LA TERTÚLIA DEL QUART PIS

La casualidad es la combinación de circunstancias imprevisibles e inevitables, en cambio, la causalidad es la relación entre una causa y su efecto. Escuchamos todo el tiempo hablar de las casualidades, pero… ¿existe la casualidad?

Centrándome en mi forma de pensarlo, no. Nada sucede porque sí. Es cierto que dificulta creerlo cuando miramos a nuestro alrededor y lo que vemos es una vida rodeada de pobreza, sufrimiento, capitalismo y muertes violentas, pero aun así, considero que todo lo que llega a nuestras vidas, cada situación por la que pasamos, es por algún motivo.

Sai Baba fue un líder espiritual de la India que enseñó las “Cuatro leyes de la espiritualidad”, las cuales hablan sobre este tema:
–  La primera dice “La persona que llega es la persona correcta”. Es decir, nadie llega a nuestras vidas por casualidad, sino que todas las personas que nos rodean están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
– La segunda dice “Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. Nada de lo que sucede en nuestra vidas, podría haber sido de otra manera. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y ha tenido que ser así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.
– La tercera dice “Cualquier momento en el que algo empiece es el momento correcto”. Todo tiene un principio en el momento indicado, ni antes ni después. Cuando realmente estamos preparados para algo, será el momento indicado para que suceda.
– La última, la cuarta, dice “Cuando algo termina, termina”. Sencillo. Cuando una cosa en nuestras vidas llega a su fin, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar.

Gracias a estas leyes, se pueden relacionar muchas cosas que nos van surgiendo a lo largo de este camino, ya que la casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido.

Alberto

Tener hermanos es una de las mejores cosas que puede tener uno en la vida. Un hermano, es la persona con la que más te vas a parecer tanto físicamente como psíquicamente. Eso hace que sea algo magnífico. La gente que los tiene, se habrá dado cuenta de que es un tipo de relación única e indescriptible; jamás encontrarás a nadie con el que te entiendas mejor o con el que conectes mejor.

Soy de los que piensan que tener un solo hijo es un error ya que siempre debería estar acompañado de alguien, y cuantos más, mejor. Seas el pequeño, seas el mediano, o seas el mayor, aprendes lecciones que jamás aprenderías de otras formas. Psicológicamente, hacen un papel muy importante: si eres el mayor, cuidar de los pequeños te hace madurar como persona y te obliga a darte cuenta de que estás rodeado de personas, y por tanto evitas los celos y la egocentricidad. Por otro lado, si eres el pequeño aprendes de los errores que han cometido y aprendes valores desde muy jovencito. Lo mejor es cuando más se asemejan las edades, ya que comparten la mayoría de momentos juntos y su diversión no depende de los padres o de personas externas. Siempre tendrás a alguien con quien hablar sobre cualquier tema, alguien con quien pelearte y desahogarte, alguien que te aconseje y te ayude a defenderte ante cualquier situación. Siempre tendrás a ese gran amigo al lado para todo.

Las únicas personas que de verdad te van a acompañar por este sendero van a ser ellos, al igual que los que te van a apoyar siempre que puedan, y es por eso que doy gracias por tener a mi lado a unas de las personas que más quiero en el mundo, mis hermanos.

Alberto

Todos hemos sido víctimas de la pregunta “¿Qué quieres ser de mayor?”. Desde bien pequeños, nos incitan a elegir una profesión entre la multitud que hay, y nos inculcan que debemos esforzarnos para llegar a ejercerla. Lógicamente, un niño chico todavía no sabe lo que será de mayor, pero lo cierto es que un adolescente tampoco. Nos infunden el miedo de que hay que estudiar para ser alguien de provecho en la vida, y de que siempre hay que luchar y competir para llegar a lo más alto. Personalmente, opino que es un gran error.

Hemos convertido la vida en algo increíble. Se pueden hacer una cantidad inimaginable de cosas. Sin embargo, ya desde pequeños parece que se nos exige elegir una sola. Nunca he entendido la razón de que una persona deba escoger una profesión y trabajar de eso, al igual que nunca he entendido eso de que siempre hay una profesión para cada persona. En vez de presionarnos durante toda nuestra infancia y adolescencia sobre los estudios, el futuro, el dinero y el esfuerzo, creo que deberían presionarnos por el presente. Qué es lo que hoy quieres hacer, y sobretodo, qué es lo que hoy te gusta. A veces, la gente llega a ser muy contradictoria. Te dicen que pienses sobre el futuro, pero te dicen también que vivas el presente y disfrutes de la vida. ¿Cómo vas a vivir el presente, si por cada cosa que haces te recuerdan las consecuencias del futuro?.

