La importancia de la puntualidad
Alberto Udina Silvestre | 21 octubre 2014La puntualidad es una actitud humana considerada como la virtud de coordinarse cronológicamente para cumplir un trabajo o una obligación antes o en un momento determinado en el tiempo. En la sociedad la puntualidad está muy exigida, aunque siempre hay una aceptación de cierto retraso, pero sigue siendo importante. Hay ciertas cosas en que la puntualidad no es muy importante, apenas influye el llegar a la hora o 20 minutos más tarde, pero hay otros casos en los que es sumamente importante.
Lo cierto es que yo la puntualidad no la llevo muy bien, y no soy el único de la familia al que le ocurre. Un simple ejemplo cotidiano es el colegio. Yo suelo llegar tarde, o mejor dicho, normalmente llego tarde. Pero no solo me ocurre con la escuela. Cuando quedo con personas de manera informal, como puede ser con los amigos, ocurre lo mismo. No es que lo haga a propósito, ni mucho menos, pero ya se ha convertido en algo común en mi. Y es que siempre me preguntan la razón por la que no llego a la hora, y yo siempre respondo lo mismo: si es por la mañana, me había despertado tarde; si es por la tarde, no había calculado bien el tiempo o había mucho tráfico; y si es por la noche, me distraje charlando con mi madre después de comentarle que iba a salir. No digo que siempre mienta, pero la mayoría de las veces no es por esas causas. La verdad, no sé cuales son. Hay días que hay que poner gasolina, días que un vecino te interrumpe la marcha, días que el tiempo pasa más rápido por increíble que parezca, o incluso días que no tienes ganas de ir y te da igual llegar tarde o no. Pero siempre hay una razón por la que llego tarde, la cual yo creo, es inevitable.
En mi vida privada, esto no me ha traído problemas. Al igual que hay gente que es desagradable o desagradecida u otras personalidades que todos conocemos, yo no tengo puntualidad. Pero siempre todos me han aceptado como soy, ya que es algo que, a pesar que veces puede fastidiarle a alguien, nunca llega a ser de vida o muerte, ya que en estos casos ya ni me arriesgo. Se sale horas antes y seguro llego pronto. Pero en la escuela esto me ha conllevado problemas. Algunos profesores me juzgan por mi puntualidad, por ejemplo. Yo soy consciente de que es algo incorrecto, pero también me defiendo viéndolo de manera en que todos tenemos defectos. No sé si la razón por la que se toman tan a pecho el que llegue tarde es porque se preocupan por mi para así conseguir superarme más como persona, o porque ven que la puntualidad es algo extremadamente importante. Yo nunca le he dado importancia a cuál de esas dos razones es, porque la verdad, me da igual, pero a los profesores que me han demostrado que es porque es algo importante para ellos, me han entrado, y me siguen entrando cuando los veo, ganas de decirles todos sus defectos uno por uno para hacer que se den cuenta de que no es tan importante lo que me ocurre, a pesar de que toda la sociedad lo vea de manera opuesta a mi. Hay gente que fuma, bebe de manera excesiva, no se cuida físicamente o psicológicamente, o que son gente ruín y parece como que los demás los dejan ir como si de algo normal se tratara, pero sin embargo a mi, se me censura por llegar tarde. Soy un chico educado, con modales y respeto y muchas otras cualidades, y me molesta que por el simple hecho de llegar “x” tiempo después de lo acordado la gente me meta en problemas. Quizás, por ser a mi mismo al que le ocurre lo veo de esta manera. Si fuese alguien que nunca llega tarde a los sitios lo vería de manera contraria, quién sabe.
Con todo esto, lo que quiero decir es que, como bien dicen, las apariencias engañan y no hay que tener tan en cuenta la puntualidad, ya que hay muchísimos otros defectos que de verdad influyen negativamente en el nivel de vida propio o ajeno, pero no la impuntualidad. Cada uno es como es. Por ejemplo, la gente no suele censurar a alguien por ser simplemente “feo”, algo relativo desde mi punto de vista, sino que a pesar de ello se comportan igual ya que él no habrá tenido la culpa de haber sido así. Pues lo mismo deberían pensar conmigo: ha nacido así, impuntual, y no por ello lo vamos a censurar, ya que tiene otras muchas cualidades y esto carece de importancia. Supongo que al ocurrir tantas veces también se vuelve algo molesto, pero aún así defiendo mi idea. Ésta es mi forma de ser y no me arrepiento de cómo soy, y asumo las consecuencias tanto de mis cualidades como de mis defectos. Al fin y al cabo, no dejamos de ser animales envueltos en todo este “mundo” que nosotros hemos inventado, en el cual nada de la mayoría de cosas a las que le damos importancia, la tienen.
Alberto Udina Silvestre