LA TERTÚLIA DEL QUART PIS

Ara que aquesta etapa acaba, puc afirmar amb seguretat que tot i que no tot ha estat bo, m’he sabut afrontar als obstacles que se m’han presentat i he pogut gaudir dels bons moments. He tingut la oportunitat de conèixer-me a mi mateixa durant el pas del temps i és alguna cosa que valoro moltíssim.
Però com ja he dit aquesta etapa ja s’acaba i a partir d’ara s’han de començar a pendre decisions molt importants de cara al nostre futur i aleshores es quan es presenta el dubte de: i ara què? M’espanta el fet de començar a pendre decisions, m’espanta el futur que em pugui estar esperant. Però com tot, s’ha de viure per poder esbrinar-ho.

Una vez leí una parte de un libro la cual decía que la tierra era en realidad un gran organismo vivo. Según esta, los continentes constituían cada uno de los organismos del planeta, que así mismo estaban formados por distintas civilizaciones cada uno correspondiendo al nivel pluricelular del sistema. Estas civilizaciones estarían formadas por una serie de países, de manera que cada uno formaría un órgano específico.  A su vez las ciudades se relacionarían con los tejidos y los barrios de cada ciudad con las colonias.

A partir de este momento tendríamos que pasar a hablar de cuál es el nivel que nosotros, los humanos, formamos. Y la verdad es que no se trata de ninguna sorpresa, es más, es uno de los tópicos de los cuales se ha hablado más, ya que es un buen recurso para justificar nuestra función en el mundo. Nosotros estamos en el nivel celular (como no). La verdad, es que es fácil encontrar esta similitud. Puede que al genio al que se le ocurriese esta idea se merezca algún tipo de alabanza, pero tampoco tuvo que rascarse mucho la cabeza para que se le ocurriera, tan solo dijo en voz alta algo que de seguro ya había pasado por la cabeza de muchos, pero que nadie se había preocupado en decir.

Para mí, este es solo un recurso para hacernos sentir más pequeños e insignificantes. No es algo que me guste especialmente.

L’altre dia estava mirant vídeos a Youtube de concerts de Metallica, i de cop i volta em vaig trobar amb un vídeo en el que es queixaven d’aquesta classe de música, describint-la com a “només soroll”. Vaig pensar: Com què “només soroll”?

En primer lloc, jo ni tan sols definiria el heavy metal com a una classe de música, el definiria com un estil de vida. Molta gent em pregunta què li trobo a una cançó d’Iron Maiden o d’AC DC, i no sé per on començar. Per a mi, el heavy metal té una forma de transmetre sensacions inigualable. Si la cançó que escolto vol transmetre ràbia, ho aconsegueix a la perfecció; si vol crear un sentiment eufòric, també ho aconsegueix. Aquesta manera de transmetre sensacions és el que fa al heavy metal únic.

Hi ha molts grups de heavy metal que són molt bons, però personalment, hi ha un grup que supera a tota la resta pel que fa a la seva manera de tocar, és un grup que (torno a remarcar, personalment) sap transmetre sentiments millor que molts poetes o pintors. Aquest grup és Metallica. Porto escoltant Metallica des de que tenia tres anys, i mai m’ha cansat. Una de les característiques que m’agrada més d’aquest grup és que les cançons son molt bones en general, però sempre hi ha un troç de la cançó que és brutal. No parlo dels solos de les guitarres o del cantant, parlo de trossos que de vegades duren tres minuts i de vegades duren cinc segons, i que són impressionants. Són fragments que em fan sentir capaç de qualsevol cosa, i potser és una petita variació del bateria o una frase de la guitarra, però la eufòria que m’origina és molt gran.

El món del heavy metal no es limita a l’escena de quatre vells fent saltirons, cridant i tocant la guitarra a dalt d’un escenari; és molt més profund que tot això. Molta gent no ho entèn i mai ho entendrà, però la única manera d’entendre aquest estil de vida és escoltant-lo.

En el transcurso de la historia de la humanidad muchas historias han sido contadas sobre los tiburones como asesinos marinos, pero realmente ¿asesinan o siguen su cadena alimentaria?