Volviendo al tema laboral, no me parece correcto que una persona ejerza de una sola profesión. La vida se hace monótona, repetitiva. Siempre se debería poder hacer de todo, o al menos intentarlo, pero nunca decantarse por una sola función. Hay que saber de todo un poco: anatomía, astrología, física, química, psicología, historia, geografía,… pero no; si quieres ser abogado, pásate años estudiando derecho, pero que ni se te ocurra pensar en por qué los objetos caen. La mayoría de personas tienen mucho conocimiento de una sola cosa en vez de un poco de conocimiento sobre muchas, que en lo que a mí respecta, es más importante. Eso es lo que más me sorprende

De la vida se pueden sacar muchas conclusiones, y hay todavía muchas cosas que no sabemos, pero nadie te incita a averiguarlas. Sólo te incitan a estudiar una profesión y a vivir de eso. Principalmente, esa es mi queja.

Los humanos somos una especie de animal, el homo sapiens sapiens. A simple vista no dejamos de ser lo mismo que otro animal, un ser vivo. El hecho es que a pesar de ser así, nos hemos convertido en algo completamente diferente comparado con los otros animales.

Todas las especies existentes cumplen tres funciones vitales: la reproducción, la relación y la nutrición. Todos los seres vivos tienen como objetivo la supervivencia en este mundo y el reproducirse para así evitar la extinción de la especie. Todos menos los humanos. Los humanos tenemos otros objetivos en la vida. Nuestra vida no es nacer, aprender a cazar, cazar para sobrevivir, reproducirnos y cuidar de nuestra cría hasta la muerte. Nuestra vida está predeterminada, sí, pero de distinta manera. Primero de todo nacemos, somos cuidados y alimentados y enseñados para seguir adelante. Al hacernos mayores estudiamos durante años y años hasta cumplir mínimo los dieciséis (generalmente). Después escogemos entre seguir estudiando o trabajar. Y finalmente, todos acabamos trabajando de alguna manera u otra. A medida que pasa la vida, también hacemos muchísimas otras cosas, de las cuales las demás especies no hacen apenas ni una. Mi pregunta está en porqué hemos montado, los humanos, este “mundo” en el que somos simples marionetas. Por qué tenemos que estudiar cosas que nosotros mismos hemos inventado. Por qué la base de la sociedad es el dinero y nada más que eso. En por qué nos hemos distanciado tanto de la realidad de los otros seres vivos.

Los humanos somos la única especie que tras cientos de años, seguimos aniquilando la tierra. Somos los únicos que vivimos a base de explotar todos los recursos naturales que se nos han proporcionado. Los únicos que matamos de manera descontrolada para satisfacer nuestro apetito sin necesidad o para satisfacer nuestra ira. Los únicos que llevan a cabo guerras sin razón alguna. Los únicos que queremos aspirar alto para mandar por encima de otros. Los únicos que mantenemos una jerarquía sin ninguna base. Somos la única especie en este planeta que en lo único en que se basa la vida es en el dinero, el cual no serviría de nada si no hubiésemos organizado así nuestra forma de vivir. Una jornada laboral actualmente está en las ocho horas. Eso es una tercera parte del día. Sin necesidad de pensar demasiado, una tercera parte de nuestra vida se va trabajando, pero ¿por qué trabajamos? La respuesta es fácil, para ganar dinero. Una tercera parte de nuestra vida, se basa exclusivamente en el dinero. Así hemos montado nuestra sociedad. Vivimos para ganar dinero solamente para comprar cosas que no necesitamos para llevar a cabo una vida que no debemos.

¿Alguna vez han visto a un perro enseñando a separar por sílabas, palabras que ellos mismos han inventado? ¿Alguna vez han visto a un caballo darle dinero a otro para intercambiarlo con un vestido de estampados? ¿Alguna vez han visto que un gato sea político, juez, administrador, profesor, dependiente de una tienda o jefe de una empresa? Todo lo que vemos a nuestro alrededor son verdaderas estupideces que nosotros mismos hemos inventado solamente para hacer una vida extremadamente complicada.

Quizás el destino de la humanidad se predetermina a lo que estamos haciendo con el resto de seres y la Tierra, quién sabe, pero lo cierto es que somos una especie egocéntrica y egoísta, en la que todo lo que hemos tenido a mano, lo hemos devastado.

