LA TERTÚLIA DEL QUART PIS

Son pocas las veces que alguien se conforma con lo que tiene y que casi nunca se queja. Por mala suerte yo me incluyo en el grupo de personas que muchas veces no se conforman, lo admito. Por ejemplo, no me gusta mi habitación, quiero una casa más grande con piscina, tengo demasiada ropa y sin embargo no me pongo ni la mitad y aun así quiero comprar más, quiero más zapatos y más biquinis y un armario más grande no me iría mal, quiero a ese chico que no me hace caso y si me hace caso probablemente querré a otro, quiero medir un metro setenta, no quiero un ocho de media en la ESO sino que quiero un nueve y quiero una moto.

Ahora que lo estoy escribiendo y lo estoy pensando bien es bastante repugnante querer tantas cosas cuando en realidad no me falta nada porque tengo todo lo que necesito e incluso más. No quiero ni imaginar lo que pensarían de mi si esos niños del documental de la Pesadilla de Darwin leyeran esto, ellos que van casi siempre con la misma ropa y no tienen ni tan solo un zapato, ni habitación, ni van a la escuela  ni nada.

Suena cruel si lo comparas con gente que de verdad necesita muchas cosas. Estaría bien que solo fuese yo quien no se conformara con lo que tiene, pero me temo que hay millones más. Prácticamente  casi todos, unos más y otros menos, no somos conformistas. No estamos satisfechos porque tenemos la mala costumbre de querer lo que no tenemos y cuando lo tenemos ya no lo valoramos tanto y entonces queremos otra cosa, y así constantemente.

Silvia