Los ataques de tiburones son de lo más frecuentes hoy en día, con unas 100 muertes de humanos al año. Los tiburones son de los animales más temidos del mundo por sus graves heridas que causan a sus víctimas y la velocidad a la cual pueden atacar a sus presas, eso causa terror a las personas y el hecho de sentir una amenaza hacia su propia especie crea el seguido de assesinato hacia los tiburones.

El biólogo marino Nathan Mickaelson, sigue a estos animales desde hace años, estudiando su comportamiento. Nathan nos comenta: “los tiburones no tienen racionalidad para saber si esta presa se ha de comer o no, lo cual hace que haya esos accidentes, ¿pero la culpa la tiene el hombre o el tiburón? Desde mi punto de vista la tienen los hombres, ya que nosotros tenemos la capacidad de pensar y de poder evitar estos problemas, si se sabe que hay zonas de alto riesgo en playas se ha de evitar bañarse o como mínimo bañarse cerca de la orilla. Todo es cuestión de pensar.”

En definitiva, un tiburón es como cualquier animal, pero se sabe que es peligroso, la aniquilación de esta especie no ayudará a solucionar el problema, sino que lo empeora, quitando el depredador más grande de la cadena alimentaria de los animales marinos y con eso creando un problema medioambiental.

Una vez me dieron una lección que nunca se me va a olvidar. La lección consiste en coger un papel, arrugarlo y una vez arrugado, intentar ponerlo lo más liso posible de nuevo. Entonces a raíz de esto relacionas el papel con la vida cotidiana y las relaciones sociales de la vida.

El papel puede significar la confianza, si alguien confía en ti y tú le fallas o le mientes, por mucho que hagas las cosas bien de ese día en adelante, la otra persona va a tener un poquito de dudas y no confiará del todo en ti, como el papel, por mucho que intentes ponerlo lo más liso posible siempre va a haber alguna arruga.

Eso también ocurre en algunas relaciones de amigos o parejas, lo mismo, a la que algo sale mal, hay discusiones constantes, se remueven los fantasmas del pasado que hemos hecho mal  y ya estamos de vuelta con el papel arrugado que jamás estará liso, ya que una relación dañada no puede volver a ser lo mismo y funcionar correctamente después de haber estado tan “arrugada”. En ese caso tendríamos que cambiar de papel e intentar no arrugarlo, es decir, conocer a nueva gente e intentar no decepcionarlos, y esperar que ellos no te decepcionen a ti.

Ella siempre miraba las estrellas antes de meterse en su cama; todas las noches, sin fallar ni una. Era una rutina imprescindible, necesaria e imposible de olvidar. Llevaba, desde que mantenía consciencia, haciéndolo y nunca dio un motivo por el cual lo hiciera, ni siquiera cuando creció. Nunca explicó  el motivo por el cual se pasara horas de sueño infantil contemplando aquellas brillantes bolas en el cielo, que tanto le asombraban. Ni siquiera respondió un infantil y típico “porque me gusta”.

Lo que sólo su madre conocía, porque la escuchaba a través de las finas paredes, era que cada día repetía el mismo deseo, aquél que jamás contaba por miedo a que ese hecho rompiera su promesa con las brillantes del cielo. Muchos días, llegó a encontrarla fuera de la cama, casi colgando por la ventana  intentando alcanzarlas. Pero por mucho que insistió a la niña, para que le confesara su deseo prohibido, esta siempre se negó, alegando que si un deseo se cuenta antes de que se cumpla  no se realizará.

La noche de su doceavo cumpleaños, una vez más, se sentó al borde de su ventana, con las piernas colgando y balanceándose. Juntó sus pequeñas manos sobre su regazo y miró a la estrella más brillante, de la más brillante constelación. Cogió aire, llenándose de valor y pidió, por la que sería su última vez:

-Por favor, estrellas, por favor… devolvedme a mi papá.

