se merece la gente, y a la hora de pedir perdón no dudo en hacerlo aunque la culpa no haya sido mía. Bastante impaciente, muchas veces las cosas las quiero aquí y ahora. Cariñosa y muy desordenada. Y sobre todo, me río muchísimo, por cualquier tontería, y además me puedo pasar rato riéndome por lo mismo.

Odio que me despierten o madrugar, es más, si me despiertan a veces me enfado. Me encanta ir descalza por casa, e ir con el pelo mojado. Adoro el verano, pero no odio el invierno. Me puedo pasar horas sin hacer nada, solo viendo la televisión o estirada en la cama con el móvil, aunque prefiero salir que estar en casa.

Algunos días diría que estoy orgullosa de ser como soy, y otros no, pero no se ha de cambiar por nada ni por nadie.

Celia

Cuando era pequeña, siempre me iba a dormir temprano para levantarme con fuerzas, tenia ilusión de ir al colegio con mis amigos. Después, esperaba con muchísimas ganas que fuera la hora de salir, para poder ir al parque y jugar, muchas veces con amigos de mi misma clase, pero otras veces eran niños totalmente desconocidos, pero me ponía a jugar con ellos como si fueran de toda la vida. Os acordáis de los cuadernos de colores y de nuestros padres haciendo el avión a la hora de comer? Hay veces en que quisiera volver a esa época. A la vez que iba creciendo me iba juntando más con mis amigas, con las que pasaba las clases pintando con ellas y en la hora del patio hacía los castillos de arena junto a ellas. Pero de todas ellas siempre estaba más con una, la cual me pasaba las tardes en su casa, y por ella era por la que lloraba si mi madre ese día no me dejaba ir a su casa por cualquier motivo. Fue pasando el tiempo y todo iba cambiando. El colegio ya no me gustaba tanto como años atrás, se acabaron los cuadernos y los colores, todo iba subiendo de nivel ya eran libros con sumas y todo lo demás. También me di cuenta de que existía aquella palabra tan oída por mis padres, el amor. Bueno, el amor de momento seguía siendo a mi manera. Ningún problema podía conmigo, ya que no me daba cuenta de ellos, para mi no existían. Podía pasarme horas y horas jugando a cabañas, o con una simple muñeca. ¿Llorar? En aquella etapa lloraba si perdía un peluche, discutía con mis padres o me peleaba con una amiga por la misma muñeca. Llorar para mi era simplemente para conseguir lo que quería. Pasaron los años y todo se fue complicando, nada era como antes. Ya no era aquella niña que se pasaba las horas jugando o en el parque, aquella que conseguía todo llorando, ni aquella que no entendía nada.

Celia

I a qui no li agradaria que tornés a ser aquell 19 de juny una altra vegada? Aquell dia en què vam presentar el treball de crèdit que havíem estat treballant durant la setmana, i que tornés a sonar l’últim timbre d’aquell curs, sí aquell timbre que sona en començar les classes i en acabar-les, sona cada hora, però especialment el de l’ultima classe, el que ja pots anar-te’n a dinar, doncs que tornés a sonar aquell. El de les 14:45, que crec que tots l’esperàvem, uns amb més ganes i altres amb menys, però tots. De debò no voldríeu que tornés a ser aquell dia? Perquè jo sí.

Imagineu que torna a ser el 19 de juny i tots esteu amb ganes sortir ja, i per fi sona l’últim timbre, penseu que tindríeu 88 dies de vacances, no voldríeu? Dies sense fer res, entrant a casa, sortint, més ben dit fent el que volguéssiu gairebé. Jo vull tornar-hi, és més si pogués prémer un botó, ho faria. Perquè això de venir a l’institut és cada dia, de dilluns a divendres la mateixa rutina, ens aixequem gairebé a les 7, i des de les 8:15 fins a les 14:45 fent classes, malgrat la mitja hora que tenim per esmorzar. Pensar que falten 154 dies gairebé, fent exàmens i classes, no pinta bé.

Crec que ho em de mirar per un punt de vista positiu, perquè si comencem a posar-li “pegues” a això se’ns farà més pesat encara. Mireu que hi ha dies de festa, pocs però hi ha (Nadal, setmana santa i alguns ponts)

Però, ara és perquè encara han passat poquíssims dies de classe només, però penseu que quan ja s’estigui acabant això, pensareu que no pot ser, no ens n’adonarem i ja estarem amb roba d’estiu una altra vegada. Ja veureu com això passarà volant. 

Maria Celia