Hotel Tritone
victoraguilar | 17 maig 2015Todo empezó en una clase de lengua castellana, allí Maite nos informó de que la agencia de viajes nos había cambiado el hotel. Hotel Tritone, ese era el nombre del hotel en el que nos alojaremos cinco días. Nos comentó que se encontraba en primera línea de playa y que según su opinión era un gran hotel. Al escuchar esas palabras, mi reacción fue pensar que habíamos tenido mucha suerte.
Ese mismo día, después de comer decidí buscarlo en Internet. No fue fácil, pero al final pude encontrarlo, el problema consistía en que por ese nombre había una gran cantidad de hoteles. Al entrar en la página web empecé a ver fotografías y reafirmé lo que había pensado en el momento en que Maite nos informó del cambio. En las fotografías se veían habitaciones muy amplias, con balcón, vistas a la playa y a la piscina… Decidí compararlo con el hotel en el que estuvimos en la esquiada de segundo de ESO. En primer lugar comparé las habitaciones. En Italia eran mucho más amplias o eso era lo que me parecía, después comparé otros aspectos y en la mayoría ganaba el Tritone. En la mayoría y no en todos. El Tritone carece de restaurante y para comer los clientes deben desplazarse al hotel de al lado. A nosotros no nos afectará mucho porque la comida no nos entra en el precio. Como se suele decir no es oro todo lo que reluce.
Para que se entienda a donde quiero llegar voy a hacer uso del ejemplo. Si te pregunto por el color preferido, lo más normal es que tu color no coincida con el mío. Eso justamente fue lo que sucedió el día siguiente en clase de sociales. Les pregunté a algunas compañeras de clase qué opinaban del hotel y todas me respondieron que no les gustaba. Mi reacción fue de asombro total, no entendía nada, estaba alucinado. Al cabo de un rato, después de pensar lo sucedido llegué a la conclusión de que hay tantas formas de pensar, tantos gustos diferentes que era normal. Adentrándome más en dicha cuestión, la diferencia es la grandeza del ser humano, sin ella no seríamos tal como somos actualmente.
Cuando llegue al hotel haré un texto para que todos los que han leído este escrito sepan quién tenía razón si yo o mis compañeras. Aunque resulte que estaba errado, haré de igual forma el texto, lo utilizaré también para hacer una pequeña crónica del viaje a Venecia. Con esta promesa acabo este largo texto que espero que no os haiga aburrido.
Víctor