Estaba preso. Se sentía preso. A veces no podía evitar pensar en qué podría haber sido de él si no hubiese tomado las decisiones erróneas, las que, en su momento, parecieron más fáciles.
Pero no lo eran.
Ahora miraba por la pequeña rejilla de ventilación que daba al exterior, atisbando un par de pájaros haciendo un nido en un árbol a lo lejos. Pensó en la libertad, aquella que tanto había costado conseguir, y que había perdido por nada.
Algo más de luz, y nada hubiera pasado.
El pequeño cuarto parecía cada vez más oscuro con el paso del tiempo, desde su llegada ocho meses atrás. Era pequeño, de unos cuatro metros cuadrados. Habían metido una cama y un pequeño orinal de mala manera, pero, a pesar de ello, él se negaba a usarlos.
Pero era su castigo, por desobedecer la ley. Por desobedecer a Dios.
La mayoría de días se escuchaba a presos gritar, algo macabro pero a la misma vez reconfortante, pues así se repetía que no estaba solo. Sin embargo, un día dejaron de escucharse sonidos, de verse a los captivos y a sus agresores.
Él se sintió más solo que nunca, privado de dos de sus sentidos: la vista y la audición, que conformaban la vida de aquel entonces.
Algo en él brotaba. Una ilusión, una última esperanza… Algo por lo que luchar. Algo por lo que vivir.
Una luz iluminó la sala, sintiendo el preso su cuerpo quemar bajo ella. Tardó unos segundos en reconocer que la luz era él, y que ya no volvería a estar nunca más solo.
Salió al exterior sin dificultad alguna gracias a la luz y a la seguridad que había adquirido y miró al Cielo, que parecía sonreír a la luz de las estrellas. Antes de poder decir nada, recordó su nombre, mencionado por una mujer a sus espaldas que recibía el nombre de Luna:
Sol, mi amor. Es hora de convocar el siguiente Eclipse.

La jungla y todas sus entrañas habían caído en la oscuridad de la noche. No había nadie capaz de escapar a aquel laberinto natural en una noche sin luna, cuando había demasiadas estrellas como para poder fiarte de alguna. Sin embargo, ellos no tenían la intención de escapar. En algún lugar demasiado remoto como para figurar en ningún mapa, dos caminantes yacían al lado de un fuego mirando esas estrellas. Una hoguera era la manera más fácil de atraer a cualquier posible predador, pero estaban a salvo, no podía ser de otra manera en la jungla donde se habían criado.

Ella miraba los astros, apoyando la cabeza en su jersey de lana rosa, mientras acariciaba el pelaje del enorme lobo blanco estirado a su lado, decidía  cuál de esas estrellas deberían explorar. Esa mañana, cuando la luz del sol iluminaba aún la jungla, ese enorme lobo blanco había aparecido de entre la maleza, y los había mirado con esos también enormes ojos azules que la habían hecho recordar el océano Sur dónde habían estado el año pasado. Y ella no había opuesto ninguna resistencia cuando el lobo los empezó a seguir por el sendero. No sabía cuándo se iba a quedar con ellos, los lobos salvajes eran muy impredecibles, pero le era fácil acostumbrarse a nuevas compañías durante sus viajes, y más  con esos ojos de agua.

Él se sentaba apoyado en su enorme mochila de viaje, mientras afinaba su guitarra. La había pintado de los colores rosa y violeta, porque ella le había dicho que eran sus favoritos, y que le recordaban a los anocheceres que pasaron en el Monte de las Brujas hacía ya demasiado tiempo. Levantó la vista sólo para encontrarse con los ojos de ella que lo miraban hacía rato. Esos ojos verdes suyos, ahora dorados por el reflejo de las llamas, le recordaban a las noches que acamparon en las Montañas rocosas, cuya localización había olvidado. Le parecía que había sido por algún sitio del Norte.

Después de tantos años de aventuras, habían decidido volver a su lugar de inicio, solo para marcharse dos días después. Y ahora, se embarcaban en un nuevo camino, dondequiera que acabase. Antes de dormirse mirando las estrellas, ella pudo ver sus ojos marrones tan oscuros, esos ojos le recordaban a casa, fueran donde fueran, esos ojos marrones siempre serían su hogar, pensó antes de caer dormida.

