El trabajo
cristinamontoya | 31 maig 2017Los dedos se mueven rápidos por el teclado, las letras aparecen en la pantalla al compás del sonido ambiente del bar, el café se consume a la velocidad de la luz y los segundos se desordenan en el aire.
Han pasado ya dos horas desde que se sentó en esa silla y el reportaje sigue sin estar terminado. Sofía no parece contenta con ninguna de las palabras escritas. Ella quiere más, pero no sabe el qué.
Nada encaja en su mente y mucho menos en ese escrito. Maldice por lo bajo el simple hecho de tener que hacer este aburrido trabajo y se dice a sí misma que la próxima vez copiará de algún blog y se lo entregará a su profesora con su nombre y una sonrisa en el rostro.
Cuando escribe la que parece la última palabra se apresura a poner su nombre a un lado y a enviar el documento a la dirección de la maestra. Poco le importan ahora las faltas de ortografía, el corrector ha hecho un buen trabajo y ella se alegra de no tener que pensar en eso; y aún menos se preocupa por revisar las frases para que tengan un mínimo de sentido, lo que importa es la intención.