Él
| 5 maig 2012Generalmente, sus ojos hablan por él. No hace falta que suelte largos discursos para contarte algo, un par de palabras, una mirada y una expresión es suficiente para descifrar lo que está pensando. Supongo que por eso se ha ganado fama de callado y reservado, sobre todo entre las personas que no le conocen profundamente. Yo tengo la suerte de conocerle mejor que nadie y, tengo que confesar que, después de más de una hora oyéndole charlar sobre bacterias horribles que atacan continuamente nuestra salud (algo que a él le fascina y a mí me repugna) añoras al chico callado que suele ser.
Ironías, bromas y comentarios que en boca de otro podrían sonar ofensivos, cuando los dice él resultan graciosos y divertidos. No sé si es el tono de su voz o su dominio del lenguaje, pero sería capaz de llamar inútil (no con estas palabras, claro está) al hombre más importante del mundo y éste se reiría. Es casi imposible enfadarse con él. Nunca he sabido cómo lo hace, pero resulta fascinante.
Cariñoso, sin caer en la pesadez ni en la efusividad. Educado, sin ser extremadamente cortés. Serio, pero con esa capacidad de contagiar sonrisas. Inteligente, sin parecer repelente ni creído. Pacífico, dinámico, intuitivo, paciente, entusiasta (en lo que le interesa) y con un pánico casi ridículo a hablar por teléfono. Amante del saxofón, las camisas de cuadros, la música de Eric Clapton (concretamente, Layla) y fan incondicional del misántropo Doctor Gregory House (algo que también me ha pegado a mí).
Por mucho que pasen los años y por mucho que cambiemos con ellos, sé que le tendré siempre a mi lado, como hermano y como amigo. Al fin y al cabo, es la única persona con la que puedo sentirme realmente bien estando en silencio, sin que éste parezca incómodo, o con la que puedo bromear y mantener conversaciones ridículas (como nuestra madre las llama, diálogos de besugo). No me gustaría sonar demasiado empalagosa, pero es que es verdad, él es lo mejor que tengo.
Te quiero y te querré siempre, so memo.
Ana