Hi havia una vegada una família que vivia als afores de HypePort. Aquesta població era un petit llogaret pesquer situat al nord-est de Noruega. Aquesta petita vila, celebrava una gran festa per commemorar la nit més bella de tots els temps, aquella nit en què una família va tenir una trobada màgica amb un conill. Aquest animaló els donà un favor pel qual assegurava la presència de peixos a la seva costa. Quan els habitants del poble s’assabentaren varen decidir que aquell dia marcaria un abans i un després a la seva història.

Cada any quan se celebrava la festa l’11 de gener sempre lluïa un sol radiant, els nens jugaven per la fira, els pares i mares explicaven contes de fantasia i encenien focs artificials. Dos-cents anys després un 11 de gener va succeir un fet sorprenent:  Aquest cop no fou així, bufaven grans cops de vent, sonaven trons acompanyats de llampecs. La persona més sàvia del poble esmentà que aquella família que es trobà el conill deixà per escrit en una botella què passaria en cas de sobre pescar  la costa, el conillet màgic  retiraria aquella gran ajuda.

Des de feia uns mesos aquell petit poble pesquer patia una forta crisi que els obligà a pescar més del necessari per poder sobreviure i vendre el peix en els mercats propers a la localitat. Això provocà l’incompliment de les condicions que havia posat el conillet i suposava la retirada de la presència dels peixos.

L’endemà de l’11 de gener es  van reunir els membres més importants al poble:  l’alcalde, el savi, el qual fou invitat, i el representant dels pescadors. Van decidir intentar tornar a passar per aquell camí forestal on feia dos-cents anys la família es trobà el conill.

Enviaren una família semblant. Quan es dirigien al camí forestal, un dels membres començà a reflexionar sobre el succeït. Passades dues hores fou capaç d’arribar a una conclusió, la qual va compartir amb la seva família: tots els habitants del poble havien tingut un mal comportament a l’hora de sobre pescar; la manera de fer va ser inapropiada i haurien d’haver intentat trobar una solució alternativa per superar la crisi perquè havien posat en perill l’ecosistema marí del seu entorn.

Sobtadament va aparèixer aquell conill màgic el qual havia escoltat aquella reflexió. Va decidir tornar a donar el privilegi en aquell petit poble si prometien no tornar a posar en perill aquell fràgil i sofisticat espai marí. Passat un més tots els habitants varen jurar que no tornarien a repetir aquelles accions que quasi els arruïnen del tot. I varen tenir peixos per sempre.

El cubo de Rubik es un rompecabezas inventado por Erno Rubik en 1974. Originalmente llamado “cubo mágico”, el rompecabezas fue licenciado por Rubik para ser vendido con el nombre de “Rubik’s Cube”.

Un cubo de Rubik clásico, posee seis colores en sus respectivas caras (tradicionalmente blanco, rojo, azul, naranja, verde y amarillo), con un mecanismo que permite girar cada cara 360º o más. El objetivo es, una vez mezclados los colores, volver a unirlos como en el inicio. Para realizar este objetivo, existen miles y miles de patrones, páginas web, vídeos, imágenes, y hasta dispositivos programados.

Una vez introducidos en el tema, hay que saber qué hay detrás de todo eso.

En este mundo tan extenso, siempre ha existido la competitividad para ver quién hace el cubo antes. Gracias a esto, se inició este mundo competitivo donde se realizan competiciones entre los mejores, en torneos internacionales con premios económicos. Y no sólo hay competiciones, también hay una inmensidad de variedad entre todos los cubos.

Hay cubos 3x3x3 (el clásico), 4x4x4, y hasta el más grande creado hasta la fecha: el 22x22x22. También hay gran variedad de colores, formas, modificaciones, etc.

Pero una vez te especializas en el tema, uno no puede parar de comprar más cubos de diferentes colores, formas, mejoras de algunos, ya que al acabar uno quieres otro con la dificultad aumentada para más entretenimiento… Y realmente convertirse en una adicción.