Alberto Udina Silvestre

La puntualidad es una actitud humana considerada como la virtud de coordinarse cronológicamente para cumplir un trabajo o una obligación antes o en un momento determinado en el tiempo. En la sociedad la puntualidad está muy exigida, aunque siempre hay una aceptación de cierto retraso, pero sigue siendo importante. Hay ciertas cosas en que la puntualidad no es muy importante, apenas influye el llegar a la hora o 20 minutos más tarde, pero hay otros casos en los que es sumamente importante.

Lo cierto es que yo la puntualidad no la llevo muy bien, y no soy el único de la familia al que le ocurre. Un simple ejemplo cotidiano es el colegio. Yo suelo llegar tarde, o mejor dicho, normalmente llego tarde. Pero no solo me ocurre con la escuela. Cuando quedo con personas de manera informal, como puede ser con los amigos, ocurre lo mismo. No es que lo haga a propósito, ni mucho menos, pero ya se ha convertido en algo común en mi. Y es que siempre me preguntan la razón por la que no llego a la hora, y yo siempre respondo lo mismo: si es por la mañana, me había despertado tarde; si es por la tarde, no había calculado bien el tiempo o había mucho tráfico; y si es por la noche, me distraje charlando con mi madre después de comentarle que iba a salir. No digo que siempre mienta, pero la mayoría de las veces no es por esas causas. La verdad, no sé cuales son. Hay días que hay que poner gasolina, días que un vecino te interrumpe la marcha, días que el tiempo pasa más rápido por increíble que parezca, o incluso días que no tienes ganas de ir y te da igual llegar tarde o no. Pero siempre hay una razón por la que llego tarde, la cual yo creo, es inevitable.

En mi vida privada, esto no me ha traído problemas. Al igual que hay gente que es desagradable o desagradecida u otras personalidades que todos conocemos, yo no tengo puntualidad. Pero siempre todos me han aceptado como soy, ya que es algo que, a pesar que veces puede fastidiarle a alguien, nunca llega a ser de vida o muerte, ya que en estos casos ya ni me arriesgo. Se sale horas antes y seguro llego pronto. Pero en la escuela esto me ha conllevado problemas. Algunos profesores me juzgan por mi puntualidad, por ejemplo. Yo soy consciente de que es algo incorrecto, pero también me defiendo viéndolo de manera en que todos tenemos defectos. No sé si la razón por la que se toman tan a pecho el que llegue tarde es porque se preocupan por mi para así conseguir superarme más como persona, o porque ven que la puntualidad es algo extremadamente importante. Yo nunca le he dado importancia a cuál de esas dos razones es, porque la verdad, me da igual, pero a los profesores que me han demostrado que es porque es algo importante para ellos, me han entrado, y me siguen entrando cuando los veo, ganas de decirles todos sus defectos uno por uno para hacer que se den cuenta de que no es tan importante lo que me ocurre, a pesar de que toda la sociedad lo vea de manera opuesta a mi. Hay gente que fuma, bebe de manera excesiva, no se cuida físicamente o psicológicamente, o que son gente ruín y parece como que los demás los dejan ir como si de algo normal se tratara, pero sin embargo a mi, se me censura por llegar tarde. Soy un chico educado, con modales y respeto y muchas otras cualidades, y me molesta que por el simple hecho de llegar “x” tiempo después de lo acordado la gente me meta en problemas. Quizás, por ser a mi mismo al que le ocurre lo veo de esta manera. Si fuese alguien que nunca llega tarde a los sitios lo vería de manera contraria, quién sabe.

Con todo esto, lo que quiero decir es que, como bien dicen, las apariencias engañan y no hay que tener tan en cuenta la puntualidad, ya que hay muchísimos otros defectos que de verdad influyen negativamente en el nivel de vida propio o ajeno, pero no la impuntualidad. Cada uno es como es. Por ejemplo, la gente no suele censurar a alguien por ser simplemente “feo”, algo relativo desde mi punto de vista, sino que a pesar de ello se comportan igual ya que él no habrá tenido la culpa de haber sido así. Pues lo mismo deberían pensar conmigo: ha nacido así, impuntual, y no por ello lo vamos a censurar, ya que tiene otras muchas cualidades y esto carece de importancia. Supongo que al ocurrir tantas veces también se vuelve algo molesto, pero aún así defiendo mi idea. Ésta es mi forma de ser y no me arrepiento de cómo soy, y asumo las consecuencias tanto de mis cualidades como de mis defectos. Al fin y al cabo, no dejamos de ser animales envueltos en todo este “mundo” que nosotros hemos inventado, en el cual nada de la mayoría de cosas a las que le damos importancia, la tienen.

Alberto Udina Silvestre